FOLKLORE
Raly Barrionuevo: una celebración folclórica sin tiempos
El músico y compositor Raly Barrionuevo desplegó una celebratoria velada peñera donde se dimensionó su figura de artista excepcional de la escena actual. Foto: Camila Godoy
Con 30 canciones entregadas en 135 minutos de recital, el trovador santiagueño fue capaz de dar y regalarse una encendida combinación de obra propia y canciones con más de medio siglo de historia.
El músico y compositor Raly Barrionuevo desplegó en la noche del domingo una celebratoria velada peñera donde se dimensionó su figura de artista excepcional de la escena actual, al conectar gozosamente con la multitud que colmó la Ciudad Cultural Konex desde un repertorio folclórico capaz de atravesar el tiempo.
Con 30 canciones entregadas en 135 minutos de recital, el trovador santiagueño fue capaz de dar y regalarse una encendida combinación de obra propia y canciones con más de medio siglo de historia que cantó de manera impecable secundado por un grupo de lujo.
Tomando como referencia el repertorio que urdió para su criollo, biográfico y más reciente disco “1972”, pero también excediendo esa nómina y añadiendo, además, algunas de sus creaciones, Raly se consagró como eficaz nexo sonoro entre aquella historia y el presente.
Y el público que atestó el patio del espacio sito en la zona porteña del Abasto donde cada año (salvo en 2021, debido a la pandemia) asiste a esta cita de fin de verano que propone Barrionuevo, se subió a ese viaje de celebración de una cultura musical.
El músico insistió con el concepto que rige sus días y disparó: “No se puede escuchar más esta música increíble de nuestra tierra en ningún lado”. Foto: Camila Godoy
“Bienvenides a mi concierto de música de raíz folclórica. Contento de tocar esta música con esta formación tan folclórica”, se presentó el artista a las 19.35 mientras rasgueaba la guitarra e introducía las románticas “Zamba y acuarela” (una pieza que, dijo, compuso a sus 17 años y fue el tema central de su álbum debut “El principio del final”, de 1995) y “Cuarto menguante”.
Tras un set de una decena de temas con su firma para el que se fueron sumando alternadamente quienes conforman su actual formación y a poco de iniciar el repaso por canciones añejas, el músico insistió con el concepto que rige sus días y disparó: “No se puede escuchar más esta música increíble de nuestra tierra en ningún lado”.
La queja, que puede ser compartida por cualquier escucha de radio y TV, tuvo su resarcimiento en vivo con palmas, coros y bailes que surcaron el predio y encendieron un recital que burló el ambiente pegajoso y con amenaza de más lluvias en la ciudad.
Apenas unas gotas cayeron –casi como recurso escenográfico azaroso- durante la interpretación de “Y seremos agua”, parte del segmento inicial y propio donde fue incorporando a sus músicos y también interpretó “Niña fuego de la América sagrada”, “Si acaso vuelves”, “Gato del festival”, “Circo criollo” y “La niña de los andamios”, entre más.
La presentación fue en el centro cultural Konex. Foto: Camila Godoy
Ya con banda completa (su hermano Daniel en el bombo, las guitarras de Luis Chazarreta y Leonel Guzmán y las participaciones del bandoneón de Eduardo Ramírez y de la pianista Marina Ábalos Gordillo) y el foco puesto en “1972”, se sucedieron “La nn”, “Si yo fuera río”, “La de los angelitos”, “Gato de mis pagos”, “Zamba de la añoranza” y “Calle Angosta”.
Pero más allá del cancionero registrado en el álbum y asumiendo esas melodías como parte de un todo que la audiencia atesoró con la misma intensidad y placer, hubo lugar para el lucimiento de sus guitarristas (en el gato “Carmelitano” y la polka “Gloria Fabiana”) y del bandoneón de Ramírez (en el chamamé “Kilómetro 11”) y también para un tributo a los Hermanos Ábalos.
Con la hija de Adolfo Ábalos en el piano la evocación incluyó “Nostalgias santiagueñas”, “Casas más, casas menos”, los instrumentales “Gato de Tchaikovsky” (que Raly danzó junto a su hermano Daniel en un costado del tablado) y “Chackay Manta” y “Chacarera del rancho”.
Capaz de incluir en la travesía algo de otro disco de recuerdos vívidos como había sido “Radio AM” (2009), la propuesta añadió “La atamisqueña”, “Chacarera del sufrido” y “Zamba de usted”, que convivieron armoniosamente con otras de su autoría como “El huajchito”, “Chacarera del exilio”, “Alma de rezabaile” y “Somos nosotros” con las que en apariencia se había cerrado el espectáculo.
El musico cantó de manera impecable secundado por un grupo de lujo. Foto: Camila Godoy
Pero Barrionuevo volvió solo dos veces más a escena para, guitarra en mano, regalar miradas experimentales a sus creaciones “Ey paisano”, “Chacarera de la espada” y “Niña Luna” y así sí cerrar una actuación inolvidable.
Y aunque en julio pasado había puesto en duda su decisión de seguir tocando ("Ni sé cómo volveré algún día a cantar en vivo cuando no extraño absolutamente nada. No sé cuándo volveré a los escenarios", le dijo a Télam) y en septiembre presentó “1972” con cinco shows y viene de temporada de festivales, Raly recuperó un pulso pleno y feliz que lo ubica como una voz única e imprescindible de la música popular.
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