Un origen humilde que empezó a escribirse como canción

Jorge Milikota nació el 1° de noviembre de 1955 en San José de la Esquina, Santa Fe, un pueblo donde la tierra respira historia y donde cada casa guarda un relato. Su infancia estuvo marcada por la música que sonaba en los patios, por los silencios del campo y por esa capacidad suya —innata, precoz, casi mágica— de transformar lo cotidiano en poesía.

Ese niño, que se pasaba horas mirando cómo caía la luz sobre los alambrados, no sabía todavía que estaba empezando a escribir su propio destino artístico. Pero los grandes poetas nacen así: sin saber que ya lo son.

En su adolescencia se trasladó a Rosario, donde comenzó a formarse profesionalmente en el Conservatorio Francisco Tárrega, institución que sería determinante en su crecimiento artístico. Allí estudió guitarra con Orlando Ludueña, armonía con Julio Zemp y terminó de moldear su sensibilidad musical. El conservatorio no solo le dio técnica: le dio una forma de mirar el mundo, una manera rigurosa y apasionada de entender la música.

El vuelo del compositor: un hombre destinado a trascender

Su carrera como autor comenzó en los años ’80, y rápidamente llamó la atención de los músicos más importantes del país. No escribía para vender ni para complacer: escribía para emocionar. Había en él un modo de decir que nadie más tenía. Una mezcla perfecta de ternura, profundidad, nostalgia y belleza.

Milikota fue invitado por grandes figuras a formar parte de sus repertorios. Su nombre empezó a aparecer en festivales, programas de radio, discos, peñas y tertulias de guitarristas que reconocían en él algo inusual: tenía la verdad en la palabra. La emoción pura, sin artificios.

A lo largo de su vida compuso más de cien canciones, muchas de ellas hoy convertidas en clásicos indiscutidos del folclore argentino.

Las obras que se volvieron eternas

La producción de Milikota tiene una cualidad única: toca fibras profundas. Son canciones que atraviesan generaciones porque hablan del amor, la ausencia, la identidad y la memoria. Entre sus grandes éxitos se encuentran:

• “Jazmín de Luna”, llevada a la consagración por Los Tucu Tucu, quienes lograron que el país entero hiciera silencio para escucharla.

• “La ley y la trampa”, que en la voz de El Chaqueño Palavecino se transformó en una de las canciones más emblemáticas del folklore contemporáneo.

• “Zamba de amor en vuelo”, interpretada magistralmente por Tamara Castro, quien encontraba en sus composiciones un espejo perfecto para su sensibilidad.

• “Cenizas”, también difundida por Castro, una zamba que duele y abraza al mismo tiempo.

• “Podrás”, otro clásico inmortal del repertorio de Tamara, que permitió que nuevas generaciones descubrieran la profundidad emocional de Milikota.

• “Tajo Largo”, una obra que Horacio Guarany convirtió en un testimonio poderoso, cargado de historia y sangre criolla.

• “Salta de ayer”, interpretada por Los Nocheros, que acercaron su poesía al público joven.

• “Me duele el alma”, que tuvo interpretaciones de Sergio Galleguillo, Abel Pintos, Facundo Toro y otras voces que encontraron en la canción una herida compartida.

• “Por tu tristeza”, difundida por Lucía Ceresani, quien supo elevar la delicadeza del texto a un nivel emocional altísimo.

• “Razón de vivir en mí”, grabada por Leandro Lovato, donde la poesía se convierte en canto esperanzado.

Sus canciones fueron grabadas por una lista inmensa de artistas: Los Carabajal, Los Cantores del Alba, Los del Suquía, Los Alonsitos, Soledad Pastorutti en sus primeros espectáculos, y voces nuevas que siguen rescatando su repertorio.

Porque Milikota no escribía canciones: escribía verdades. Y las verdades siempre encuentran quién las cante.

Un poeta de mirada serena y corazón inquieto

Más allá de su obra, Jorge Milikota fue un hombre querido. Dueño de una personalidad humilde, silenciosa, respetuosa, de esas que no necesitan imponerse para ser recordadas. Sus colegas lo definían como un creador profundo y un compañero noble. Sus amigos, como un ser capaz de escuchar más de lo que hablaba.

Tenía la virtud de los grandes: sabía mirar la vida con ojos de músico. Sabía detenerse en esos detalles mínimos que para otros pasan desapercibidos y que para él eran materia viva para transformar en poesía.

Frecuentó estudios, escenarios, radios, festivales y peñas en todo el país. En ese recorrido construyó vínculos inolvidables, entre ellos con esta casa: La Folk Argentina, donde siempre fue recibido con afecto, respeto y admiración.

El día en que el silencio se hizo noticia

El 7 de diciembre de 2022, el folklore argentino se detuvo. La noticia de su fallecimiento, a los 67 años, golpeó hondo en el ambiente artístico. Fue un día en que la música se quedó quieta, como si necesitara unos segundos para entender que uno de sus grandes poetas ya no estaba.

Pero su partida física no significó un fin, sino una transformación.
Porque un autor como Milikota no muere: se convierte en canto.

Cada vez que una zamba suya suena, vuelve a nacer.
Cada vez que un cantor pronuncia su nombre, vuelve a respirar.
Cada vez que un público en silencio escucha una de sus melodías, vuelve a emocionarse.

Despedida de La Folk Argentina: el abrazo que sigue, el canto que no termina

Hoy, desde La Folk Argentina, elegimos recordarlo no con tristeza, sino con la profunda gratitud que se siente por aquellos que le dieron belleza al mundo. Jorge Milikota fue, es y será un poeta de la patria, un compositor que dejó en la música popular argentina una huella imposible de borrar.

Sus palabras siguen siendo refugio.
Sus melodías siguen siendo camino.
Su sensibilidad sigue siendo faro.

Lo despedimos como lo que fue para esta radio: un amigo de la casa, alguien que supo abrirnos su mundo artístico y su corazón, alguien cuyo legado seguirá acompañándonos mientras exista una guitarra criolla dispuesta a contar lo que sentimos.

Y así, con respeto sincero y con emoción verdadera, La Folk Argentina afirma: Los grandes poetas nunca se van, los grandes poetas se quedan viviendo en las canciones que nos hacen mejores.

Redacción | La Folk Argentina
📻 La voz del folklore en todo el país