Jueves 18 de Abril de 2024

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Ya perdió 40 cabezas por la sequía y tendrá solo 15% de preñez: “¿Con qué vamos a producir?”

Martín Rapetti es un productor correntino y aporta su testimonio sobre los daños de la sequía interminable. Cree que tardará no menos de tres o cuatro años en recuperar lo perdido.

Las imágenes son desoladoras, muy tristes, cuesta compartirlas; pero a la vez, son el testimonio fiel que refleja la situación dramática que están atravesando productores de diversas zonas del país que sufren durísimos daños por la sequíason el modo de dimensionar cuál es la gravedad de lo que se está viviendo.

“Entiendo que los medios hagan mucho foco en los casos policiales que todos sabemos, pero estaría bueno que empiecen a mostrar nuestra situación. Esto es un desastre”, resumió Martín Rapetti, productor ganadero correntino y coordinador de la Comisión de Carnes de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

Su caso es testigo: ya perdió 40 cabezas, sobre todo vacas, pero también algunos terneros, a raíz de la falta de agua –muchos animales incluso se mueren porque, ante la sed, van a las aguadas y quedan empatanados–  y también los excesos calores, en el campo de cría que posee en Curuzú Cuatiá, al sur de Corrientes.

Como parámetro, vale mencionar que Rapetti asegura que, en años normales, como máximo suele morírsele un ejemplar en toda la campaña, por lo que el perjuicio de la falta de agua actual es evidente.

Sucede que no es solamente este año: se trata de la tercera temporada consecutiva sin lluvias suficientes, y a raíz de ello, en una zona donde la producción se hace casi exclusivamente a pasto, es muy poco el forraje disponible.

“Para graficarlo de algún modo, en los últimos tres años, con las precipitaciones acumuladas, es como que nos ha faltado un año completo”, menciona.

ESTADO CORPORAL Y PREÑEZ

En este marco, las muertes de animales son apenas la punta del iceberg de la situación productiva crítica que atraviesa el establecimiento de Rapetti.

Otro indicador es el estado corporal de los bovinos: “En escala de 1 a 5, en la que 5 es lo mejor, están de 2 para abajo”, alerta.

Bajo este panorama, “voy a festejar si logro aunque sea un 15% de preñez”, añade. Lo normal en la serie histórica que lleva Rapetti es entre 75% y 82%; el año pasado, tras el segundo año de sequía, ya bajó al 40%. En este ciclo, va a tener prácticamente todo el rodeo improductivo.

El tema clave es que los decesos son el problema actual, pero que solo 15 de cada 100 vacas produzcan terneros es un drama en la proyección a futuro de la actividad.

“Preveíamos que nos iba a castigar el clima, pero no de esta forma. ¿Con qué vamos a producir a partir de ahora?”, lamenta.

PÉRDIDAS ECONÓMICAS

En total, Rapetti en Curuzú Catiá está alimentando hoy unas 500 cabezas, en su mayoría Aberdeen Angus: unos 430 terneros y el resto vacas, vaquillas y algunos machos.

Otro efecto de la sequía fue tener que realizar un destete “súper” precoz: por el mal estado corporal de las vacas, hay terneros que los sacaron de la madre apenas con 30 kilos.

Para Rapetti, se adiciona como un problema a futuro que, con un desgaste dietario tan grande, una vaca que normalmente tiene un período productivo de entre siete y nueve años, no va a durar tanto, lo que va a obligar a una mayor reposición; es decir, un mayor gasto.

Adicionalmente, el productor afirma que por año se desprende de unas 500 cabezas: ahora, ante el avance de la sequía y la imposibilidad de alimentar a todo el plantel que tenía, ya lleva vendidas 1.200.

“Como están las cosas, la recuperación, si aunque sea empezara a llover, va a demorar entre tres y cuatro años, porque hay que poner todo el aparato productivo en funcionamiento de nuevo. Y hay que ver también cómo queda el nivel genético de los animales”, sostiene.

En paralelo, el contexto actual obliga a realizar inversiones, porque además de quedarse sin agua las represas y tajamares, los molinos están teniendo problemas para extraer agua debido a que las napas no se recuperan.

“Los pozos se nos secan, y uno tiene que ir a buscar agua más abajo, perforar y también es más inversión, en un contexto en que financiamiento tampoco hay”, enfatiza.

PRECIOS BAJOS

Como corolario, el golpe final es que, encima que tuvo descapitalizarse, Rapetti señala que tuvo que hacerlo a bajos precios, debido al estancamiento que sufrió el precio de la hacienda en 2022, que aumentó a la mitad que la inflación, producto precisamente de la gran oferta de animales que hubo, por los establecimientos que no tuvieron otra alternativa que reducir la carga.

“Hemos vendido a valores muy deprimidos, además porque los precios que paga China por la vaca también bajaron. Ese combo, más la inflación, no vamos a reponer nada; y el problema se potencia para los años siguientes. En lo financiero, ¿con qué voy a producir?”, puntualiza.

E insiste: “Esto es un desastre y encima tenemos un Gobierno preocupado por los recursos y no por la producción. Lo que han ofrecido ahora como ayuda es solo una limosna. Estimo que va a quedar mucha gente en el camino, lamentablemente”.

Infocampo

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