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31/08/2025

Un gobierno sin control, una crisis de alcances desconocidos y una incógnita sobre el futuro del Triángulo de Hierro

Fuente: telam

La difusión de los audios de Spagnuolo y Karina Milei alteró a la Casa Rosada, que no logra contener la situación. La hermana del Presidente no está dispuesta a entregar a su círculo íntimo, y crece la disputa puertas adentro. Pedidos de renuncias. Intrigas por la caravana en Lomas de Zamora

>Poco más de una semana antes de que los audios de Diego Spagnuolo se filtraran a la prensa, el ex titular del la Agencia Nacional de Discapacidad visitó a Martín Menem en su despacho de la presidencia de la Cámara de Diputados. Hablaron un rato sobre los números del área y la posibilidad de aumentar los aranceles del nomenclador para las prestaciones. No hubo, según trascendió, ni un solo comentario sobre las conversaciones privadas del ex funcionario que se viralizarían días después, y que La Libertad Avanza conoció recién cuando fueron publicadas en los medios.

El Gobierno reaccionó con rapidez, al revés de la crisis por los audios del ex titular de la ANDIS, cuya respuesta fue lenta y errática. El viernes por la noche, un rato después de la filtración, el vocero Manuel Adorni sembró dudas sobre la veracidad del material, pero resaltó desde sus redes que “sería la primera vez en la historia argentina que se graba a un funcionario dentro de la Casa Rosada”. Confirmó, de esa manera, que la grabación difundida se corresponde con una reunión privada que la Secretaria General de la Presidencia mantuvo en la sede de Balcarce 50, un dato que, hasta esa publicación oficial, no había sido corroborado.

En la previa, el Gobierno había logrado blindar el veto a las jubilaciones con media docena de votos, un triunfo módico pero central para Milei y Luis Caputo que hubiera significado un golpe letal al programa fiscal y que quedó opacado por el escándalo en Discapacidad y por una sucesión de derrotas en un Congreso en el que el oficialismo perdió autoridad. El jueves se reactivó la comisión por el caso $LIBRA y se eligieron autoridades, con Maximiliano Ferraro a la cabeza. El diputado de la Coalición Cívica no descartó que se cite a Karina Milei. Meses atrás hubiera sido impensado, e incluso hubo negociaciones con el kirchnerismo que impidieron esa citación a pesar de que, otra vez, hubo contactos con un sector del peronismo para que una diputada de ese espacio no presida dicha comisión.

En la semana, el riesgo país superó la barrera de los 800 puntos. El viernes, el dólar oficial cerró en $1.360, los bonos y las acciones cayeron en la última jornada bursátil y se conocieron los datos de las compras de divisas durante el mes de julio: más de USD 3.400 millones -un 42% más que en junio- y consumos con tarjeta por USD 1.200 millones. Consultoras privadas recortaron las previsiones de crecimiento para este año, y el equipo económico se vio forzado a insistir con una suba exponencial de las tasas de interés para evitar presión sobre el tipo de cambio, con un previsible impacto negativo sobre la economía.

Una tormenta perfecta que desde la cúpula del gobierno libertario aseguran que estará despejada con el resultado del domingo 26 de octubre, pero cuyo impacto durante el proceso electoral, de casi dos meses, es aún imposible de predecir. En buena medida, porque la crisis desatada por los audios del lenguaraz Spagnuolo evidenció la fragilidad del proyecto libertario y el descontrol interno de una administración que Milei delegó en su hermana y el consultor Santiago Caputo, enredados en una disputa que volvió a poner al apellido Menem otra vez en el centro de la escena. “El Poder Ejecutivo es unipersonal, y lo ejerce el presidente. (Carlos) Menem no tenía dudas, yo me podía pelear con (Eduardo) Bauzá, pero cuando había que decidir, decidía Menem, no decidía ni Bauza ni yo”, recordó en la semana en Infobae en Vivo Alberto Kohan, un profesional de la política que en los ‘90 ocupó la Secretaría General que hoy está a cargo de la hermana presidencial.

En el seno del Gobierno se preguntan qué espera Milei para interceder. Tal vez la respuesta esté en el diseño de la administración de la gestión. La disputa interna en las entrañas del Ejecutivo volvió a reavivarse en los últimos días, y puertas adentro existen cada vez más dilemas en torno a cómo y cuándo tiene previsto laudar -si es que lo prevé- el Presidente en esa pelea que quedó bien expuesta en el cierre de listas bonaerense, que se recalentó con la ventilación de algunas licitaciones públicas relacionados con empresas del presidente de la Cámara baja, y que recrudeció inevitablemente con los audios de Spagnuolo. Milei mantiene una injerencia total sobre el programa económico, construyó un vínculo “simbiótico” -así lo define- con “Toto” Caputo, pero se desligó de buena parte de la gestión, incluso en áreas sensibles como Justicia o la SIDE, por citar solo dos ejemplos. Debe ser la primera vez, por caso, que el jefe de los servicios de inteligencia -Sergio Neiffert- no es un funcionario de plena confianza del jefe de Estado. Neiffert, un viejo operador político del Gran Buenos Aires, ni siquiera conocía al presidente cuando se lo propusieron. Hay decenas de casos similares. La SIDE es un área controlada por Caputo y sus socios. El consultor avanzó sobre ese rubro y otras áreas claves de la administración cuando Nicolás Posse abandonó el gabinete y el Presidente tuvo que instrumentar un nuevo sistema de toma de decisiones que bautizó como el ”triángulo de hierro”.

En los últimos tiempos, ese triángulo empezó a oxidarse, el sistema entró en colapso y se reavivó la interna entre Las Fuerzas del Cielo y los Menem, en particular con Eduardo, “Lule”, el colaborador más cercano e íntimo de Karina Milei que quedó salpicado por los audios del ex titular de las ANDIS que dejaron al descubierto una posible red de coimas enquistada en el seno de la ANDIS.

El viernes, en altas fuentes de Casa Rosada abundaron en que no hay ninguna posibilidad de que “Lule” Menem deje su cargo. “Armó el partido, es de absoluta confianza de Karina, no hay manera”, admitieron. Rechazaron, además, que exista material fotográfica que comprobaría una vinculación estrecha con Jonathan Kovalivker, el más audaz de los hermanos dueños de la droguería Suizo Argentina que ideó el negocio de provisión de medicamentos de alto costo con el Estado. Es más: en estas horas todavía se insinuaba con la opción de que el funcionario sea promovido, hacia fin de año, a otro cargo de mayor jerarquía. Una verdadera osadía.

El Presidente formuló esas declaraciones en la accidentada caravana de Lomas de Zamora, el miércoles, que duró apenas un puñado de minutos y cuya evacuación intentó ser explotada públicamente por la Casa Rosada. Fue un evento extraño. En la previa, desde el municipio peronista que conduce Federico Otermin se comunicaron con el sector de Sebastián Pareja para evitar cualquier tipo de disturbio. Llamó la atención que, la noche previa, dirigentes libertarios ya preveían algo inusual: “Parece que va a dar que hablar la cosa”, confiaron a este medio. Más llamativa fue la decisión de la seguridad presidencial de autorizar una caravana de esas características en un distrito peronista de la tercera sección electoral, a media tarde de un día laborable, en una de sus arterias principales, en un conurbano que hace meses exhibe una caída del consumo y un crecimiento del malhumor social. Mucho más sugerente si se compara con el impresionante operativo desplegado en torno a Karina Milei en el evento del sábado anterior, en La Matanza: varios anillos de seguridad y la imposibilidad de dejar el lugar una vez que la hermana presidencial llegara, y hasta que abandonara el mismo. ¿Por qué Casa Militar permitió una puesta en escena así, más allá del repudiable acto de vandalismo contra el jefe de Estado?

Ayer, la Secretaria General de la Presidencia debía estar en Azul y Olavarría, para apuntalar la campaña bonaerense, pero las visitas fueron suspendidas el día anterior, después de los incidentes en Corrientes, incluso antes de que se filtraran los nuevos audios con sus supuestas declaraciones.

Esa difusión instaló una variable aún más peligrosa para el gobierno que el contenido de los audios de Spagnuolo con la posible comisión de delitos, que fue intervenido durante meses en circunstancias que aún no fueron esclarecidas: la posibilidad de que a la hermana del Presidente, la funcionaria de mayor relevancia, la grabaran en su intimidad, en la oficina, como resaltó Adorni, un lugar cuyo ingreso es custodiado de manera celosa por ella, que confía en poquísimos colaboradores. “Lule” Menem es uno de ellos.

En ese contexto, el oficialismo nacional se someterá el próximo domingo a una prueba de fuego: las elecciones bonaerenses que, según los sondeos que consumen en Casa Rosada, podrían darle a Axel Kicillof un buen resultado, un aire fresco a su proyecto 2027 y un respaldo a la decisión de desdoblar el calendario provincial frente a la resistencia del kirchnerismo. En la tercera sección electoral se pronostica una derrota muy holgada para LLA. La pregunta es por cuánto. En la primera sección -el martes cierra la campaña el gobernador junto a Gabriel Katopodis, y en esas horas hará lo propio Milei en Moreno-, los números arrojan un escenario mucho más parejo. Se suponía que era dónde el Gobierno debía sacar más ventaja. “Perdemos la provincia por cinco o seis puntos”, arrojó el viernes una alta fuente libertaria.

La disputa entre Caputo y los Menem alcanzó un punto de no retorno. Tanto que hasta llegó a un club de fútbol que acaba de cerrar sus listas: el oficialismo en esa institución recibió pedidos para marginar a algunos de los integrantes del staff de Santiago Caputo. La gestión fue infructuosa.

El dilema que recorre al Gobierno es si Milei está dispuesto o no a desarmar el sistema de toma de decisiones del “triángulo de hierro”. Es decir, si está dispuesto o no a desbalancear el management de la administración que implementó cuando echó a Posse, en teoría, un amigo entrañable desde los tiempos del sector privado. Para ser más preciso: si dispondrá o no que Caputo pierda poder y le saque el control de algunas de las áreas en las que avanzó cuando el ex jefe de ministros dejó el gabinete. “Milei y Karina lo están meditando”, subrayaron. En ese caso, surge otra duda: ¿Quién o quiénes se harían cargo de esas áreas y de los vínculos que el consultor cosechó en estos tiempos? En la cúpula de LLA reconocen que no cuentan con gente con experiencia. ¿Podrían apelar a viejas figuras del PRO? Hay dirigentes con el traje listo.

En el Gobierno se madura una reorganización de la gestión en base a un supuesto éxito electoral en octubre. Si ese resultado no es lo abultado que se prevé, será un problema para Milei. Más allá de que, para el 26 de octubre, faltan todavía casi dos meses. Una eternidad en esta Argentina descontrolada.

Fuente: telam

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