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FESTIVAL DE COSQUIN 2016

La noche en que la Peña de los Copla volvió a Cosquín y la resistencia copó la plaza

En la octava luna se conjugaron distintas propuestas y artistas que fueron parte del espacio alternativo del folklore y del festival por muchos años. Y el Dúo Coplanacu tuvo su merecido y emotivo festejo.

Hay palabras como identidad, libertad y justicia que tienen que seguir tomando la dimensión que se merecen", decía Roberto Cantos antes de finalizar la conmovedora celebración del Dúo Coplanacu en la octava luna de este Cosquín 2016. Con esa simple frase, el compañero de Julio Paz por 30 años en los queridísimos Copla, estaba diciendo mucho.

Es que, como se preveía, esta penúltima jornada del festival fue una noche para expresar esos aires de renovación que se vienen sientiendo desde hace un tiempo en las peñas, en los patios, en los fogones. Una noche esperada por gran parte del público que disfruta de ese folklore alternativo que no tiene tanto espacio en las grandes radios y que tal vez por primera vez tenía su gran vidriera en una luna del festival.

Por todo eso, pareció razonable que la plaza no luciera un marco lleno ni muchos menos. Eso sí, en el arranque ya se notaban varias caras entre el público de gente que volvía a Cosquín después de varios años. Y ese público llegaba con ganas de estar, escuchar y también bailar. Parte de la resistencia del folklore de los últimos años, tenía su noche soñada.

A próposito de peñas, lo que se había insinuado en la pasada edición se terminó de concretar en esta. Y claro que no fue casualidad. La peña de los Copla tuvo su merecido lugar en el escenario Atahualpa Yupanqui en el festejo de los 30 años del grupo santiagueño con el presentador de siempre ("el Negro" Valdivia), la danza sobre el escenario (bailarines de piel y hueso, no ballets acartonados), músicos invitados y momentos muy emotivos.

Podríamos hacer una larga lista, pero vale mencionar las dos postales imborrales: la armónica de Franco Luciani junto a los Copla pintando una de las zambas más bellas que se hayan escrito (Agitando pañuelos) mientras Valdivia y Karina Rodríguez mecían sus cuerpos entre el resto de los bailarines. La otra, Mariana Carrizo copleando Doña Ubenza con la proyección en la pantalla del emocionante clip animado por Agustín Touriño, hijo del Rafa, aquel legendario artista plástico que deslumbraba con sus escenografías en las legendarias peñas. Todo cierra.     

Mucho para decir
Tal vez no fue acertado poner en la grilla a Coqui Ortiz después de semajante festejo. El chaqueño arrancó con mucho para decir, mientras una importante porción del público se retiraba de la plaza. Por fortuna, el músico no se amedrentó, mostró los sonidos litoraleños de este tiempo y hasta tiró algún chiste al presentar su rasguido triple. "¿Cómo es? Igual al rasguido doble, pero triple", dijo con mucha picardía.

A otro que no lo favoreció demasiado el horario fue a Ramiro González, uno de los nuevos valores que finalmente tuvo un su merecido lugar. Con cuatro canciones, el riojano pasó por todos los climas y demostró que cuando recita se puede hacer escuchar hasta las tribunas del fondo. Cantó una emotiva zamba inédita para su madre, enseñó que puede haber otras chayas para mostrar en Cosquín (atención riojanos, sí hay otras chayas) y le pidió perdón a la Pachamama por los desmontes, Monsanto y otros reclamos genuinos y cerró con el tema (Estoy donde debo estar, ya debería ser un hit) apertura de su reciente disco Peñero que según anunció ya está disponible para descarga libre en su página web.  

Rock, cultura popular
Después de Rubén Patagonia y antes de la larga Cacharpaya, se produjo el regreso de Arbolito. Una de las bandas que mejor ha sabido fusionar el rock y el folklore de un tiempo a esta parte tuvo un arranque preciso y potente con Europa, tema inspirado en un texto de Juan Gelman. Después de agitar al nutrido grupo que los esperó en la plaza, se despidieron con homenajes: A León Gieco con De igual a igualy a los Redondos con su gran versión instrumental de El pibe de los astilleros. Porque el rock hace rato que también es parte de nuestra cultura popular. 

Octava noche de Cosquín 2016. Foto gentileza Daniel Caballero.

Así arrancó
Bruno Arias, consagrado aquí en 2013, fue el encargado de abrir la jornada contagiando a todos ese espíritu carnavalero con sus potentes sayas y carnavalitos. El jujeño mostró un multitudinario show con una "big band" de vientos andinos, músicos invitados, grupos de bailes, dos artistas plásticos pintando en vivo y cuatro muñecos gigantes que se robaron todas las miradas, sobre todo de los más pequeños. Incluso, terminada su actuación, los muñecos se quedaron a un costado del escenario sacándose fotos con los curiosos.

Además de hacer mover el cuerpo, Bruno tuvo la grandeza de compatir sobre el escenario algunas de las canciones que viene cantando junto a sus autores. Así pasaron Pachamama con Pachi Herrera y la chacarera Ave de luz con Luciano Cañete, acomapañada del pedido para que "no haya más mortalidad infantil". El cierre fue junto a Los Changos del Huaico, un grupo jujeño que volvió al festival después de 42 años. Arias siempre cumple.

Octava noche de Cosquín 2016. Foto gentileza Daniel Caballero.

Córdoba también canta
Luego llegó Vivi Pozzebón, quien arremetió con el original chamamé-afro Santitos y la lograda versión de La maza, el clásicos de Silvio Rodríguez, para después seguir con la onda festiva de la mano del cuarteto Madre baile dedicado a Leonor Marzano y el clásico Cariñito. Entre baile y baile, la cordobesa de Los Surgentes también se dio un espacio para la reflexión. "Hay nosotros estamos de fiesta, pero hay mucha gente que no está tan feliz. Basta de despidos y de cierres de lugares como la Epa, una escuela de música y artes de Unquillo", dijo haciendo referencia al conflicto que se vive en la localidad de la Sierras Chicas. 

Un año después de su presentación ante el público en la Peña El Sol del Sur (cómo se extrañó en esta edición), el interesante proyecto La palabración de la tierra finalmente desembarcó en la Próspero Molina. Paola Bernal, José Luis Aguirre, Mery Murúa y Juan Iñaki se hicieron escuchar y pudieron cristalizar eso que cantan en Los pájaros de Mattalía, que los cantores y poetas vuelvan a la plaza. Parece que finalmente están volviendo.(FUENTE:La Voz del Interior:Por Andrés Fundunklian/Fotos:Gentileza Daniel Caballero

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