Martes 26 de Noviembre de 2024

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MUSICA

Puzzle introductorio a dúo: homenaje a Violeta Gainza

La autora recupera algunos de sus intercambios con la pedagoga recientemente fallecida para destacar el legado de la introductora de la eutonía en la Argentina.

En estos días ha fallecido la pedagoga musical Violeta Gainza y se le realizan homenajes en distintas partes del mundo.Ella fue una referente de las pedagogías musicales abiertas y su vínculo con quienes participan de este campo del arte, de la música, de lo corporal ha sido muy próspero.
 

Los eutonistas en particular le debemos a ella la introducción a la disciplina que practicamos que es la eutonia de Gerda Alexander.
 
Violeta invitó a Gerda Alexander a Argentina  en principio con el grupo de música con el que Violeta estaba vinculada y a partir de este momento la difusión de la eutonía se dio de modo natural entre músicos, profesionales de lo corporal y del arte en general.
 
He tenido una amistad importante, larga, fructífera, de intercambios mutuos de conocimiento y de afectos. Además, hemos dirigido la colección Cuerpo, arte y salud en la editorial Lumen - Humanitas en donde muchos colegas han podido escribir y publicar sus libros en disciplinas corporales muy transitadas pero poco escritas. 
 
Aquí comparto algunas líneas, páginas iniciales o finales de algunos libros que dan cuenta de nuestro importante encuentro personal y profesional.


Susana Kesselman: En mi recorrido profesional he atravesado por espacios en blanco que me asustaron a veces y otras me impulsaron a rasgarlos con líneas en varias direcciones, líneas que no sabía hacia donde me llevarían, que me permitían andar un camino incierto, pero camino al fin. Momentos de dudas, de incertidumbres, de preguntas sobre cuál era el camino adecuado. Con Violeta Gainza el libro comenzó como un juego, como una búsqueda. Teníamos un amor en común -la Eutonía- y la circunstancia de que ella hubiera estado tan cerca de su inventora, Gerda Alexander, me despertó curiosidad, me punzó, me hormigueó en los pies que ya estaban buscando nuevos recorridos.

Violeta Gainza:  Gerda Alexander, más que la creadora de un método o enfoque corporal específico, fue un ser excepcionalmente dotado para la observación, el descubrimiento y la creatividad. Difícilmente dictaba dos clases iguales; frente al alumno o al grupo, su mente y su espíritu se movilizaban con increíble rapidez y precisión a de producir la metáfora oportuna o desarrollar la propuesta que parecía hecha a medida de cada persona.

En un libro que Gerda me regaló durante los años en que estuvimos tan conectadas, el destacado psicoanalista austríaco Víctor E. Frankl  expresa: “Al lado de Freud yo sólo soy un enano, pero si un enano se trepa sobre los hombros de un gigante puede ver mucho más lejos que él”. Susana Kesselman y yo nos sentimos profundamente fieles al pensamiento y a la filosofía de Gerda Alexander, aún cuando montadas ambas sobre sus hombros, tratamos de aguzar los sentidos para avizorar algo más allá a partir de sus enseñanzas. ¿Hubiera aprobado Gerda nuestra metodológica toma de distancia respecto de la ortodoxia eutónica? Con su característica apertura intelectual, es indudable que ella nos hubiera estimulado para desarrollar nuestro proyecto. 
 

Gainza junto a Fito Pez uno de sus alumnos

 

Gainza junto a Fito Páez, uno de sus alumnos.


S. K.: Haberla tenido a Violeta Gainza cerca fue importante para la escritura de un libro de Eutonía. Fueron varios años de intercambio que tejieron una linda amistad y un ejercicio de reflexión sobre nuestros propios quehaceres. Los organizadores que disparaban la inspiración, nuestras charlas grabadas, unos cuantos casetes, unas cuantas hojas y el deseo de compartir y experimentar estaban allí. Luego el trabajo arduo y gozoso. En mi caso el desafío era escribir algo sobre “mi” eutonía respetando el pensamiento y la intención de su creadora. Es muy difícil para el eutonista que desee escribir un libro de Eutonía no hablar de “su” Eutonía. Siento una gran pasión por esta herramienta conceptual y de trabajo y esta pasión hace que desvaríe y sueñe, que interrogue y recree, que dude y deforme, que sienta que hay una Eutonía viva en mí que puja por seguir produciéndose y que algún pedacito de Gerda sigue hablando a través de mi persona. El otro desafío era una Eutonía para músicos. Yo deseaba escribir para personas que se interrogaran qué es vivir en un cuerpo sensible, en un cuerpo en estado de arte. Sin embargo, la presencia de Violeta no me dejaba olvidar al músico, al estudiante de música, cuyo cuerpo padece el requerimiento de “ser” un cuerpo de artista antes que un cuerpo en estado de arte.       

V.G.: Luego de la publicación de las "Conversaciones con Gerda Alexander" tuve oportunidad de trabajar con músicos que ejecutaban diferentes instrumentos; sin embargo, en esta obra he preferido concentrarme en el campo de mi especialidad: la técnica y la expresión musical a través del piano.

Al estudiante de música se le facilitaría considerablemente el trabajo técnico-corporal a desarrollar en su instrumento si se encontrara físicamente “en forma”; esto sería posible si practicara algún sistema o disciplina de trabajo corporal consciente que le permitiera sentir, conocer y manejar su cuerpo, al menos de manera elemental. Como en la clase de música el tiempo suele estar acotado, aquella preparación corporal básica permitiría al alumno y al profesor aprovechar con mayor plenitud el período de la lección de música, con los diferentes aprendizajes que implica, incluso la formación técnica que exige un trabajo especializado de motricidad fina. No descartamos la posibilidad de que algunos profesores de instrumento, especialmente entrenados, puedan hacerse cargo ellos mismos del entrenamiento corporal del estudiante, pero mencionamos esta modalidad que permitiría aliviar la tarea desde todo punto de vista y acortar el tiempo para arribar a los resultados esperados.

S.K.: No obstante, considero que no sólo a un músico o a un estudiante de música le resultaría de interés bucear en su alma corporal; cualquier persona se beneficiaría de la flexibilidad de tono que propone la Eutonía, también los músicos y otros artistas. Así seguí andando y descubrí un desvío y algunas huellas en un camino secundario. Los músicos, las pedagogías musicales que se apoyan en los conocimientos de las pedagogías corporales, entre las cuales se encuentra la Eutonía, conforman  redes más amplias, configuran nuevos estilos de aprender y de enseñar, nuevos modos de hacer pedagogía que abarcan a un sinnúmero de disciplinas. En el transcurso de la escritura fue tomando fuerza la  existencia de una Pedagogía de los Sentidos, de una Pedagogía Sensible, de una Pedagogía Sensorial, que serviría a cualquier artista, que se interesara en desarrollar este cuerpo en estado de arte, pero también a cualquier persona de “cuerpo afectado”, que incursionara en otras disciplinas, dado que es el desarrollo del potencial creativo el que está en juego, tanto en las posturas como en la motricidad (la motricidad, la postura, son creaciones, invenciones de la vida en el cuerpo).

V.G.:  Así como es útil y beneficioso para el estudiante recibir la influencia coordinada del profesor corporalista -que lo ayuda a cuidar integralmente de su cuerpo- y la del maestro de música -que se concentra en la aplicación de aquellos principios básicos al toque instrumental-, yo no tenía dudas acerca del beneficio que representaría para mí trabajar la aplicación específica de la Eutonía  al toque instrumental -en particular, al piano- junto a una destacada eutonista profesional. Así empezamos a trabajar con Susana Kesselman con gran interés y expectativa por parte de ambas, interés que fue ampliándose y consolidándose a través de los periódicos encuentros, la  observación de clases y la participación  personal en experiencias concretas, lo cual nos permitió a ambas cotejar e integrar nuestras respectivas experiencias con gran placer e interés. Lo que se planteara inicialmente como una forma de “garantizar” el trabajo que pensábamos ofrecer a nuestros lectores y discípulos, se transformó en una oportunidad profesional de privilegio, que nos ayudó a reforzar lo propio y sentirnos más seguras y decididas para realizar los planteamientos que aquí proponemos.

SK.: Entonces me digo que es necesario buscar una articulación entre las disciplinas, un puente. Irradiar los desarrollos de las pedagogías corporales, el rico alimento que provee la Eutonía, a pedagogías “sensibles”, pedagogías que valoran el cuerpo como fuente nutricia, pedagogías atravesadas por el Paradigma Estético, pedagogías insertadas en las modernas teorías de la incertidumbre y de la complejidad. Porque nada hay más complejo e incierto que un cuerpo. Por otra parte, los artistas, los pedagogos, cualquier persona se beneficiaría de estas nuevas corrientes que ya surcan los mares de la ciencia y de la filosofía. Por estas cuestiones he indagado en las razones de la Transdisciplina, de los fenómenos grupales, en escritos, en producciones de artistas, científicos, filósofos, maestros varios, que se han animado a nuevos interrogantes en sus disciplinas. He buscado la Transdisciplina en la Eutonía, en el trabajo con Violeta Gainza. Más una transfusión que una suma de conocimientos, para que ni ella ni yo saliéramos indemnes de la experiencia de esta escritura. Para que ni ella ni yo saliéramos las mismas.

VG.:  A medida que nos introducimos en las diferentes problemáticas, las variables parecieran crecer en proporción geométrica, mientras la posibilidad de lograr configuraciones definitivas o únicas decrece en igual medida. Nuestra propuesta técnico-práctica intenta ofrecer al lector una mirada abierta a partir de las enseñanzas vanguardistas de Gerda Alexander. Este libro no le aportará fórmulas ni indicaciones prontas para ser implementadas, aunque sí pretende brindarle estímulos, herramientas que le permitan evaluar y enriquecer su propio pensamiento y su experiencia como músico e instrumentista.

Mi contribución específica a esta obra, desde la ejecución musical y la pedagogía del piano, consistió en aportar un criterio personal de organización de los temas que nos ocupan y, al mismo tiempo, en compartir algunas experiencias y reflexiones archivadas en mis cuadernos pedagógicos que me parecieron pertinentes. Por último, dejando constancia de que cada una de las sugerencias que aquí presento surgió en un momento determinado, con un alumno o grupo determinado, delego una vez más en el lector la tarea de interpolar, experimentar y recrear libremente nuestra propuesta.

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