>La Policía de la Ciudad detuvo en las últimas horas a un viudo negro de nacionalidad chilena que operaba en el barrio porteño de Palermo. El sospechoso se hacía llamar Richard y utilizaba una estrategia de seducción para atraer a sus víctimas, a las que conocía en bares y boliches. Una vez ganada su confianza, concretaba una cita en la que las drogaba para luego robarles. Al menos ocho personas cayeron en sus engaños y una de las denunciantes también lo acusó de violación.

A Richard lo venían rastreando desde hacía varios meses, en el marco de una investigación liderada por la División Delitos contra Grupos Vulnerables y Trata de Personas de la fuerza porteña. Según detallaron los investigadores, el modus operandi del acusado consistía en presentarse con diferentes apariencias, desde un estilo robusto y elegante hasta uno más casual y discreto. Aprovechando su acento extranjero y su carisma, lograba convencer a las personas para continuar la noche en un lugar más privado, donde cometía sus delitos. Este patrón fue detectado por las autoridades en diferentes denuncias por robo bajo la modalidad viudo negro.

Con la orden de detención en mano, los investigadores lo ubicaron y lo siguieron hasta las inmediaciones de un boliche en Gurruchaga al 1800. Así, finalmente lo atraparon. Durante el procedimiento, le incautaron un teléfono celular, una bolsa con pastillas presuntamente psicofármacas, un envoltorio con clorhidrato de cocaína, un pasaporte a su nombre y dinero en efectivo. Todos estos elementos quedaron a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°17, que conduce el juez Emir Karim Chaban, y la secretaría N°153, a cargo de Alfredo Godoy.

M. Prudente, un ex policía bonaerense de 29 años, De acuerdo a la investigación, Prudente solía presentarse bajo nombres falsos, como Martín o Juan Carlos, y afirmar ser oriundo de Mar de las Pampas. Una vez que lograba ingresar a las casas de sus víctimas, les administraba una droga conocida como burundanga en la comida, dejándolos inconscientes para luego robarles. Las redes sociales y sus tatuajes fueron clave para su identificación y captura.

El caso está siendo investigado por el Juzgado en lo Criminal y Correccional N°31, bajo la dirección del juez Luis Schlegel.