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Mercedes, la primera mujer en presidir la Federación de la Madera: “Tenemos un enorme potencial”

Mercedes Omeñuka fundó su propia empresa de la madera hace 20 años y desde allí creció hasta ser una empresaria de renombre a nivel nacional. Destaca el potencial del sector por su aporte ambiental y rescata la combinación con la ganadería.
“Si pudiera sentarme al lado de mi yo de los 18 años, la felicitaría por adelantado, por su fortaleza y su capacidad de resiliencia. Sin dudas, logré más de lo que imaginé en mi adolescencia”, reflexiona Mercedes Omeñuka, fundadora hace 20 años de su propia empresa maderera y desde abril de 2024 presidente de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), siendo la primera mujer en más de 90 años de historia.
Mercedes nació en Misiones, y su familia no estaba vinculada a la madera. Después, las vueltas de la vida la llevaron a Corrientes y allí se enamoró de la industria forestal y todo lo que concierne a la misma. Dice que no le costó entreverarse en un mundo muy masculino.
Es profesora de Ciencias Económicas, además de empresaria y presidente de la AMAC (Asociación de Madereros, Aserraderos y Afines de Corrientes) desde hace casi dos décadas y Vicepresidenta 3ra. de FEC (Federación Económica de Corrientes).
Participa del Instituto Correntino de la Industria de la Madera (ICIM) y en el año 2005, creó su propia empresa familiar (Asecor) en donde en la actualidad se desempeña como socia gerente.
En marzo de 2025 fue distinguida como Mujer Empresaria CAME. Este es su tercer galardón(había obtenido menciones en 2019 y 2023) pero este fue el primero en ser ganadora de la mención principal. También, en 2023, recibió el premio “Mujer Destacada en el Sector” otorgado por la Provincia de Corrientes.
FAIMA es la única entidad de segundo grado que representa a nivel nacional al sector industrial maderero a través de sus 28 cámaras que representan a unas 1.500 empresas de distintas regiones del país. El 60-70% son Pymes del negocio maderero.
MERCEDES, UNA LÍDER DE LA MADERA
-Contame de tu historia, tu infancia, dónde naciste y te criaste, y si hay una historia familiar vinculada a la madera o no…
-Yo nací en Leandro N. Alem, Misiones. Viví hasta los nueve años en esa provincia. No éramos una familia del sector. Mis padres tenían chacras, cultivaban otras cosas, tabaco, por ejemplo, pero nada que ver con la madera. Después, por un tema familiar, mis padres se separaron, y como unos de mis hermanos, el mayor, se había casado con una chica de Corrientes, estaba acá (N. de R: se refiere a Corrientes) y nos vinimos con mi mamá y un hermano más chico. Acá hice primaria y secundaria y cuando estaba terminando la secundaria empecé a trabajar en una empresa yerbatera grande.
-¿Y cómo siguió la cosa?
-Yo tenía a cargo a mi mamá y un hermano más chico. Y tuve que quedarme en Gobernador Virasoro, que es un pueblo chico. Acá pude estudiar Ciencias Económicas, me recibí de Profesora de ciencias económicas, trabajaba todo el día y a la noche iba a este profesorado terciario. Después me casé con 21 años, seguí estudiando, ni bien pude, en una carrera universitaria a distancia.
-¿Qué estudiaste?
-Me gustaba mucho la carrera de contador, llegué a hacer hasta la mitad de la carrera, ya tenía un hijo, pero seguía trabajando. En el medio, cuando tuve a mi hijo, dejé de trabajar tres o cuatro años y me dediqué a criarlo. Cuando volví al trabajo fue en una empresa del grupo, pero ya sí en el rubro maderero, fueron nueve o 10 años. Conocí poco a poco la madera, me atrapó, me gustó muchísimo, y me di cuenta que lo que quería ser no era contadora sino la madera, la industrialización, procesos.
-¿Cómo seguiste después de esos 10 años conociendo sobre madera?
-Después de esa empresa, donde tuve una desvinculación traumática, me tuve que reinventar y elegí de nuevo al sector foresto industrial. Con mi marido armamos un aserradero de la nada, con lo poco que teníamos. Máquinas que él pudo recuperar de empresas abandonadas, las reformó, restauró y arrancamos. En 2025 vamos a cumplir 20 años. Yo creé la empresa, elegí el nombre, el lugar, gestionando desde cómo construir el galpón, el financiamiento, y no fue fácil, pero fuimos encontrando nuestro nicho.
-¿Cuánto tiempo les costó acomodarse?
-Desde 2007 encontramos un nicho de mercado interno donde empezamos a trabajar bien. En 2019 yo veía que teníamos que abrirnos más, no sólo estar en el mercado interno. Y empecé a hablar con un trader la posibilidad de exportar, aprendimos todo el proceso. Después yo tengo un hijo que se sumó al equipo y está en la empresa también. Hoy estamos afianzados en el mercado interno y exportamos a varios países. Tenemos certificado internacional, estamos posicionándonos.
-¿Qué venden?
-Vendemos al mercado interno principalmente tableros encolados, encolado lateral o alistonado, con finger joint, que son esas maderas que tienen como dientitos para unirse. Ese es nuestro principal producto. Madera en bruto al mercado interno casi no vendemos, le agregamos valor. Y al mercado externo exportamos tableros a medida para estanterías, las cercas que usan en Estados Unidos, machimbre. Algo para México y de embalaje, poco, porque no nos deja un margen que sea aceptable.
-¿Qué vinculación tiene el sector forestal hoy con la producción agropecuaria, por ejemplo, la ganadera? Los planteos silvopastoriles han crecido. No sé si estás al tanto de este tema…
-No es mi especialidad, pero puedo decirte que cada vez mas las dos actividades están cercanas. Porque les sirve a los dos: al productor ganadero porque se asegura pastura, la protección para los animales, y al forestador porque los animales, el tránsito del ganado, le sirve para mantener limpio y es una especie de corta fuego natural. Se complementa mucho. Además, dependiendo de la orientación que le des a la forestación, es interesante porque al estar orientada como silvopastoril se ponen menos arboles por hectárea; entonces vos tenés una planta que ofrece madera de mejor calidad por estar más separadas entre sí. En nuestra zona (Gdor. Virasoro), se utiliza mucho, los productores forestales arriendan sus forestaciones a ganaderos para que metan sus animales. Termina siendo una fuente de ingreso.
–Sos la primera mujer en varios años, no sé cuántos tiene FAIMA, en presidir la entidad. ¿Cómo te ha ido siendo mujer en el medio rural?
-Yo comencé en 2007 en nuestra Cámara, la que presido a nivel local, AMAC (N de la R: Asociación Maderera y Afines de Corrientes), en esa época la cámara tenía unos tres años, se había creado en 2004. Fui secretaria, ahí empecé a vincularme con el resto de los socios y fue inicialmente en un ambiente de hombres. Fui la primera mujer en la cámara. Hoy hay algunas más, pero sigo estando bastante sola en esto. Debo reconocer que a mí los hombres fueron los que me llevaron al sector. Y en la FAIMA, después de 90 años (hoy tiene 91 pero asumí el año pasado) fui la primera mujer y precisamente fui votada por hombres, porque en ese momento, en la Federación había dos, de las 28 cámaras, presididas por mujeres. Una la mía y la de Córdoba. Y paradójicamente, la de Córdoba no me votó. Aprendí un montón, me vinculé, me muevo permanentemente en un ambiente de hombres y nunca encontré trabas. Fueron muy generosos conmigo en aceptarme, enseñarme. Desde que comencé tuve que aprender todo. Y encontré que me trataban de igual a igual.
-¿Dónde está parada hoy la cadena de la industria maderera argentina?
-Lo positivo es el enorme potencial que tenemos. También que somos la actividad por excelencia que ayuda con todo lo que tiene que ver con los gases efecto invernadero. Los bonos verdes, hay ánimos de invertir en eso. Desde el árbol hasta una casa o un mueble, donde se almacena CO2. Nuestra actividad acompaña el cuidado del medioambiente.
-¿Y qué les preocupa?
-Hoy estamos atravesando por un momento complejo porque nuestros costos internos aumentan todo el tiempo. Nos cuesta muchísimo poder trasladar esos aumentos a precios. Y cuando exportamos también se complica, porque el tipo de cambio está quieto. No nos cierran los números. También nos preocupa la posible aplicación de un arancel del 25% para la importación de madera argentina que habla el gobierno de Estados Unidos. Nosotros estamos trabajando en eso. Ya abriendo el paraguas, teniendo reuniones a nivel nacional, planteando este tema, porque si hoy estamos en un momento complejo, no queremos imaginarnos si se llega a aplicar ese arancel.
-¿Y qué se puede hacer?
-La propuesta de FAIMA es comenzar gestiones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos para evitar la imposición de los aranceles o negociar mecanismos de compensación para los exportadores; la implementación de incentivos fiscales y financieros para mejorar la competitividad del sector exportador; el desarrollo de mercados alternativos, y/o el fortalecimiento del mercado interno con políticas de financiamiento y promoción de la construcción con madera.
–También les precupa la apertura comercial…
-Sí, porque la gran mayoría son pymes en este sector, las que representamos desde FAIMA, muchas muebleras y la apertura comercial constituye una amenaza importante sabiendo que tenemos a Brasil muy cerca. Con nuestros costos y precios, no podemos competirle a Brasil que trabaja en escalas mucho más grandes. Entonces ahí vemos un problema: por más que las empresas sean eficientes y todo lo que quieras, tenemos una carga impositiva que no nos permite competir de manera igualitaria con lo que se importa. La industria nacional corre ciertos riesgos.
– ¿Qué te gusta de lo que hacés hoy? Eso que te levantás y decís, ¡Qué bueno que me toca hacer esto!
-Lo que me gusta y tiene que ver con mi empresa es pensar cada día cosas nuevas, ir a ver qué estamos haciendo, imaginar qué podemos ir agregando, teniendo algún proyecto, analizando un nuevo producto o nuevos mercados. Eso me atrapa, todo lo que tiene que ver con la industrialización. Sentir que se puede. Uno a veces queda encerrado en que hace bien, en esa zona de confort. Pero de pronto ves que podés crecer y que tu producto puede andar bien en otros sitios o formatos. La verdad es que no puedo estar mucho en la zona de confort, definitivamente.
-¿Tenés alguna actividad por fuera de tu trabajo en la que busques inspiración para reactivarte o resetearte para seguir en lo qué haces? Algún hobbie…
-Deportivo hacía bastante y me gusta mucho pero fui dejando. Me gusta jugar al tenis, jugué mucho. Hoy camino. Me encanta, pierdo la noción del tiempo caminando. Acá en Virasoro hay lugares muy lindos.
-Cuando escuchás música, ¿qué te gusta escuchar?
-Me gusta la música clásica.
-Libros, series o películas, ¿Qué elegís? Acción, aventura, histórica, documentales, etc..
-Miro poco, pero me gusta lo que tenga que ver con dramas.
-¿Algún lugar en el mundo que te gustaría conocer y por qué?
-No sabría qué decirte, pero me gustan los lugares tranquilos.
-Uno que conozcas y digas, ¡Quiero volver!
-Quería conocer Italia, siempre de cuando era chica, y ya fui tres o cuatro veces. ¡Ese!
-¿Tenés alguna frase de cabecera, algo que te guste decir o repetir para motivarte?
-Yo siempre digo que si te gusta algo, tenes que atreverte, tenes que meterle para adelante, te costará más o menos, pero hay que animarse.
-¿Qué le dirías a la Mechi de 18-20 años que estaba empezando toda esta aventura en el mundo maderero?
-¡Qué fuerte que vas a ser! Qué capacidad de resiliencia. Creo que debo felicitarla a la Mechi, logró más de lo que se imaginó cuando tenía 15-18 años.
Por Infocampo
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