Lunes 25 de Noviembre de 2024

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El combo Piraña homenajea al tango y el Bahiano regresa a pura música negra con Celebremos

Desde el tango, el grupo Piraña revisa la tradición porteña de los años '30 y su poesía, mientras que el Bahiano, tras algunos años de silencio, editas su nuevo álbum "Celebremos" con una sabia recorrida por la música negra.

Una atmósfera porteña de los años '30 -que coexistió con otras- animada por la consolidación del melodismo gardeliano, la ardiente literatura de denuncia social y una visión del oficio artístico cargada de compromiso ético y estético es interpelada por el flamante grupo Piraña en su primer álbum, "Larvas (canciones para Castelnuovo), que prefiguran una verdadera novedad -musical, no mercantil- entre los títulos de 2015.

Novedad discográfica, acaso, porque se trata de la emergencia de un material alumbrado por artistas con probado y paciente recorrido en el arte sin especulación: la cantante Romina Grosso, que desde comienzos de los 2000 insinuaba nuevas formas de abordar la tradición de la canción porteña; el guitarrista y compositor Daniel Frascoli, integrante del cuarteto Cedrón y cultor de la canción criolla que, a su modo, se expresa en este proyecto con otros aires; y el escritor y periodista Pedro Fernández Mouján, enlace fundamental en un proyecto que tiene a la palabra en el centro de su trama.

Pero Piraña -que debe su nombre a un club barrial de Parque Patricios, una leyenda del fútbol amateur- también necesita del clarinete de Mauro Vignetta y el contrabajo de Pablo Ferrante para conseguir una sonoridad de épocas, ésta y aquella, delimitada en derredor de siete canciones inspiradas en siete cuentos del escritor uruguayo Elías Castelnuovo, fundador del grupo de Boedo que se proponía constituir a la clase trabajadora como el sujeto lector de sus textos (y de la historia).

En “Larvas” (1931), Castelnuovo recrea la infancia violentada de un grupo de chicos del Reformatorio de Niños Abandonados y Delincuentes de Olivera, provincia de Buenos Aires, donde el escritor fue maestro en la década del 20. Historias sencillas, ásperas, asumen la forma de canciones, maceradas por el melodismo aportado por Frascoli, y las letras -a veces fieles, a veces distantes- de los textos de Castelnuovo trabajados por Fernández Mouján. En medio de ese entretejido, dos letras de la propia Grosso, que reinventa aquí su linaje como compositora al servicio de un proyecto colectivo.

El ensamble, las letras, las historias enlazadas se suceden a partir de la centralidad vocal de Grosso en este proyecto y, en ese sentido, donde cada elemento aparece ordenado desde esa referencia rectora, el canto -vale afirmar- lleva un registro magaldiano.

El resultado general: un sonido de este tiempo, que afirma sin embargo el pensamiento libertario que subyace a aquellos escritos de los '30. Sin sobreactuación del ejercicio de la nostalgia, como se advierte en tantos grupos. Sin perder tampoco la crudeza de aquel grito del arte-denuncia.

La tradición de la canción porteña se conciliaba con el espíritu literario de Castelnuovo. “Silencio no grites, no llores no implores/el mundo es barato, saldo u ocasión/son cuatro estallidos de plomo la vida/es el arrebato el color del adiós” nos canta “Piraña” en “Caruncho”, en la apertura del disco. Un señalamiento al capitalismo despiadado que ya retumbaba en el repertorio del tango
Enrique Santos Discépolo, consagrado justamente por Carlos Gardel y asociado a algunos movimientos estéticos que luego derivaron en el grupo de Boedo, ya había enhebrado hacia el '30 una modalidad impar de la canción de denuncia social con “Yira Yira” (1929) pero, sobre todo, con “Quevachaché” (1926). Un reflejo de una crisis del capital que aparecerá también en la ranchera “¿Donde hay un mango?” (Francisco Canaro e Ivo Pelay) e incluso alcanza a contaminar otras orillas del arte con “Al mundo le falta un tornillo” (Enrique Cadícamo), ambas de 1933. Todo aquel movimiento aparece -implícito- en el gesto artístico de Piraña.
El registro en estudio de este disco inaugural (que cuenta con invitados como Juan “Tata” Cedrón, Marcelo Barberis, Miguel Praino, Federico Siciliano y Emiliano Faryna) aspira a remedar -en lo posible- la experiencia del vivo, que es lo que reclama “Larvas (canciones para Castelnuovo): la escucha atenta, integral y en tiempo real. Para eso habrá oportunidad el 5 de noviembre a las 21 en el Teatro El Popular (Chile 2080), donde “Piraña” se presentará en sociedad, ya con el disco en la mano(Fuente Telam)

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