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13/02/2025

El viaje de un equipo de fútbol chileno, una tragedia aérea sobre la Cordillera de los Andes y un enigma resuelto 53 años después

Fuente: telam

En 1961, un vuelo que trasladaba a una parte del equipo de fútbol chileno Green Cross se extravió en la Cordillera de los Andes con 24 personas a bordo. La ubicación inicial resultó ser errónea y el hallazgo real llegó recién en 2015. A diez años del descubrimiento, un repaso por el caso que conmocionó al mundo del deporte

>En abril de 1961, un avión que transportaba a una parte del equipo de fútbol chileno Green Cross se estrelló en la cordillera de Linares, en el sur de Chile. A bordo viajaban 24 personas, entre ellas jugadores, cuerpo técnico y dirigentes del club, quienes regresaban a Santiago tras disputar un partido en Osorno. Durante cinco décadas, la tragedia quedó envuelta en el misterio: pese a las búsquedas, jamás se pudo encontrar el paradero exacto de la aeronave.

La incertidumbre sobre lo sucedido con la aeronave terminó en febrero de 2015, cuando dos andinistas, Leonardo Albornoz y Lower López, Pero… ¿qué pasó realmente?

Todo comenzó el 3 de abril de 1961, cuando el equipo de fútbol chileno Green Cross regresaba a Santiago después de disputar un partido en el que perdió 1-0 contra Osorno y quedó eliminado de la Copa Chile. Debido a la alta demanda de pasajes por Semana Santa, la delegación tuvo que dividirse en dos vuelos comerciales de la aerolínea LAN Chile (en aquel tiempo propiedad del estado). Algunos jugadores tomaron el primer vuelo, que hizo escala en Concepción antes de llegar a la capital. Otros, incluyendo ocho futbolistas, el entrenador y varios dirigentes del club, abordaron el DC-3 N° 210, que tenía una ruta directa con una parada en Temuco para cargar combustible.

De acuerdo con lo constatado, el plan de vuelo original establecía una altitud de 8.500 pies (2.600 metros), aunque posteriormente se autorizó un ascenso a 9.500 pies (2.900 metros). Cuando el reloj marcó las 19.35, a la altura de Los Ángeles (capital de la región del Bío Bío) el piloto Silvio Parodi solicitó descender a 9.000 pies (2.740 metros) por la formación de hielo en las alas. Ante la ausencia de un sistema de deshielo y los fuertes vientos, desde la torre de control del aeropuerto de Los Cerrillos se le indicó que cambiara de rumbo, descendiera a 2.000 metros y cruzara Curicó. Sin embargo, los controladores aéreos nunca recibieron confirmación de la maniobra.

Los expertos concluyeron que, en medio de estas condiciones adversas, la aeronave se encontró de frente con la cumbre del cerro La Gotera y, en un intento por maniobrar, el ala izquierda impactó contra la ladera, desprendiéndose junto con uno de los motores. El resto de la nave habría rodado catorce metros, monte abajo, antes de incendiarse. Finalmente, parte del avión fue localizado en la Sierra de las Ánimas, un sector al noroeste del cerro Lástimas.

La tragedia en Chile estremeció al mundo del fútbol. En la memoria popular, aún estaba latente el recuerdo del En medio de la consternación, brigadas de rescate recorrieron la zona donde se estrelló el DC-3 N° 210, pero las condiciones meteorológicas y la falta de tecnología dificultaron los operativos. Si bien se encontraron algunos restos dispersos, la ubicación exacta del accidente seguía siendo incierta.

El 11 de abril de 1961, la prensa chilena informó que los restos habían sido hallados en el cerro Lástimas, cerca de la ciudad de Linares. Sin embargo, los cuerpos de las víctimas nunca fueron recuperados. Días después, la Asociación Central de Fútbol fue sede del funeral multitudinario y simbólico. Es que, según algunas versiones, los ataúdes fueron llenados con piedras.

En febrero de 2015, la historia dio un giro inesperado: luego de tres expediciones fallidas, los alpinistas Leonardo Albornoz y Lower López encontraron los restos del Douglas DC-3 N° 201 de la aerolínea LAN a 3.200 metros de altitud, en la cordillera de Linares, a 70 kilómetros de la ubicación reportada en 1961. “Volvimos a la misma zona y localizamos el avión, tras cuatro días a caballo y dos de escalada”, relató López.

Tiempo después, en un reportaje para el podcast El Enganche (Spain Media Radio), el andinista explicó los pormenores de la expedición. “Yo soy de la zona, me crie allí, en las montañas que se citan en los pocos informes sobre lo sucedido en la época con Green Cross. Cada verano, la época en la que se puede escalar las montañas, muchas expediciones subían a intentar encontrar los retos del avión. Yo he explorado siempre y ese asunto lo tenía pendiente y me había dicho a mí mismo que un día tenía que lanzarme a buscarlo. Hasta que un día nos atrevimos y lo encontramos. Es una zona complicada, tiene hielo, nieve, las condiciones son delicadas y no hay huella de aproximación, por lo que es difícil llegar allí. Hay que subir casi verticalmente, imposible hacerlo con caballos. El avión está a escasos metros de la cumbre. Es una olla gigante. Seguramente el piloto intentó pasar esos metros de montaña, porque al otro lado hay un valle enorme y, quizás, de haberlo logrado, allí podría haber intentado salvar el avión y el accidente con maniobras. En el momento fue muy conmovedor pensar lo que había pasado allí”.

La novedad movilizó la memoria de los familiares de los fallecidos y también la de los futbolistas que viajaron en el segundo avión. Alfredo Gutiérrez, exjugador de Green Cross, que en 1961 retornó a Santiago en el otro vuelo, también se manifestó: “Para mí el hallazgo fue una sorpresa porque creía que lo habían encontrado hace 53 años. Aunque parezca paradoja, cambié mi pasaje con mi compañero Héctor Toledo porque él quería ir con varios de sus mejores amigos de la plantilla”, recordó.

Para evitar que el sitio se convierta en una atracción turística o sea profanado, la expedición decidió no revelar la ubicación exacta. “Nunca dimos precisiones públicamente porque consideramos que, si lo hacíamos, aquello se iba a convertir en un lugar de turistas y de peregrinación y la gran mayoría de esas personas provocarían un daño enorme. También por una cuestión de seguridad: soy rescatista aquí en Chile y la gente se perdería o tendría grave peligro en la montaña”, sostuvo Albornoz en El Enganche.

Fuente: telam

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