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Cinco imperdibles del Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires
Del sábado 2 al domingo 10 de septiembre, en la ciudad de La Plata, se llevará a cabo el primer Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires (FICPBA). Aquí un top five de películas que se exhibirán en el complejo Cinema Paradiso.
El nacimiento de un festival de cine es siempre -y más aún en estos tiempos tan complejos- algo para celebrar. En ese sentido, el Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires (FICPBA) ofrecerá entre el sábado 2 y el domingo 10 no solo una diversa y valiosa programación que excede los 200 títulos sino también una gran cantidad de actividades paralelas (clases magistrales, talleres, clínicas, presentaciones, entrevistas públicas, conciertos) que se pueden consultar en el sitio web del FICPBA
Con el complejo Cinema Paradiso (46 entre 10 y 11) y el Teatro Argentino (Av. 51 entre 9 y 10) como epicentros en la ciudad de La Plata, el FICPBA presenta una amplia oferta de notables películas argentinas como “Trenque Lauquen”, de Laura Citarella; “Clorindo Testa”, de Mariano Llinás; y “Amigas en un camino de campo”, de Santiago Loza, pero en esta guía de recomendaciones nos concentraremos en cinco títulos extranjeros (tres de ellos latinoamericanos) que se ubican entre lo más interesante visto en el circuito de festivales internacionales de los últimos meses.
Sur l'adamant
Francia, de Nicholas Phillibert
El prestigioso director de films como “La Ville Louvre” (1995), “Un animal, des animaux” (1996), “Ser y tener” / “Être et avoir” (2007), “Nénette” (2010), “La maison de la Radio” (2018) y “De chaque instant” (2022) ganó en febrero último nada menos que el Oso de Oro, máximo galardón de la Berlinale, con este documental (que va de lo individual a lo colectivo, pero también a lo institucional) rodado en plena pandemia en el Adamant, un barco anclado en pleno río Sena que sirve como refugio de día para decenas de en general veteranas y veteranos franceses golpeados por la realidad socioeconómica, pero también por los problemas de salud (el estado mental de varios de ellos es bastante border).
La mirada siempre atenta y sensible de Philibert nos permite conocer las historias de vida, sus pensamientos, sus sensaciones, sus increíbles capacidades artísticas (varios de ellos son brillantes músicos), pero también resulta un registro sobre una generación derrotada, arrasada, que bien podría ser la de los intelectuales de Mayo del '68.
Hay pensadores, cinéfilos, cantantes, dibujantes que, con mayor o menor humor y capacidad de resiliencia, encuentran en ese barco la contención (alimentaria, psicológica, formativa) necesaria como para sostenerse y seguir, aunque sea a los tumbos. “Sur l’Adamant” es nada más (y nada menos) que eso: la reivindicación de un ámbito necesario (y siempre amenazado por los recortes presupuestarios) que, aun estando en el corazón de la ciudad, es desconocido incluso para muchos parisinos. Allí se reúnen cada día los olvidados, los caídos del sistema, a los que Philibert les da voz, entidad y un poco de dignidad.
(Jueves 7/9, a las 20:45, en la Sala 4 del Cinema Paradiso)
Klondike
Ucrania, de Maryna Er Gorbach
Premiada en los festivales de Sundance y Berlín, esta película combina lo íntimo y lo político por momentos con serenidad y en otros con explosiva potencia dramática.
Ambientada en julio 2014, más precisamente cuando un vuelo de Malaysia Airlines es derribado en Donbass, la historia inspirada en hechos reales tiene como heroína a Irka (notable actuación de Oxana Cherkashyna), una mujer que atraviesa la etapa final de su embarazo y debe sobrevivir junto a su marido a la destrucción de su hogar y al estado de guerra.
Si bien transcurre ocho años atrás, la situación no parece diferir demasiado de la actual, con el conflicto bélico en la frontera entre Rusia y Ucrania manteniendo en vilo al mundo. Lejos de los vericuetos de la diplomacia internacional, se trata de un retrato intimista sobre la tragedia a escala humana en medio del caos. Un film desgarrador y a todas luces muy pertinente.
(Sábado 2/9, a las 20:30, en la Sala 2 del Cinema Paradiso).
Un varón
Colombia, de Fabián Hernández
Seleccionada hace pocos días por Colombia como su representante al Oscar a Mejor Película Internacional 2024, esta ópera prima de Hernández estrenada en el Festival de Cannes y premiada luego en Lima y Pingyao narra la historia de Carlos (Dylan Felipe Ramírez Espitia), quien vive parte del tiempo en un refugio para jóvenes en el centro de Bogotá y parte junto a su hermana mayor Nicole (Juanita Carrillo Ortiz) en la pieza de una pensión en el degradado barrio popular de San Bernardo
Estamos en plena temporada navideña y lo único que él quiere es reunirse con su madre (que aparentemente vive en un lugar muy lejano) y su hermana (que aparentemente se dedica a la prostitución en una zona densa y peligrosa) para celebrar las fiestas. La sensibilidad y la angustia de Carlos se perciben en cada plano, pero el contexto lo obliga a ocultar y censurar cualquier rasgo de ternura o dulzura e imitar en cambio las actitudes violentas y provocadoras del estereotípico macho alfa de las calles. En medio de esas contradicciones deambula un protagonista que contiene la frustración y los miedos para cumplir con los rituales de iniciación (sexual, uso de armas, etc.) que le van imponiendo.
El protagonista está muy pendiente de su corte de pelo, de usar camisetas de equipos de fútbol americano, de bailar y cantar hip hop como forma de liberación, de comunicarse por el slang callejero y, en ese sentido, Hernández lo sigue de cerca con devoción, respeto y sin juzgarlo incluso cuando su accionar pueda resultar injustificado o incluso cuestionable.
(Sábado 2/9, a las 18:45 en la Sala 4 del Cinema Paradiso)
Las vacaciones de Hilda
Uruguay-Brasil, de Agustin Banchero
“No me molesta esperar”, le dice Hilda (Carla Moscatelli) a un muchacho, mientras realiza una inspección rutinaria y burocrática a una planta cerealera en decadencia. Es que toda la vida de esta mujer solitaria, que sostiene a puro desgano y fuertes tensiones con su socio un estudio de arquitectura, parece haberse quedado en suspenso, en una cotidineidad agobiante y exasperante. Su madre enferma desde hace tiempo, la casa con filtraciones y manchas de humedad, algunos manejos no demasiado transparentes con el dinero, cierto patetismo pueblerino de un lugar como Concepción...
Lo que el guionista y director nos muestra (y sobre todo lo que nos insinúa) del universo íntimo de la protagonista es bastante agustiante y desolador. Cuando recibe la confirmación de que uno de sus hijos vendrá a visitarla algo vital se activa en ella, pero a último momento el joven cancela el viaje y... otra vez el desencanto, la depresión
Tras esa primera parte, Banchero nos remonta al pasado, a un verano de una década atrás, cuando Hilda estaba en pareja con Eduardo (el argentino Edgardo Castro), pasaba unas vacaciones en Solís con él y sus tres hijos, bailaban clásicos de los '70, hacían el amor. Pero sobrevino la infidelidad de él, y los reproches, y la violencia, y la tragedia, y los inevitables distanciamientos. De esos retazos de vida, de esos recuerdos propios de una memoria emotiva (y por lo tanto selectiva) está construida esta ópera prima misteriosa y elusiva, que solo nos muestra algunos pocos elementos para que luego seamos nosotros, los espectadores, quienes completemos las piezas faltantes.
Este juego de escondidas, de retaceos, de omisiones, puede irritar a cierto sector del público, pero también plantea dilemas, genera interrogantes y provoca complicidades. La fotografía de Lucas Cilintano que es capaz de convertir en pura poesía visual una gota de lluvia o una lágrima en la mejilla de la protagonista, y el trabajo sutil, austero y lleno de matices de Moscatelli son aspectos que sostienen el relato cuando los tiempos y los silencios se alargan. “Las vacaciones de Hilda” es una película que exige paciencia, involucramiento y compromiso. A la larga, la recompensa es muy valiosa.
(Domingo 3/9, a las 16:20, en la Sala 2 del Cinema Paradiso)
Costa Rica-México/2021, de Paz Fábrega
El embarazo adolescente es una problemática abordada de forma recurrente por el cine contemporáneo, incluido el latinoamericano. Sin embargo, la realizadora de “Agua fria de mar” y “Viaje” encuentra caminos menos transitados en “Aurora”, que se centra en las desventuras de Yuliana (Raquel Villalobos), una chica de 17 años que descubre que está encinta
El problema es no solo que el aborto es ilegal en Costa Rica sino que además la ecografía determina que ya está de cinco meses y, por lo tanto, cualquier práctica de interrupción es imposible. Quien acompaña a Yuliana a la consulta no es su madre (la chica no quiere contar la noticia en un ámbito familiar bastante hostil) sino Luisa (Rebeca Woodbridge), una arquitecta y docente cuarentona que tiene muy buena relación con los adolescentes y en especial con Yuliana. Y aquí es donde surge el aspecto más singular de “Aurora”: la relación entre una mujer que no ha tenido hijos y una joven que de alguna manera la elige como madre sustituta
Más allá de la decisión final respecto del destino del bebé por nacer (en principio se plantea la alternativa de darlo en adopción), lo que a Fábrega parece interesarle principalmente es la generosidad, la conexión emocional, la sororidad que se establece más allá de las diferencias generacionales. Las familias por elección, se sabe, muchas veces son más importantes que las de sangre y eso queda de manifiesto en esta sensible película que evita la demagogia y la manipulación.
(Martes 5/9, a las 16.45, en la Sala 4 del Cinema Paradiso).
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