CAMPO-
Julio Ramos, el sacerdote “influencer” del agro: “Compartir nuestra vida en el campo lo hace más real”
Publica fotografías de jóvenes trabajando en los lotes y de animales en Facebook, se pelea en Twitter para defender al ruralismo y “baila” en Tik Tok: la historia del padre y docente salesiano.
“Soy miembro del Club de las 5 AM”, relata el sacerdote salesiano, Julio Ramos, sobre cómo es un día en su vida.
Se despierta a esa hora, pero cuenta que hasta las 6 no toca su celular: prefiere rezar, estar en silencio, escuchar el piar de los pájaros o el mugido de las vacas, percibir el aroma a pasto mojado. “Una vez que me alimenté de la vida, salgo a hacer”, resume.
Y al tomar el celular, lo que le sobran son interacciones: en los últimos años, se transformó en una suerte de “influencer” que no solo se destaca por compartir cada día la palabra de Dios, sino también por su defensa del trabajo en el campo y del sector rural.
Entre sus cuentas de Twitter, Facebook y Tik Tok tiene más de 20.000 seguidores que observan sus imágenes de los jóvenes trabajando en el campo, los animales y también sus mensajes a favor del agro, y muchas veces en contra de quienes están en contra del sector.
En la semana, estuvo participando del Primer Congreso de Comunicación Agropecuaria (Comag), organizado por el Círculo de Periodistas Agropecuarios de Córdoba (CIPAG), donde contó sobre su vida y su decisión de volcarse a las redes sociales.
VIDA Y OBRA
Actualmente, el padre Julio es el director General de la Escuela Agrotécnica Salesiana “Concepción Gutiérrez de Unsué” ubicada en La Trinidad, en el partido bonaerense de General Arenales.
Ese rol docente asegura que es el que lo llevó de a poco a involucrarse en el mundo digital, hasta tomarlo una herramienta más para llevar adelante su obra evangelizadora.
“Uno como sacerdote ya es comunicador del mensaje de Jesús. Y la obra donde estaba, sentí que necesitaba que se conociese más. Por eso comencé a publicar fotos de los chicos trabajando, jugando, viviendo todos los días. Quería mostrar cómo también hay jóvenes interesados en formarse, en aprender a trabajar, y así fuimos llegando a más gente. Y hoy ya es casi como una parroquia aparte”, menciona Ramos.
Su relación con el campo, en tanto, viene además porque al ser una escuela agrotécnica, los alumnos constantemente están trabajando en aspectos relacionados al quehacer rural: allí se siembra, se cosecha, se crían bovinos y porcinos para producción de carne y tienen un tambo, entre otras actividades.
“Yo comencé en Facebook compartiendo fotos: los chicos en la adolescencia son parcos, pero uno pone una imagen de uno vacunando un pollo y a la abuela se le caen las babas. Eso me hizo empezar a llegar a más gente y luego me fui metiendo más en lo agrario y en las luchas del campo, y así pasé desde la ternura de acariciar un ternero en el tambo, a las peleas de Twitter, y hasta bailar en Tik Tok”, bromea.
Se sorprende, por ejemplo, de que ha llegado a tener más de 200.000 visualizaciones con videos muy simples, como una bendición un domingo.
Para el sacerdote, la clave para que la relación del campo con la ciudad mejore está precisamente ahí: en “poner la normalidad a mano de la gente”.
“Compartir la vida es lo más motivacional que hay. Por eso compartir nuestra vida en el campo lo hace más real. Porque no es el campo solamente, es ver un chico sembrando, arando. Las redes sociales nos dan una gran mano para esto, porque el mensaje llega a muchos”, agrega.
Y demuestra que está bien al tanto de las estrategias para ser “viral”: “Hay que saber usar los hashtag y encontrarle la vuelta a los algoritmos”, completa. (Infocampo)
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