Viernes 29 de Marzo de 2024

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CAMPO-

“La sequía nos está golpeando fuerte”: la carta de la cadena láctea a la sociedad argentina

Unas 14 entidades que representan a tambos e industrias advirtieron por el escenario crítico que atraviesa la actividad. También expresó su preocupación Coninagro, de manera particular.

Unas 14 entidades que representan a la cadena láctea, entre producción, industria y gremiales del campo, alertaron por la situación crítica de la actividad.

A través de un comunicado, señalaron que este escenario se agravó en los últimos meses y existe preocupación por los resultados negativos del negocio.

No fue el único llamado de alerta de los tamberos. En la semana, las cámaras que conforman la Mesa Agropecuaria Provincial de Buenos Aires solicitaron una reunión con el ministro de Desarrollo Agrario bonaerense, Javier Rodríguez, para exponer sus problemas.

“Hoy, la actual situación de sequía generalizada, que afecta a la totalidad de las cuencas lecheras del país, nos está golpeando fuerte”, remarcaron. Entre otros puntos, puntualizaron en problemas como el impacto de los costos de producción, que combinado con el “dólar soja” y aumento inflacionario dejan al sector en un fuerte estado de vulnerabilidad.

 

PERDIDAS MILLONARIAS

Los mayores afectados por esta situación son los tambos de menor escala, de hasta 4.000 litros diarios de producción y que concentran el 64,1% del total de establecimientos a nivel nacional. “Se acelera la caída en la generación de valor de la cadena que en octubre de este año, fue negativa en $ 5.001”, calcularon.

En este contexto, señalaron que deberán redoblar los esfuerzos para sostener el funcionamiento del sistema. “La cadena láctea argentina realiza un aporte de importancia en la generación de riqueza para nuestro país, generando 200.000 puestos de trabajo, adoptando tecnología, apostando al crecimiento productivo y al bienestar animal”, consideraron.

Además, remarcaron que pese a estas variables negativas, el potencial para crecer permanece intacto. En los primeros diez meses del año, recordaron que el comercio exterior acumuló despachos por 344.000 toneladas, por un valor de U$S 1.400 millones y sin dejar de abastecer el mercado.

 

LA ALERTA DE CONINAGRO

Del mismo modo, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) también emitió un documento en el que advirtió que “la cadena láctea argentina está atravesando un escenario complejo”.

La entidad citó declaraciones radiales de Javier de la Peña, productor agropecuario de Santa Fe y representante de la Junta Intercooperativa de Productores de Leche, quien subrayó: “Por tercer año consecutivo estamos padeciendo una importante sequía en nuestra zona y el impacto negativo no abarca solo la cuenca santafesina, sino también las cuencas cordobesa, entrerriana y bonaerense, afectando a las principales zonas productoras de leche del país”.

La producción venía creciendo entre un 2, 3 y hasta 4 % anual, pero este año se estancó y terminaremos igual que el año pasado. Vemos que estamos por encarar un año sin reservas y en el que las pasturas no rinden como precisamos. Sigue sin llover, pero aunque hubiera precipitaciones no podremos compensar el daño ocasionado por la seca”, agregó.

Asimismo, De La Peña explicó cómo se diagrama un ciclo productivo referido a la lechería para ejemplificar las problemáticas que atraviesa el sector.

“Las inversiones que se hacen en un campo, por ejemplo para optimizar la genética de las vacas, suelen ser a cinco años. La vida promedio útil de una vaca lechera es de tres lactancias. Una vaca que va a parir dentro de 9 meses, tiene luego 18 meses de recría para volver a preñarla y va a estar pariendo a los dos años después de que nació, ahí ya tenemos 3 años del ciclo. Va a cerrar su primera lactancia un año después, ahí ya son 4 años, y tendrá picos de rendimiento en su segunda o tercera lactancia. O sea que es una inversión a cinco años. El problema es que ahora se están achicando los modelos”, sostuvo De la Peña, quien es también miembro del Foro de Lechería de Coninagro.

En este contexto, un problema adicional es que “los insumos en dólares los pagamos más caros y los insumos en pesos no están regulados. Cuando lanzaron el Dólar Soja 2, comparando el 15 de agosto de este año y el 15 de diciembre, la soja aumentó un 92%, el maíz un 45%y el expeller de trigo un 45%; son todos alimentos que nosotros usamos en el ciclo productivo, mientras que el litro de leche que percibe el productor aumentó apenas un 22%”, describió.

Al respecto, completó que bajo este panorama “no puedo sembrar soja, ni maíz, ni nada” y que la única estrategia podría ser una reconversión hacia la producción de carne.


“En ese caso a un bien preciado como una vaca lechera le tendría que dar un uso de carne, y así algo que en un año razonable vale 3, lo voy a terminar vendiendo en 1,5”, se lamentó De La Peña.

Como una crítica final, recordó que el mercado interno está regulado por el programa precios cuidados, pero hay un mercado cautivo para vender y todos los insumos tienen aumentos individuales por fuera de ese esquema.

“Es muy dificil poder seguir sosteniéndolo. Los tambos que no tienen espalda y los pequeños productores que ordeñan ellos mismos sus vacas se van a empezar a caer o deberán vender al valor que puedan. Con este panorama, a partir de febrero se podría empezar a sentir este problema porque se están agotando las reservas de los tambos”, finalizó.

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