MUSICA.
La voz de Mery Murúa y la guitarra de su hijo Juan, en “conversaciones de voces del mundo”
Ambos comparten a voz y guitarra el repertorio de "Noche de Luna en Cabana", donde alcanzan una poderosa y personal intimidad para abordar temas de Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Teresa Parodi-Antonio Tarragó Ros, Toch y Pedro Aznar, entre más.
Mery Murúa y su hijo Juan comparten a voz y guitarra el repertorio del reciente álbum "Noche de Luna en Cabana", donde la dupla cordobesa alcanza una poderosa y personal intimidad para abordar un repertorio compuesto por Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Teresa Parodi-Antonio Tarragó Ros, Toch y Pedro Aznar, entre más, que en gira nacional pasará por La Bicicletería platense y la sala porteña Circe.
“Siento que fuimos encontrando como referir a un universo musical donde todo tiene que ver con todo y nos nacen estas conversaciones de voces del mundo”, sintetiza Mery acerca del método plasmado para hallar el clima que late en “Noche de luna en Cabana”.
Durante una entrevista con Télam, la intérprete pondera que la que su voz establece con la guitarra y los arreglos de Juan “constituye una conversación muy fuerte, un lenguaje común, un conocimiento entre esas dos personas. No es que alguien está simplemente acompañando”.
“Arrancamos en Santo Tomé, Catamarca y La Rioja y vamos a terminar en Córdoba en marzo de 2023", dicen. / Foto: Eliana Obregón
La placa donde interviene la palabra de la escritora María Teresa Andruetto, reúne “Lo que has hecho siempre quererme” (Pedro Aznar), “Ámame como soy” (Pablo Milanés), “De ventana abierta” (Alberto Sará-Camilo Matta), “El cielo del albañil” (Teresa Parodi-Antonio Tarragó Ros), “Es la nostalgia” (Luis González-Jairo), “Mi pueblo chico” (Adela Christensen-Luis Pérez Pruneda), “Romance de Curro el Palmo” (Joan Manuel Serrat) y “3000 y pico” (Martín Ellena del grupo Toch).
Aunque la familia Murúa es sinónimo de canción popular en Córdoba y este registro compartido porta el nombre de Cabana (un paraje ubicado a 5 kilómetros de la ciudad de Unquillo que es parte de la Reserva Los Quebrachitos), el dúo está poniendo en escena el cancionero a distancia de la escena provincial.
“Arrancamos la gira en Santo Tomé, Catamarca y La Rioja y vamos a terminar en Córdoba en marzo del año que viene porque se dio así y se armó un tour que no habíamos pensado”, asegura Mery sobre la recorrida que esta noche a las 21 estará en La Bicicletería platense (40 y 117) y el sábado a las 20 en Circe-Fábrica de Arte (Gral. Manuel A. Rodríguez 1559).
Serrat, Milanés, Parodi, Tarragó-Ros, Toch y Aznar, presentes en su repertorio. / Foto: Eliana Obregón
Nacida en Cruz del Eje y con dos décadas de actividad musical en la que publicó otros cuatro álbumes y compartió escenarios y proyectos con Horacio Burgos, Juan Falú, Mono Izarrualde, Micaela Vita, Franco Luciani y la chilena Francesca Ancarola, por citar apenas algunas figuras, Mery también es la voz de la Orquesta Popular de Música Ciudadana de Córdoba.
En el caso de Juan, de 26 años, su presente artístico también lo cuenta como productor, arreglador y parte de la banda del trovador transerrano José Luis Aguirre que está anticipando su quinto disco “Suelto”.
-¿Por qué sitúan en Cabana este proyecto musical familiar?
-Porque toma forma en Cabana, en un patio que hicimos con Micaela Vita y Juan Saracco (integrantes de los grupos Duratierra y Triángula) y con (la escritora) María Teresa Andruetto que es una grosa nuestra y parte de la familia. Además en Cabana, que es un paraje metido dentro de Unquillo y no un pueblo de paso, estaba la casa nuestra donde Juan pasó su adolescencia y es el lugar donde yo grabé “Acacia” (su segundo disco solista, en 2013) y en donde Juan participó como plomo.
-¿Pero cómo nace este dúo?
-Siempre estuvo la idea desde que Juan se estaba dedicando a la música pero fue medio precipitado pandemia mediante y por un viaje a Río de Janeiro que hicimos solos y donde reencontramos canciones que son como la banda sonora de nuestra vida. En este trabajo hay una referencia a las canciones importantes en nuestra historia y empezó a gestarse el modo de interpretarlas, con una lógica intimista y con ese mechar cositas que aportan otras referencias como aires flamencos en “Es la nostalgia”, la intromisión de “Construcción” de Chico Buarque en “El cielo del albañil” o la cosa tanguera en “Romance de Curro el Palmo”.
-Además de esos sutiles hallazgos en el cancionero ¿cómo fue la elección del repertorio definitivo?
-El repertorio tiene que ver con la relación nuestra y desde ella hicimos una mirada hacia atrás y elegimos “mojoncitos” de nuestra vida como en el caso de “Ámame como soy” que cantábamos juntos de regreso desde España, cuando Juan era un niño y recién había salido la versión de Pablo Milanés con Gal Costa.
-Dentro de las canciones escogidas donde priman clásicos, irrumpe una más nueva como “3000 y pico” del grupo cordobés Toch…
-Eso pasó porque estamos en ese lugar y allí aparecen canciones nuevas y por eso cierra el disco como dando la señal de un repertorio más nuevo por venir.
-Al respecto ¿cómo es el presente de la escena cordobesa de la que son parte importante?
-Nos pasa a los cordobeses que hay una comunidad, un colectivo artístico muy fuerte y tenemos la posibilidad de girar por los valles y hay un montón de lugares donde tocamos y eso alimenta nuestro camino artístico porque es algo que funciona en recitales, en peñas, en encuentros. Hay un consumo de la gente de acá, pequeñas tribus que sostienen la actividad artística y que te hacen sentir contenido y, a la vez, nos da la posibilidad de cobrar por nuestro trabajo.
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