Es habitante de la localidad desde hace más de 70 años. A lo largo de su vida, fue un comerciante reconocido en el distrito, con locales como: Comercio Topo Gigio; Les Caceroles; Panadería Mis Delicias; Heladería Porto Belo; Juguetería Mickey y el salón de fiestas Gardens (con más de 17 años de actividad ininterrumpida).

Fue uno de los fundadores del Club de Autos Antiguos y Motos de Tigre. Además, tenía una antigua camioneta lechera, que terminó donando al museo Cars, ubicado en Colonia, Uruguay. Este museo recrea comercios y vehículos de las décadas de 1920 y 1930, y la lechera fue destacada como una pieza única en el país, con un cartel que indica que fue donada por él y su familia.

Su pasión por el barrio es tan grande que, en diciembre de 2015, gestionó el cambio de nombre de la estación "Pacheco" a "General Pacheco", para reivindicar al fundador del distrito. Consideraba que omitir la palabra "General" era una falta de respeto a las raíces de la localidad, ya que las futuras generaciones podrían interpretar que Pacheco había sido otra persona, y no quien realmente fue. En su momento realizó distintos reclamos al ferrocarril y, finalmente, logró su objetivo: en 2018 se cambió la cartelería.

La idea de escribir un libro sobre la localidad de General Pacheco comenzó alrededor del año 2014, mediante la recopilación de planos y documentos históricos, entre otros materiales. En 2017, se inscribió en el Fondo Municipal de las Artes —un programa destinado a apoyar a artistas locales mediante la asignación de presupuestos para desarrollar proyectos culturales—. Su propuesta fue seleccionada y aprobada, lo que le permitió acceder a un subsidio económico para llevar adelante su iniciativa artística.

Ese año, la salud le jugó una mala pasada, y pasó 56 días internado en el hospital. Fue entonces cuando, junto a la historiadora Cristina Mirabelli, comenzó a escribir el libro La ciudad de General Pacheco, dedicado a recopilar la historia fundamental del barrio. En esa obra volcó años de investigación y su pasión por el lugar donde vive. Finalmente, en el año 2018 se publicó y la edición se agotó por completo, al punto de que solo quedó una copia en su poder.

Un reflejo de su amor por el barrio son las historias que cuenta en sus propias palabras: "Quiero muchísimo a General Pacheco. Es una ciudad que atesora muchísimas historias, muy progresista. Cuando llegué acá le llamaban la nueva Córdoba, y los médicos la recomendaban por su aire puro, afirmando que mejoraba cuestiones de salud. Era todo campo y sus calles eran polvorientas. Los vecinos y vecinas siempre fueron una comunidad unida, trabajaron con esfuerzo, con comisiones, con ganas de hacer progresar a la ciudad, por ejemplo poniéndose al hombro la construcción del colegio N°20".

Se nota la emoción en su voz cuando habla de su barrio y de su gente; los recuerdos parecen inundarlo. Es un hombre que claramente quiere contar una historia y que quienes viven en la localidad la conozcan.

"Estoy muy encantado de vivir acá. Agradezco a toda esa gente que tuvo empeño durante tantos años, a los longevos que ayudaron. Quiero mucho a General Pacheco; es mi patria. Mi mensaje para la juventud es que lean la historia, que conozcan su barrio y sus fundadores. Un pueblo sin memoria no tiene identidad. Lean y sigan con esta historia".

La pasión que Rodolfo Álvarez tiene por la historia de su localidad, General Pacheco, se aprecia en su mirada y en las inflexiones a veces emocionadas de su voz. Un testigo vivo de un tiempo que ya ha cambiado.