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El coreógrafo francés Semper pone a danzar los abusos de “un capitalismo globalizador”
“Déjà vu (tinku/barroco)” es el nombre de la obra que el director, coreógrafo y bailarín francés, especialista en temas de colonialismo y racismo presentará, desde el miércoles en diferentes espacios porteños y de la ciudad de La Plata.
"Queríamos presentar estas funciones en el marco del Mes de la Diversidad porque el espectáculo encarna ciertamente la diversidad, pero también la uniformización de la diversidad, que puede ser muy peligrosa", indicó Semper a Télam.
"Por mi parte –continuó-, crecí en un pequeño pueblo del sur de Francia, en la frontera con Cataluña, y muchas especificidades culturales están desapareciendo. Las danzas catalanas, como la sardana, que es una referencia, se baila mucho menos hoy en día, es mucho menos retransmitida por la juventud".
En ese sentido, el artista sostuvo que "el proyecto de la modernidad capitalista exotiza el tradicionalismo para atraer al turismo. Lo que ocurre aquí en Argentina también ocurre allí, con otros problemas y a otra escala. La obra también expone este problema, creo, en todo caso, nos remite a esta preocupación por la noción de mestizaje y la uniformización de la diversidad", redondeó.
"Esta vez quise salir de una propuesta autorreferencial y crear un espectáculo con intérpretes de diferentes culturas y diferentes generaciones"Renaud Semper
-¿Cómo surge la idea de "Déjà vu (tinku/barroco)"?
-Conocí a Teresita Campana y Oscar Réa López, los dos intérpretes del espectáculo, por casualidad en 2018. Paradójicamente, tanto en mi vida social como en mi vida profesional, siempre me ha gustado rodearme de personas que tienen puntos de vista diferentes o incluso opuestos a los míos. Siempre me ha gustado ese desafío, es mi forma de armar comunidad, de existir en este mundo.
En aquel momento, había creado un espectáculo en Buenos Aires titulado "Décembre" (que se ofreció en la Bienal de Danza Contemporánea de Buenos Aires 2016), unipersonal de teatro físico.
Esta vez quise salir de una propuesta autorreferencial y crear un espectáculo con intérpretes de diferentes culturas y diferentes generaciones. Sabía que no quería crear una obra de carácter únicamente documental, sino que buscaba personas que pudieran apropiarse de la dramaturgia de esta futura creación y convertirse en sus verdaderos creadores y protagonistas.
Llegué a Buenos Aires en 2015 y viajé a varias regiones de Argentina en los años siguientes. Estos viajes me hicieron tomar conciencia de las complejidades identitarias que existen en este país, tensiones que también encuentro, con otras variantes, en mi país natal, Francia.
Curiosamente (probablemente también por razones íntimas y personales), siempre me han intrigado y fascinado estos desdoblamientos identitarios, la transformación, la mutación, los mecanismos que permiten afirmarse en un nuevo "yo", que permiten habitar esta extrañeza.
-¿La obra de algún modo indaga en el origen y la diversidad desde la danza?
-El espectáculo viaja a los orígenes de estas danzas, a los orígenes de los contextos históricos en los que se crearon y perpetuaron, y se puede imaginar su confrontación con los violentos procesos de colonización.
Creo que, en general, confundimos "origen" e "identidad"; cuando en realidad son dos cosas completamente diferentes, el origen es un elemento fijo, mientras que la identidad es dinámica. En este sentido, creo que la obra juega con estos dos términos.
En el proceso creativo, sugerí que los bailarines copiaran y se apropiaran de todo lo que pudieran de la danza del otro. En un momento en que el tema de la apropiación cultural es muy sensible, he querido explotar esta idea con exageración. Vemos sus diferencias, pero al final de la representación, vemos secuencias de acumulación de códigos culturales en exceso, elementos superpuestos como collages. Se convierten en un mismo cuerpo y esto abre varias reflexiones. Queríamos presentar estas funciones en el marco del Mes de la Diversidad porque el espectáculo encarna ciertamente la diversidad, pero también la uniformización de la diversidad, que puede ser muy peligrosa.
-¿Qué rol juega el tiempo en la pieza?
-Creo que siempre me ha gustado divertirme difuminando las líneas y quería que las nociones de espacio y tiempo; se difuminaran en esta creación. Quería que la música, los materiales y las danzas jugaran con el tiempo como un material plástico. Santiago Roldán, el creador de la música del espectáculo, buscó materiales sonoros del mundo musical andino y barroco y eligió el loop como herramienta para desdibujar los puntos de referencia, para no saber qué música pertenece a cada universo. También Kai Banni y Elen Bogado de Critica Bichx han trabajado en prendas que mezclan estos universos y por tanto estas temporalidades, a base de reciclaje.
A menudo, y por razones de producción, es muy difícil dar un título a un espectáculo que aún no ha sido creado, uno también trabaja con la intuición. Decidí que el espectáculo se iba a llamar "Déjà vu (tinku/barroco)" y casualmente creo que se puede sentir una sensación de Déjà vu en este espectáculo: aparecen figuras reconocibles, desaparecen paisajes, te perdés en el tiempo. En cierto modo cada espectador se apropiará de su tiempo, conectará este pasado con el presente y el futuro a su manera.
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