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21/11/2025

Cuba, el único y último sostén de Nicolás Maduro que persigue su propia supervivencia

Fuente: telam

La penetración de La Habana en el régimen chavista se da en todos los niveles, sobre todo en las fuerzas armadas, atadas de manos y divididas para intervenir en su propio país

>“Cuba se dirige al desastre”, dice uno de los títulos principales de esta semana de El régimen conducido por Nicolás Maduro está penetrado desde hace dos décadas por Cuba. Desde tiempos de la temprana alianza entre Fidel Castro y Hugo Chávez, agentes de inteligencia, funcionarios y militares cubanos coparon todos los niveles chavistas.

Sobre todo en los últimos años, militares venezolanos idearon en soledad salidas internas para expulsar al dictador del Palacio de Miraflores. Pero cada uno de esos planes fue frustrado o ni siquiera pasó de un deseo comentado tímidamente en alguna cena íntima.

Paradójicamente, esa misma desconfianza interna -y terror- que consiguió sembrar Cuba entre los militares venezolanos es la misma que impediría que hoy la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela pueda actuar unida frente a una amenaza externa. Esa debilidad autoprovocada es conocida tanto por Maduro como por los jerarcas cubanos. Y por Estados Unidos.

Desde su llegada al poder en enero de 1959, Cuba fue sostenida principalmente por la Unión Soviética hasta su caída en 1991. Luego fue Rusia quien la apoyó aunque con diferente intensidad que en los años de Guerra Fría. La Habana sabía que el tiempo acabaría con sus estructuras si no conseguía otro socio solvente.

El advenimiento en 1999 de Chávez a Miraflores posibilitó, al fin, el sueño eterno de Castro: hacerse de los recursos venezolanos. En 2004, diez años después de su primer abrazo, fundarían la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), una respuesta al plan de Estados Unidos del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Pero antes ya Castro había explicado a Chávez cómo debería ejercer el control total del país.

Hoy, con parte del poderío naval de Estados Unidos frente a las costas venezolanas eliminando envíos narcos en el Mar Caribe y aviones sobrevolando cada vez más cerca de Caracas, el régimen de Cuba es el único aliado activo que mantiene y recomienda a Maduro mantenerse en Miraflores.

Todas las ofertas fueron descartadas por el presidente norteamericano Donald Trump. En Estados Unidos saben que no pueden confiar en las ideas acercadas por los emisarios chavistas que intentan desesperados encontrar interlocutores creíbles para sus promesas: Qatar, por intermedio de Turquía, es el más demandado por los caribeños.

Maduro está muy solo. La Rusia de Vladimir Putin, entreverada en su invasión en Ucrania, no pudo siquiera ayudar a su más cercano aliado territorial, el dictador Bashar Al-Assad, y vio cómo Siria quedaba en manos de rebeldes en pocas horas. Dio refugio al brutal déspota y su familia, eso sí.

Irán tiene suficientes problemas internos y externos: la sucesión del Ayatollah Ali Khamenei por un lado y los golpes provocados por Israel en los últimos meses generaron una conmoción interna al régimen teocrático que impide sostener a un aliado en América Latina. ¿Cómo ayudaría a Maduro militarmente si apenas sobrevivió al asedio israelí?

Eso es lo que explica la necesidad imperiosa de sus autoridades -el anciano dictador Raúl Castro, con casi nulas apariciones públicas, y el jefe de estado Miguel Díaz Canel- de mantener a Maduro al frente de Miraflores. Lo hacen por interés propio. Supervivencia. Saben que la caída del régimen de Maduro podría precipitar la propia.

Fuente: telam

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