NOTICIAS DE TANGO
El cantor Alejandro Reyna lanza “Del barro al asfalto
Reyna da el paso trascendente de su vida con un primer disco (Foto: Raúl Ferrari)
El cultor del tango que pasó de cantar con el sexteto de Virgilio Expósito a vivir en la calle, fue descubierto a partir de un video que se replicó en las redes, marcando un antes y un después en su vida cuando fue convocado para su primer disco.
Alejandro Reyna, cantor de tangos que a lo largo de 45 años en el género pasó de cantar en el sexteto de Virgilio Expósito a vivir en la calle, fue descubierto a partir de un video que se replicó en las redes, marcando un antes y un después en su vida cuando Sony Music lo convocó a grabar su primer disco, “Del barro al asfalto”, que el intérprete definió como “el corolario de muchos años de trabajo en las sombras”.
A los 60 años y en uno de los peores momentos que le tocó atravesar, el destino lo sorprendió cuando vivía en una camioneta prestada, estacionada en el barrio porteño de Mataderos, luego de haber sufrido un infarto y de ser despedido en donde trabajaba: un policía de la Ciudad de Buenos Aires lo escuchó cantar y le propuso subir un video suyo a las redes en 2019 y éste se hizo viral
A partir de ese momento, el intérprete cobró un reconocimiento inédito y nada menos que Sony Music lo convocó a firmar el primer contrato discográfico en la vida de este hombre que comenzó a cantar tango a los 16 años, y dio sus primeros pasos cantando en la orquesta de Vicente Russo junto a Jorge Falcón.
“No lo definiría a este disco como un sueño cumplido porque creo que hay una edad para soñar, que va de los 20 a los 30, o se puede extender un poquito más. Esa etapa de la vida ya nos había abandonado”, expresó Alejandro Reyna en diálogo con Télam.
“Pero a mi edad me toma de sorpresa que una compañía como Sony haya puesto los ojos en mí, lo tomo con el equilibrio de un hombre de la edad que tengo, de un largo recorrido de 45 años de andar transitando el camino del tango”, indicó.
Si bien nunca dejó de cantar, siempre tuvo trabajos paralelos para sostenerse; ahora la ruleta de la vida lo ubica en un nuevo lugar y presenta en las plataformas digitales “Del barro al asfalto”, álbum que reúne clásicos del repertorio de fines de los 40 y del 50 como “Naranjo en flor” (H. Expósito y V. Expósito), ”Cafetín de Buenos Aires” (E. Santos Discépolo y M. Mores), “Como dos extraños” (J.M. Contursi y P. Laurenz), “Bandoneón arrabalero” (P. Contursi y J.B. Deambroggio) y “María” (A. Troilo y C. Castillo).
"Lamentablemente somos conscientes que no quedamos tantos, somos una raza en extinción, pero hay unos cuantos que me han tirado un cable cuando lo he necesitado y he estado en la mala."
ALEJANDRO REYNA
Grabó este álbum acompañado por Carlos Buono en arreglos, dirección musical y bandoneón, Guillermo Ferrer en contrabajo y Miguel Pereyro en piano, y acerca de lo que representa en su vida Reyna dijo: “Fue un corolario importante, porque grabar para Sony es como para un jugador de fútbol jugar en Barcelona o en el Madrid. Es una meta que muchos artistas buscan alcanzar y no logran, a mí se me dio de una forma impensada a la edad que tengo”.
Télam ¿Hay algo de azar o de suerte en el camino del arte? En tu caso, todo cambió después de un momento duro de tu vida. ¿Lo ves así?
Alejandro Reyna: El mío es un recorrido de 45 años en el tango y la gente lo percibe, canté desde el más ínfimo bodegón, en el barrio más suburbano, hasta en un teatro con 5000 personas. Es decir, pasé de cantar para los curdas hasta cantar para gente de primera línea ya sea a nivel empresarial, político, lo que sea. Todo eso es lo que fui absorbiendo para llegar a este momento. Canté por plata, por poca plata y gratis.
El tango representa un todo, hay que entender el sentido de las letras, yo soy de analizar mucho las letras del tango. Hoy hay muchos chicos que lo memorizan como si fueran fonógrafos los tangos y nosotros tratamos de meternos dentro de lo posible en la piel de lo que quiso decir el poeta que escribió esa letra que tenemos que cantar y tratar de transmitir dentro de nuestras posibilidades a la gente.
T: ¿Ser tanguero es una forma de ser, de vivir?
AR: Si, es una forma de ser, un estilo de vida con oscilaciones. Al tanguero siempre lo caracterizó la solidaridad, la amistad por sí misma, el saber que a la mujer del otro no hay que mirarla, la idea de que nunca hay que fallar. Lamentablemente somos conscientes que no quedamos tantos, somos una raza en extinción, pero hay unos cuantos que me han tirado un cable cuando lo he necesitado y he estado en la mala.
Uno a veces lo elige y a veces no lo elige. Puedo hablar por muchos colegas que ya no viven. He llegado a pensar que los tangueros están signados por la tragedia, porque hubo grandes cantores de las décadas del 40 y 50 que han terminado mal sus días en lo económico, solos, abandonados y fui de alguna manera no solamente espectador sino partícipe necesario del auxilio de muchos de ellos, ya en su decadencia y cuando los había abandonado su integridad vocal.
T: ¿Porqué creés que este reconocimiento llega en este momento a tu vida?
AR: Creo que llega de una forma casual. Tengo un estilo que a lo mejor se fue perdiendo, yo tuve la suerte de conocer a los grandes cantores como Jorge Falcón, Jorge Valdés, Roberto Rufino, al mismo Polaco Goyeneche, a Alfredo Belusi. Tuve la suerte de gozar la amistad de ellos y de haber conformando un estilo sobre la base de los consejos que ellos me daban. En la década del 70 había maestros de repertorio que enseñaban a descifrar las letras del tango. Nos metía como en el mundo de las letras para que aprendiéramos lo que había querido decir el poeta del tango que había escrito ese tema y para después recién meternos en la melodía. Nos enseñaron a utilizar nuestro estilo propio en el decir, eran una guía que nos marcaba el camino a seguir en la forma de trabajar en una canción. Creo que un poco se ha perdido, veo gente del tango muy “apiazzollada” por todos lados; cada cual elige el camino que quiere. Yo de joven tuve un estilo que traté de ir mejorando o por lo menos de no perderlo.
T: Se escucha algo genuino en tu canto.
AR: Lo genuino parte de todas las vivencias que he tenido en una vida llena de matices. Cuando sugerí a la compañía el título del disco me lo aceptaron. “Del barro al asfalto” se llama porque mi vida ha sido eso. De repente estábamos en el barro y este contrato nos volvió al asfalto.
T: ¿Con qué criterio seleccionaste este repertorio de clásicos de los 40 y 50?
AR: Soy de cantar un repertorio clásico, cuando me junté con el director musical de la obra, Carlitos Buono, le dije que eligiera temas donde él se sintiera más cómodo para hacer los arreglos y que me pasara la lista. Entonces me tiró 30 canciones y yo seleccioné 10 con los que me siento más identificado, más cómodo en las letras, que puedan ser más sentidas y puedan llegarle más a la gente.
Por: Romina Grosso