17/11/2024
Gabriela Exilart: “En todas las historias de amor, uno ama más que el otro”
Fuente: telam
La escritora referente de la literatura histórica romántica acaba de publicar “Los hijos de la cosecha”, protagonizada por un hombre. “Ellos también pueden hablar de amor y ser el centro de una novela”, afirma
>Gabriela Exilart dice que es adicta al mate. En el auto, de viaje, en su casa, la típica bebida argentina acompaña a la autora adonde vaya, Ahora, recibe a Infobae Cultura en un coqueto hotel del barrio de San Telmo, en Buenos Aires, y antes de empezar la entrevista asoma esa omnipresencia: “¿Querés que baje el mate y charlamos?”, pregunta. “Debo tener sangre verde”, dice y, sin notarlo, Exilart ya se metió en el universo de su nueva novela, Los hijos de la cosecha.
El libro pone el foco en la época del “oro verde” en Misiones, donde la fiebre por la yerba mate moldeó vidas y destinos. La novela, que se ambienta entre la prosperidad y la opresión ―y la crueldad, que interpela casi un siglo después―, tiene como telón de fondo la Masacre de Oberá, un evento trágico que expone la explotación y los abusos sufridos por los trabajadores.La trama sigue a personajes como Blaz Meyer, un hombre ambicioso que busca ascender en un mundo de poder y explotación, pero él no será igual con Inha Kotsur, una joven de carácter fuerte y apasionado. Leer al personaje de Inha es como leer sobre la personificación de la selva: húmeda, salvaje, irreverente y completamente bella, cuya vida se ve afectada por las decisiones y las tensiones de la época. Y mucho más, por el amor imposible entre ellos. “En casi todas las historias de amor hay uno que ama más que el otro”, dice Exilart y rompe con la previsibilidad de las novelas románticas contemporáneas.¿Por qué es un amor imposible? Porque la familia de Inha prohíbe ese amor, la encierra, la aleja y la obliga a casarse con otro pretendiente. Pero eso no detiene la capacidad de amar, de cuidar al otro, a pesar de la distancia. Eso se lee en la nueva novela de Exilart. Y cuando la Masacre de Oberá los atraviesa, la vida de los dos no será la misma.La autora de Secretos al alba, El vuelvo de la libélula y El susurro de las mujeres sigue, en Los hijos de la cosecha, una tendencia en los libros de las referentes de la literatura histórico-romántica: innovar. Si Viviana Rivero decidió imaginar un futuro distópico en su último libro, Los soles de Santiago, Exilart puso la atención y la narración en los personajes masculinos, que guían la narración y se preguntan por la identidad, el amor, los sentimientos y están dispuestos a amar de una manera distinta.“No todas las historias de amor terminan bien”, dice, e invita a un mate al terminar la entrevista.
―Con Los hijos de la cosecha innovás. Se trata de la historia de un varón, distinto de tus otras obras, cuyas protagonistas eran mujeres. Había una previsibilidad que con este libro cambió. ¿Por qué tomaste esta decisión?―¿Fue un desafío construir la voz de un hombre en la década del 70?
―Aunque el personaje no lo heredó directamente de la figura de su padre, él también incorpora esa dualidad de ‘ser fuerte, ser hombre, ser machista’. Sin embargo, en el fondo, es mucho más sensible y permeable a muchas cosas, y en esta novela quise explorar precisamente esa faceta. Meterme en la cabeza de un varón de esa época no era fácil. Los personajes que más movilizan esta historia son masculinos.―¿Dudaste de tomar ese camino?―¿Cómo definirías el amor en este novela?
―Además de los personajes masculinos que mueven la historia, hay mujeres fuertes: Inha. Al leer sobre ella es como encontrar una selva hecha carne
―Eso es lo que quise hacer. En las escenas de sexo, yo me imaginaba algo similar a un yaguareté, como un tigre enjaulado. Así lo veía, con una animalidad y una sensualidad muy feroz, nada pacata. Es algo que supera al personaje, que literalmente se le sale del cuerpo. Incluso su madre lo nota en los primeros capítulos, cuando dice que habría que ‘cazarla para sacárselo de encima’. Ya la veía llena de pasión, especialmente en comparación con su hermana, mucho más tranquila.―El libro tiene como centro la Masacre de Oberá, ¿por qué elegiste este episodio histórico? ¿Qué te llevó a poner el foco en este lugar geográfico?―Hablás de los inmigrantes, en un episodio de principios del siglo XX, y en el libro se lee: “Tengo la sensación de que todo el tiempo estamos a prueba. Que nosotros, los extranjeros, debemos demostrar que somos adaptables a las leyes y costumbres nacionales que podemos llegar a ser ciudadanos argentinos”. La cuestión de los extranjeros es uno de los grandes temas del siglo. ¿Qué vigencia tiene la novela sobre este tema?
―En el libro aparece la marcha en la que cientos de trabajadores tabacaleros de origen europeo marcharon a Oberá para reclamar mejores precios para sus productos, los atacaron a balazos. Contás cómo se gestó. Además, traes al libro a personajes reales, algunos tildados de comunistas. ¿Por qué contar estas luchas?
―¿Te parece una responsabilidad incluir esos elementos históricos y no dejarlo como un contexto?
―La crueldad es otra cuestión que aparece en el libro, a través de las condiciones y los castigos físicos, los insultos y el trato que recibían los trabajadores en los campos de yerba, ¿la crueldad hoy adoptó otras formas?
♦ Nació en Mar del Plata en 1970.
♦Entre sus obras están Tormentas del pasado, Pinceladas de azabache, Por la sangre derramada, Con el corazón al sur, Napalpí. Atrapada en el viento, En la arena de Gijón, Secretos al alba, El susurro de las mujeres, Pulsión y El vuelo de la libélula.
[Fotos: Diego Barbatto]
Fuente: telam