01/07/2025
La médica del “geriátrico del horror” de Belgrano se defendió tras la condena: “Volvería a hacer lo mismo”

Fuente: telam
En una entrevista con Infobae, la infectóloga Carla Raffo, que recibió dos años de prisión por las muertes de 10 abuelos durante el COVID-19, apuntó contra la Justicia, el gobierno de la Ciudad, el SAME y el ex funcionario que la acusó
>La médica Carla Raffo tiene otra versión de lo ocurrido la fatídica semana de abril de 2020 que derivó en la muerte de 10 abuelos que residían en el Tras el fallo dividido del Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N°12 de la Ciudad de Buenos Aires, la infectóloga habló con Infobae, mientras sus abogados, Gonzalo Allende Loza, Catalina Santoro y Ezequiel Briceño, preparan la apelación.
Sucede que la profesional asegura que actuó según los protocolos existentes en ese momento y, en cambio, apunta contra el gobierno de la Ciudad, el SAME y Sergio Federovisky, el ex secretario de Control y Monitoreo Ambiental de la Nación, cuya madre, Delia Ivanac, vivía en la residencia al momento del brote de COVID-19, aunque no murió a causa del virus.— ¿Por qué decidió, a diferencia del resto de los imputados, dar tus últimas palabras en el juicio? Para mí era importante terminar el último descargo. Creo que nadie está acostumbrado ni está preparado para pasar por eso. Fue durísimo. Están endemoniados en mí accionar y en el de los dueños (NdR: Luis Daniel Megyes y Hugo Visca -poderados-) y mis últimas palabras fueron para dar un cierre de algo que generó muchísimo dolor. Dolor a mi familia, dolor a mí y principalmente porque esto no fue un error.Estábamos en una situación de pandemia, en el inicio, donde no se sabía absolutamente nada. Donde los protocolos cambiaban todo el tiempo, donde los protocolos hechos por el Gobierno de la Ciudad que estaban focalizados en geriátricos eran impracticables.
—¿Cuáles eran sus responsabilidades en Apart Los Incas?—¿Qué sucedió cuando comenzó la pandemia?
Una semana antes de que ocurriera todo, la encargada decide que yo dejara de ir tres veces por semana y que vaya una sola vez. Yo también trabajo en un hospital público, soy jefa de un servicio de infectología, tengo una residencia a cargo y soy Directora de la carrera especialista en enfermedades infecciosas de la UBA. Conocimientos de las bajadas que venían de todas partes del mundo, tenía. Íbamos armando y cambiando los protocolos todo el tiempo, según la experiencia, se iba adecuando. En nuestro hospital, que es muy grande, pudimos dividir los cuadros respiratorios de los no respiratorios. Pero en un geriátrico, al no tener infraestructura para poder dividir la guardia, no lo podíamos hacer, pero sí adecuando el protocolo a esa estructura. Desgraciadamente, fue el primer geriátrico en el que pasó todo esto, no estando nadie preparado. Inclusive tuvimos tres personas con síntomas respiratorios, fueron a la guardia y le dieron el alta por faringitis. Todavía no se sabía que podía ser COVID-19.En ese momento, había 2246 casos en toda la Argentina y solo 400 de circulación comunitaria. Yo no podía hablar con el colega que dio las altas, por ejemplo, a Alicia, la encargada, y decirle por qué no la aisló o dejó internada. No, le dieron el alta y vino a trabajar, ella fue la que trabajó conmigo esa semana. Yo fui todos los días, excepto el martes, porque ese día mis hijos, mellizos, cumplían un año. Además, Pasaban cosas que a mí no me contaban, que algunos se sentían mal y hasta se hizo un cumpleaños. El padre de Federovisky fue todos los días de visita, cuando no podía hacerlo. Era una situación de falta total de la cual yo no tenía conocimiento. Además, me llama la secretaria y me avisa que había tres asistentes internados en el Güemes con síntomas respiratorios, que no cumplían la definición de casos sospechosos. Apenas me enteré de todo esto, activé el sistema 107 (NdR: línea dispuesta por el gobierno de la Ciudad ante situaciones de riesgo frente al COVID-19). Llamé al SAME.
—¿Por qué no llamó antes?—¿No le resultaron sospechosos los casos de laringitis?
No tuve dudas porque tenían altas médicas. Una de las pacientes que fue derivada la semana anterior por síntomas respiratorios, estuvo internada siete días y nunca la hisoparon. Y ella resultó ser uno de los positivos.Cuando el Gobierno de la Ciudad toma la decisión de hisopar a todos los pacientes, ahí salta positivo. El viernes, cuando yo activo el protocolo porque ya me parecía raro que haya tantos casos con fiebre y tres asistentes internadas, el SAME no quiere hacer la evacuación porque consideraron que no cumplía el criterio de casos sospechosos. El sábado a la mañana viene el Gobierno de la Ciudad y me informan del primer caso confirmado positivo, pero no quieren hacer la evacuación. Les dijeron a los dueños que tenían que tomar personal nuevo. ¿Quién iba a ir a trabajar a un geriátrico que no se sabía si estaba lleno de COVID, con el miedo que existía? O sea, acá la clave es por qué no derivaron el sábado a la mañana cuando vino el primer hisopado positivo. Ahí tenían que venir. Si nosotros activamos el protocolo. Yo les pedí que hagan la evacuación. No la hicieron.
-¿Y, ese viernes, el SAME, qué respondió?—Cuando el SAME se presenta, finalmente, ¿cómo fue esa derivación?
—Pero, entonces, ¿cómo se desencadenaron estas muertes?
—¿Está diciendo que las muertes no fueron por COVID?
¿Todos los pacientes fallecieron en internación, tenían hisopado para COVID positivos? Sí. ¿Y se murieron de COVID? La verdad es que no sé, porque sus enfermedades preexistentes habían sido también desatendidas por esta derivación caótica que se hizo el martes, cuando se podría haber hecho cinco días antes, de forma ordenada y coordinada por mí, que era la médica que estaba ahí en la institución. Pero no, ni siquiera me avisaron de que venía el SAME y Crescenti no me dejó entrar.
Me llama mucho la atención y quiero saber bien los fundamentos de la sentencia porque los jueces hablan con el diario del lunes. Si volvemos a ese momento, a ese día, con el conocimiento que había de las cosas, volvería a ser lo mismo, porque no tenía otra cosa para hacer. No tenía más herramientas porque el Gobierno de la Ciudad no derivó y el SAME no se llevó a los pacientes.
Me parece injusto. Es una hipocresía total. Los médicos nos estábamos poniendo en riesgo y dejando a nuestras familias para atender a los pacientes con COVID. Y ahora tener que pasar por esto me da mucho dolor y bronca. Durante el proceso, muchos colegas me avalaron y respaldaron, eso me ponía contenta, pero cómo terminó todo esto, acusándome... Sentís que no vale la pena todo el esfuerzo. Yo di todo. Los jueces (Ndr: María Julia Correa y Norberto Circo, el presidente, Juan Manuel Neumann, votó en disidencia) no tuvieron empatía ni sentido común. ¿Acusar a un médico en una pandemia? Lo que me pasó a mí le puede pasar a cualquiera. ¿Qué hubiera pasado si los médicos nos hubiéramos quedado todos en casa? Y ahora, con esta liviandad te ponen en un juicio. Hace cinco años que estoy en esto. Es insoportable. Me conforta que puedo seguir ejerciendo la medicina, que era lo que a mí me importaba. Yo estudio desde que tengo 18 años y tengo cuatro especialidades, no sé ni quiero hacer otra cosa.
Fuente: telam