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Atahualpa Yupanqui y la música “desde la otra mano”

Cada 13 de agosto se celebra el Día Internacional de los Zurdos, y para quienes amamos el folclore, hay un nombre que brilla de inmediato: Atahualpa Yupanqui. Zurdo de nacimiento, guitarrero por destino y poeta por esencia, supo abrir caminos donde otros veían montes cerrados.
En tiempos en que la escuela y la sociedad forzaban a escribir y tocar con la derecha, Yupanqui mantuvo su zurdera como se mantiene la raíz de un algarrobo: firme, profunda, imposible de arrancar. Y esa fidelidad a sí mismo, esa forma distinta de “agarrar la vida”, se trasladó a su música. Sus acordes parecían venir de un lado menos transitado, con un pulso que no sólo salía de las cuerdas, sino del alma.
Ser zurdo, en el caso de Yupanqui, no fue una anécdota física: fue parte de su identidad artística. Su manera de tocar y componer reflejaba un pensamiento que no temía ir a contramano si eso lo acercaba a la verdad.
Esa historia de adaptación y talento se repite en el presente con músicos como el Colo Vasconcellos, integrante del grupo folclórico Ahyre. Zurdo desde la cuna, nunca tuvo una guitarra para zurdos en su infancia. Por eso, aprendió a tocar invirtiendo una guitarra para derechos: las cuerdas graves —cuarta, quinta y sexta— le quedan abajo, y las agudas —primera, segunda y tercera— arriba. Es decir, ejecuta con lógica de zurdo pero en un instrumento que no está hecho para ello. Un desafío técnico que se convirtió en su sello personal.
Algo distinto le ocurrió a Gustavo Cerati. También zurdo natural, se vio obligado a aprender directamente con técnica de derecho, adaptando su coordinación y su fuerza a una posición contraria a su naturaleza. En su caso, la adaptación fue total; en el de Vasconcellos, fue parcial pero radical, manteniendo el toque de zurdo en un instrumento de derecho.
Yupanqui, Vasconcellos y Cerati comparten esa condición de mirar el mundo “desde la otra mano”, y no están solos en la galería. En otros rincones de la música encontramos a Charly García, eterno provocador y arquitecto de melodías; Paul McCartney, que reinventó el bajo tocándolo “al revés”; Bob Dylan, voz y conciencia de generaciones; y hasta Ludwig van Beethoven, el genio que compuso sin oír, y que también miraba al mundo desde la mano izquierda.
La zurdera, más que una condición física, es símbolo de una perspectiva diferente. Tal vez por eso tantos zurdos sobresalen en el arte: porque miran, sienten y ejecutan desde un ángulo poco habitual. Y en esa diferencia hay una riqueza que se refleja en canciones, sinfonías y obras eternas.
En este Día de los Zurdos, recordar a Yupanqui —y a todos los que siguieron su camino, desde el Colo Vasconcellos hasta las leyendas universales— es recordar que ser distinto no es un obstáculo, sino una fuente de originalidad. Que la música —como la vida— se enriquece con miradas diversas. Y que, a veces, las notas más profundas nacen justamente de “la otra mano”.
Por: Carlos Lucenti – Estación Urbana 97.5
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