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POLICIALES

La familia de una estudiante brasileña muerta en Colegiales pide que se investigue como homicidio

Luana Cristina Carneiro De Melo trabajaba como analista financiera en una multinacional, compartía ese departamento de cinco ambientes con la dueña, Lorena Olivieri.

Se trata del caso de Luana Cristina Carneiro De Melo (25), quien fue hallada muerta en marzo de 2018. 

La familia de una estudiante y analista financiera brasileña de 25 años que en marzo de 2018 fue hallada muerta en el departamento que alquilaba en el barrio porteño de Colegiales, reclamó que la justicia investigue el hecho como un homicidio, ya que en la causa hay un sospechoso pero sólo imputado del hurto del celular de la víctima.
Se trata del caso de Luana Cristina Carneiro De Melo (25), quien fue hallada muerta en una de las habitaciones del departamento al que se había mudado hacía una semana, ubicado en el segundo piso del edificio de la calle Superí al 1200, en dicho barrio de la zona norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

La joven, estudiante de idiomas y que trabajaba como analista financiera en una multinacional, compartía ese departamento de cinco ambientes con la dueña, Lorena Olivieri.

"El 30 de marzo era fin de semana largo, por lo que Lorena se había ido de viaje y quedó sola Luana en el departamento. Ese día se sentía mal, así que fue a visitarla una amiga y luego, a las 22.30, llamó a su madre, pero como no le respondió, se fue a dormir", aseguró a Télam Daniela, amiga de Luana.

Según el relato de la mujer, al día siguiente la madre le devolvió el llamado a Luana, pero no logró comunicarse porque el celular daba apagado, una situación extraña ya que ella siempre lo tenía prendido.

Ante esta situación, la amiga fue hasta el departamento y al no tener respuesta, llamó a la Policía y junto a los efectivos ingresó al departamento, donde hallaron a la joven tendida sobre su cama.

"La puerta estaba con llave y había una ventana abierta. Luana estaba en su cama y la casa no estaba revuelta", indicó Daniela.

Entre los faltantes se constató que estaba el teléfono celular de la joven, una notebook con la que trabajaba y dinero en efectivo.
 

"En junio de 2018 se activa el celular y recién 2020 al fiscalía rastreó el teléfono y detuvo a un hombre de nacionalidad boliviana",”

Laura, hermana de la fallecida


En tanto, el certificado de autopsia, al que tuvo acceso Télam, constató que la joven falleció de una "congestión, edema y hemorragia pulmonar", producto de un problema cardíaco del cual no tenía conocimiento.
  Según expresó su amiga, una médica forense indicó que la víctima tenía un leve signo de haber sido asfixiada mecánicamente.

"Los médicos decían que fue causa natural pero una legista dijo que encontró marcas en los labios y en el cuello, como si alguien hubiera tapado la respiración por la boca y nariz y apretó el cuello. Como tenía enfermedades cardíacas previas, la fuerza que se aplicó fue leve", explicó.
  La investigación
Lo ocurrido es investigado por el fiscal en lo Criminal y Correccional 21 Carlos, Vasser, y la jueza 63 del mismo fuero, Vanessa Peluffo, que caratularon el expediente como "muerte por causa dudosa, hurto y encubrimiento".

En un primer momento, varias personas fueron investigadas, entre ellas un joven con quien Luana compartía su anterior vivienda, que luego fue descartado como sospechosos con el avance de la pesquisa.

Por su parte, Laura, hermana de la fallecida, dijo a Télam que tres meses después del hecho, el teléfono celular de la joven volvió a activarse.

"En junio de 2018 se activa el celular y recién 2020 al fiscalía rastreó el teléfono y detuvo a un hombre de nacionalidad boliviana", relató.

En ese momento, los pesquisas constataron que este hombre era el hermano de un empleado de la dueña del departamento, que tenía llaves y acceso al mismo y al edificio.

"La dueña (por Olivieri) en su primera declaración a la Policía no dijo nada de que tenía un empleado y que éste tenía acceso a todo el edificio", dijo Laura.

A su vez, el mencionado empleado fue identificado por la Justicia como Iver Uruchi Condori, también boliviano, quien estuvo apenas un tiempo detenido pero por el hurto del celular.

"El fiscal Vasser solicitó que se amplíe la investigación sobre el sospechoso, pero la jueza rechazó dos veces el pedido, y solo lo imputó del hurto del teléfono", aclaró la hermana de Luana.

Ante la denegatoria de la magistrada, el fiscal recurrió a la Cámara de Apelaciones Nacional en lo Criminal y Correccional, cuya Sala I resolvió el pasado 25 de agosto no dar lugar a su pedido de ampliación de la indagatoria de Uruchi Condori, quien en su primera exposición se negó a declarar.

A su vez, la jueza le pidió al fiscal que se resuelva si envía a juicio al acusado que, por el delito que enfrentaría, podría ni siquiera llegar a la instancia de debate y aceptar una probation, explicó a Télam Marcos Tosato, abogado que acompaña a la familia de Luana pero que no está constituida formalmente como querellante en la causa e impulsa la acusación a través de la fiscalía.

"La jueza quiere cerrar la causa porque no acepta el pedido del fiscal. Pedimos que sea investigada como un homicidio", concluyó la hermana de la víctima.

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