COSQUÍN .2017
Y una noche el “Cuchi” Leguizamón llegó a la plaza Próspero Molina de Cosquín
Se comenzó a pagar parcialmente una deuda que por mezquindad ideológica y ceguera musical mantuvo históricamente con Gustavo “Cuchi” Leguizamón, a quien nunca invitó a la plaza Próspero Molina, al ofrecer un concierto homenaje al genial pianista y compositor salteño, al cumplirse este año el centenario de su nacimiento.
El Festival de Cosquín comenzó a pagar parcialmente anoche una deuda que por mezquindad ideológica y ceguera musical mantuvo históricamente con Gustavo “Cuchi” Leguizamón, a quien nunca invitó a la plaza Próspero Molina, al ofrecer un concierto homenaje al genial pianista y compositor salteño, al cumplirse este año el centenario de su nacimiento.
Bajo idea y dirección musical de Popi Spatocco, además de una serie de cantantes notables, el homenaje contó en dos segmentos con la presencia sobre el escenario de sus hijos Moro, en piano, y Luis, en voz, que lució una remera con una inscripción en favor de los trabajadores del recuperado Hotel Bauen y que dijo al despedirse: “el Cuchi no era solo música, esto va dedicado a los obreros despedidos de Clarín a los que les hacemos el aguante desde esta plaza y con esta voz”.
Liliana Herrero, Bruno Arias, el dúo Coplanacu, Melania Pérez, Chacho Echenique, la Bruja Salguero, Lorena Astudillo, Nahuel Pennisi y Franco Luciani fueron los músicos que se alternaron sobre el escenario en el espectáculo que fue, por su significado histórico y su sentido reparador, el más importante de la quinta noche de esta 57ma edición de Cosquín.
El dispositivo que armó Spatocco, director artístico de Mercedes Sosa por años, fue el siguiente, por un lado un conjunto de piano (él mismo), contrabajo, guitarra, percusión y flauta de madera; por otro un cuarteto de cuerdas y entre ellos los cantantes que trabajaron a modo de dúo en cada una de las canciones, rotando un integrante del mismo por canción y permaneciendo sobre el escenario dos composiciones cada intérprete.
Así, el homenaje arrancó con “La Pomeña”, interpretada por Pennisi y Echenique, y siguió con “Elogio del viento” con Moro Leguizamón en piano y Echenique en voz, finalizando con Pennisi y Salguero cantando “La arenosa”, antes de que todos juntos sobre el escenario a capella interpretaran con el público “Balderrama” a modo de despedida.
Los momentos más logrados fueron la interpretación de “El Fiero Arias” por Melania Pérez y Luis Leguizamón en voz; y la “Zamba del carnaval” en fantástico dúo de Bruno Arias y la Bruja Salguero y se escucharon tremendos temas debidos a la magistral pluma del Cuchi como la “Chacarera del expediente” (Luciani-Herrero), “Maturana” (Coplanacu y Luis Leguizamón) y “Zamba del Laurel” (Herrero-Astudillo), entre otros.
“El Cuchi es una vanguardia fundamental que siempre nos espera y a la que debemos regresar a cada rato para poder pensar lo que puede ser la música argentina”, aseguró Liliana Herrero en conferencia de prensa posterior al concierto, mientras que su hijo Luis recordaba que increpaba a su padre diciéndole cómo no se enojaba de que no lo invitaran a Cosquín y que el Cuchi se reía y le contestaba: “Te equivocás, yo estoy en Cosquín todos los años, porque no hay una sola noche que alguien no cante una canción mía”.
Más allá de momentos más logrados que otros y de una estructura musical a la que de a momentos le sobró delicadeza y le faltó “mugre”, el homenaje al Cuchi resultó una clara muestra de los nuevos aires que corren en Cosquín desde hace dos años con la nueva comisión que organiza la fiesta nacional del folclore y que propone una programación abierta a las búsquedas y los desafíos antes que a las imágenes más repetitivas y cristalizadas de la canción popular.
El segundo número, y quizás el que acercó más gente a una plaza Próspero Molina que lució llena en un 75 a 80%, fue la presentación de Los Rojas, el trío de los hermanos salteños liderado por el ex Nochero, Jorge, que ofreció un repertorio que alternó chacareras, zambas y baladas románticas con aires folclóricos.
Los Rojas en trío de voces, secundados por una banda de dos guitarras, percusión, batería, bajo y violín, arrancaron con furor festivalero con dos chacareras a presión (“Que lindo es estar de vuelta” y “Marca borrada”) como para poner a la gente bien arriba, con palmas, baile y diversión, y una vez conquistado el corazón de la plaza, bajaron la intensidad con “Eterno amor” y “Una zamba en el cielo”, dedicada a la abuela de los hermanos.
La apertura había estado a manos de un número coreográfico del Gran Ballet Argentino, y luego subió al escenario Atahualpa Yupanqui el grupo cordobés La Callejera que con canciones recorrió ritmos como la copla, la cueca, la chamarrita y el paso doble junto a un grupo de bailarines, en una festejada actuación del grupo compuesto por cantor, tres guitarras, bombo, violín, bandoneón y acordeón.
Luego pasaron por la Próspero Molina el espectáculo Nombradores del Alba, que integra a Facundo Toro con Nacho Prado y Daniel Campos, que interpretan un repertorio de Los Cantores del Alba y Daniel Toro; Franco Ramírez y Leandro Lovato; además de una bella presentación de la provincia de Salta, en una noche que culminó a las cuatro de la mañana, cuando muchas de las peñas todavía ardían y les quedaban algunas horas hasta despedirse con la llegada del sol. Por Pedro Fernández Mouján:Telam
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