14/11/2025
The Economist destacó las 10 tendencias claves que marcarán el 2026
Fuente: telam
Como cada noviembre, la prestigiosa revista publica un número especial, “The World Ahead”, en el que identifica factores que transformarán la agenda global, desde la irrupción tecnológica hasta dilemas éticos y nuevas formas de competencia
>El año 2026 se perfila como un periodo de intensos cambios y desafíos globales, según el análisis de The Economist, que ha identificado 10 tendencias claves que marcarán el rumbo del mundo en los próximos meses. Desde la influencia persistente de La figura de Donald Trump continúa dominando la escena mundial. The Economist sostiene que el presidente estadounidense, con su estilo disruptivo y transaccional, seguirá siendo el principal factor de influencia mientras permanezca en la Casa Blanca.
En 2026, Estados Unidos celebrará el 250º aniversario de su independencia, un hito que, lejos de unir, acentuará la polarización interna. Republicanos y demócratas ofrecerán visiones irreconciliables sobre el pasado, presente y futuro del país, mientras los votantes se preparan para las elecciones de medio término en noviembre. Incluso si los demócratas logran avances en el Congreso, The Economist advierte que la política de Trump, basada en la presión, los aranceles y las órdenes ejecutivas, persistirá.En el ámbito internacional, la incertidumbre geopolítica se intensifica. Analistas de política exterior debaten si el mundo se encuentra ante una nueva guerra fría entre bloques liderados por Estados Unidos y China, o si, bajo la influencia de Trump, se consolidará un sistema de esferas de influencia donde cada potencia actúe a su antojo.The Economist descarta ambos escenarios y señala que el orden global basado en reglas continuará debilitándose. En su lugar, surgirán alianzas flexibles y acuerdos puntuales en áreas como defensa, comercio y clima, impulsados por intereses inmediatos más que por grandes paradigmas geopolíticos.Europa enfrenta un escenario especialmente complejo. Según The Economist, el continente debe aumentar su gasto en defensa, mantener la alianza con Estados Unidos, estimular el crecimiento económico y gestionar elevados déficits públicos, todo ello sin alimentar el auge de partidos de extrema derecha. Europa aspira a seguir liderando en comercio libre y políticas medioambientales, pero la combinación de estos objetivos resulta difícil de conciliar. Un aumento en el gasto militar podría impulsar levemente el crecimiento, aunque las restricciones fiscales limitan el margen de maniobra.
China, por su parte, se encuentra ante una paradoja. A pesar de lidiar con problemas internos como la deflación, el estancamiento del crecimiento y un exceso de capacidad industrial, la política de “Estados Unidos primero” de Trump abre nuevas oportunidades para que Pekín amplíe su influencia global.The Economist destaca que China se presenta como un socio más fiable, especialmente en el sur global, donde firma numerosos acuerdos comerciales. Además, está dispuesta a negociar con Trump en temas específicos, como la soja o los semiconductores, siempre que la relación se mantenga en el terreno transaccional y no derive en una confrontación abierta.La inteligencia artificial (IA) se consolida como uno de los grandes motores de inversión, aunque The Economist señala que el gasto masivo en infraestructuras de IA podría estar ocultando debilidades económicas en Estados Unidos.
El cambio climático presenta un panorama mixto. The Economist considera que limitar el calentamiento global a 1,5°C ya no es viable y subraya la hostilidad de Trump hacia las energías renovables.
El deporte, tradicionalmente visto como un refugio frente a la política, se convierte en 2026 en un nuevo campo de debate social. La Copa Mundial de Fútbol, organizada conjuntamente por Estados Unidos, Canadá y México, se desarrollará en un contexto de relaciones tensas entre los países anfitriones, lo que podría afectar la asistencia de los aficionados.
Por último, la salud y la ética se entrelazan con la llegada de nuevos medicamentos para adelgazar basados en GLP-1, más eficaces, económicos y disponibles en formato oral. Esto ampliará su acceso, pero también extiende el debate sobre el uso de sustancias para mejorar el rendimiento más allá del ámbito deportivo. The Economist señala que, mientras pocos compiten en los Juegos Olímpicos, cualquiera puede participar en lo que denomina los “juegos de Ozempic”.
Fuente: telam

