05/08/2025
El tiempo, maldita daga: la nueva autoficción de Milena Busquets

Fuente: telam
La escritora catalana explora, con “La dulce existencia”, la experiencia de ver su historia llevada al cine, reflexionando sobre la memoria, la soledad y el paso del tiempo en un libro que mezcla realidad y ficción de forma única
>La obra de Milena Busquets se inscribe en la tradición contemporánea de la autoficción. A través de títulos como También esto pasará, Gema y La dulce existencia, Busquets construye una poética de la fragilidad, donde la experiencia íntima se convierte en una forma de conocimiento y resistencia frente a las convenciones narrativas dominantes.
En También esto pasará, la protagonista —llamada Blanca— narra el duelo por la muerte de su madre y la voz narradora es contradictoria, fragmentaria, el tono fluctuante, amargo y lleno de reproches. No hay verdad unívoca, sino una tensión constante entre la experiencia y su narración. Es una construcción narrativa que aparece como forma de duelo, pero también como práctica vital.El deseo, el sexo, la maternidad, el cansancio, el cuerpo que envejece: todo es dicho sin dramatismo ni falsa modestia, y al hacerlo, desestabiliza las jerarquías entre literatura y vida. Busquets, en este sentido, no pretende dar testimonio, sino abrir un espacio de resonancia. Su Blanca no es ejemplar, pero sí verosímil en su ambivalencia.Con La dulce existencia, Busquets lleva su propuesta a una nueva dimensión. Diez años después del éxito de También esto pasará, la autora asiste a la filmación de una adaptación del libro en su entrañable Cadaqués. La vivencia de esa filmación, el hecho de no haber intervenido en la adaptación -no hay control sobre esta nueva versión de su historia- interpela a la autora a tal punto que le provoca escribir de manera compulsiva una reflexión acerca no ya de su madre sino del ejercicio en sí de la memoria y la escritura.Entonces, La dulce existencia es una especie de diario o crónica mientras se filma la adaptación cinematográfica de su primer libro. La experiencia de ver su vida convertida en película la obliga a repensarse como personaje, como autora, como sujeto narrado. El yo que escribió se vuelve imagen, guion, interpretación. La escritura se convierte entonces en un ejercicio de reapropiación, como si al narrar el rodaje de la película pudiera volver a poseer lo vivido. La dulce existencia es, entonces, un documento extraordinario de esa conciencia metanarrativa. No busca fijar identidad alguna: celebra la inestabilidad del yo, su condición siempre transitoria que cambia con el cambio y fija permanencias inexplicables. Al escribir La dulce existencia reescribe También esto pasará. El libro es nuevo, y a la vez no lo es. No es necesario para su lectura haber leído el texto que lo inspira, se reescribe la historia desde la perspectiva de la mirada del otro, en este caso una directora que adapta el libro, y se reescribe la historia desde la mirada del paso del tiempo.También este nuevo libro es un libro acerca de la soledad y cómo la soledad te hace pensar en la muerte. El duelo también es el duelo por la propia muerte. Escribe este libro una autora que ha pasado ya por el duelo entendido como proceso de dolor y pasa a un duelo diferente, que es más existencial, más universal. El paso del tiempo marca el pulso de este libro, en la historia que se cuenta y en la madurez de quien lo escribe.La dulce existencia es una obra breve pero profundamente reflexiva. Su principal atractivo reside en el modo como lo cotidiano —un rodaje, recuerdos, luces y actores— se convierte en literatura viviente. Busquets construye una autobiografía fragmentada para revelar cómo la fantasía y la memoria funcionan como herramientas de supervivencia ante el dolor y el paso inexorable del tiempo.Fotos: archivo y EFE.Fuente: telam