A las 22.15, da inició el show "Postales de un oasis que late". La fiesta más apreciada por los mendocinos ve lluz.
El teatro griego está repleto y también los cerros vecinos, incluso hay gente en los cerros aledaños que han servido para otras puestas en escena, pero que, esta vez no se ocuparán.
Con la presentación de las reinas suena una cueca para las cuyanas, con gran despliegue de bailarines, mientras se ubican las candidatas.
Ahí nomás, llega "Virgen de la Carrodilla", con un destacado tratamiento de voces líricas y cientos de artistas con luces, a modo de antorchas, jugando pasos escénicos en homenaje a la Virgen, cuya imagen se observa alta, en el escenario.
Todo el público ha encendido velas, que le fueron dejadas en sus asientos.
"Postales de un oasis que late" ya se despliega para los ojos del mundo.
El espectáculo es una serie de cuadros inspirados en doce postales, como sugiere el guion. No hay diacronía ni desarrollo cronológico en los sucesos. Prima la mostración de las potencialidades del escenario, que se luce, y la música en vivo.
La postal de los huarpes se desarrolla y, con ella, uno de los momentos más logrados de la noche, con los bailarines formando una whipala inca, para otros, la bandera de los pueblos imaginarios. El aplauso, el justo ovación, premia a los artisas en escena.
Una nueva postal nos regala un baile con orquetación clásica. Se destacan los actores "jugando" a ser músicos clásicos. Terminada la coreografía ser viene el homejane tácito al gran Nolo Tejón con su cueca "Remolinos" y gran despliegue de bailarines.
Así, van transcurriendo una a una las postales que ha propuesto Bodoc y urdido Sejanovich. Una y otra vez, aparecerá los malambos y sus apasionados y viriles protagonistas, en uno de los casos, incluso, hasta un batallón de Granaderos a Caballo será parte de la escena, para despertar patrióticos aplausos en los presentes, en homenaje al General San Martín.
Posteriormente, vendrá un explícito homenaje para el director fallecido de esta propuesta, Marcelo Rosas, que dará paso al cuadro de los inmigrantes, con banderas, herramientas de trabajo y halagos al trabajo.
"El agua en nuestra tierra siempre fue agua bendita", lee Bodoc de su propio guion. Y la música en vivio acompaña un cuadro de danza contemporánea dedicado a la agua: "Hay tantos comienzos como madrugadas", se oye. Es el agua, que también es el tiempo.
Entonces, llega un set de músicas de los '70 y luego, uno cuyano. Música casi sin guion, hits tras hits, la gente va haciendo oír sus aplausos.
Luego del momento de cuyanía, se viene un paquete de chacareras, zamba y chamamé, bien conocidos y populares, para placer de los asistentes.
Avanza la noche y, con ella, las postales. La música en vivo, la estética de las luces en concordancia con vestuarios y la puesta en escena siguen destacándose.
Un cuadro ciudadano, con tango electrónico, será invadido, cuándo no, por ooootro malambo. Y luego vendrá una canción pegadiza con aire pop y fusiones salseras, que irá presagiando el final del show... ¡Y los bailarines de malambo siguen haciendo sus malambos! Postales malambeadas que le dicen para cerrar el evento con la grandilocuencia de luces y sonidos y todos los artistas en escena para el saludo final.
Son las 23.35, es el final. Suena la Marcha de la Vendimia y la gente aplaude y los artistas se abrazan. Todo el mundo está feliz, muy feliz, y el que no lo está, pues está emocionado porque lo traicionan los recuerdos de quienes ya no están. Brindemos, entonces, en el final, por el Nolo Tejón, Mariano Cacace y Marcelo Rosas, como dándoles las gracias.
Fuente:MDZo por Ulises Naranjo
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