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Cultivos de servicios: cuándo secarlos para obtener los mejores resultados
Desde la Red de Cultivos de Servicios de Aapresid resumieron resultados de los ensayos realizados. Las ventajas y desventajas de un secado temprano o tardío, y por qué el raigrás itálico y las "mezclas" se imponen como una buena opción.
Como primera medida, Piñeiro en su disertación se dedicó a analizar los “cucos” a los que les temen los productores a la hora de implementar cultivos de servicios: que consuman mucha agua e inmovilicen nutrientes.
A tal fin, con el objetivo de evaluar el efecto de distintas fechas de terminación sobre la producción de biomasa y la captación de agua, testearon secados tempranos y tardíos sobre cultivos de servicios sembrados el 1º de mayo a lo largo de 14 sitios, desde Tucumán a Tandil.
LAS FECHAS Y SUS RESULTADOS
Los resultados fueron los esperados: la fecha tardía (7 de noviembre) generó más biomasa en comparación con los secados tempranos, efectuados el 3 de octubre.
Sin embargo, en los secados tempranos, la ventana posterior más amplia (70 días) hasta el cultivo de verano, permitió recuperar más agua que la fecha tardía que, si bien acumuló más biomasa sólo tuvo un mes de recarga.
Notablemente, este patrón no fue tan claro en los sitios del norte, “donde tener cultivos de servicios más tiempo en el lote fue en detrimento de la biomasa viva; por ello, este año tendríamos que darles más tiempo en el sur, mientras que en el norte podríamos estar secando antes, apuntando a ahorrar agua”, mencionó Piñeiro.
En cuanto a esto último, destacó que en general las dos fechas de secado terminaron con una cantidad similar de agua que el barbecho químico de 224 días.
Y si bien “barbechitos” de 40 días permitieron recuperar adecuadamente agua en el perfil en la mayoría de los casos, la ventana de 70 a 80 días aseguró la recarga en todos los sitios.
“Entre 40 y 80 días es el rango que tenemos que empezar a ajustar para cada zona, año y lote”, aseguró.
EL RAIGRÁS ITÁLICO
Por otra parte, entre los estudios realizados, uno fue la inclusión de Raigrás itálico de ciclo largo, con la finalidad de generar buena biomasa con menor relación carbono/nitrógeno que otras gramíneas.
Según Piñeiro, los resultados mostraron que, si bien esta especie produjo 2000 kilogramos por hectárea menos de biomasa, tanto en fechas tempranas como tardías (2.500 y 3.700 kg, respectivamente), se ganó en calidad, porque éste se encontraba en estado vegetativo.
Es por ello que, según el especialista, se perfila como un cultivo de servicios interesante para ventanas muy largas, que lo empujan a descomponer su rastrojo con menores temperaturas.
MEZCLAS
Por otro lado, Piñeiro también presentó las conclusiones relacionadas a la mezcla de distintas proporciones de gramíneas y leguminosas: en concreto, vieron que la proporción 50/50 produce más que el promedio de los cultivos puros, más aún en fechas tardías (37%).
Y no sólo eso, sino que su calidad es óptima para darle de comer al suelo y favorecer la rápida disponibilidad de nutrientes.
En tanto, en caso de sumar una crucífera a la mezcla, observaron que se comporta mejor en fechas tempranas, ya que escalan rápidamente en productividad y por ende en competencia contra malezas.
En este marco, “si hablamos de calidad, no sólo importa la biomasa aérea sino la radical: una tonelada de raíces forma 500 kilogramos de carbono en el suelo y una cantidad equivalente de exudados, que hacen un aporte fundamental para la formación de la materia orgánica más estable del suelo, asociada a los minerales”, indicó.
Como cierre, expresó: “Los datos apuntan a que los cultivos de renta terminan produciendo más cuando se incluyen cultivos de servicios a la rotación, pero hay que estar atentos al manejo del agua, inmovilización de nutrientes y la temperatura bajo la cual descomponen su biomasa”. (Infocampo)
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