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Estados Unidos y los aranceles: las oportunidades del agro argentino ante el nuevo contexto mundial

La Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) elaboró un informe en el que analiza las implicancias de la “restitución de aranceles de Estados Unidos al mundo” y los “requisitos para capitalizar este nuevo contexto”.
Luego de la asunción de Donald Trump en el pasado mes de enero, para su segundo mandato, y la advertencia de imposición de aranceles a una larga lista de países algunos meses después, entre ellos la Argentina, el mundo entero reconfigura sus estrategias comerciales.
Brasil, el país vecino, observa por estos días una amenaza superlativa: el mandatario republicano avisó que la administración de Lula deberá cargar con la entrada en vigor de un arancel del 50% a partir del 1° de agosto, fundamentado por el gobierno estadounidense en “decisiones judiciales y políticas” adoptadas por el propio gobierno de Lula.
En la Argentina la inquietud no es menor y los empresarios agroindustriales siguen de cerca el panorama. En ese camino, un reciente documento presentado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) señaló algunos puntos a considerar que, a los ojos de las empresas estadounidenses con inversiones en la Argentina, son lo más sustancial de la actual coyuntura.
Pero también indicaron algunos de los pasos que tanto la política como la economía, pero también el Poder Judicial, deberían transitar en pos de “capitalizar este nuevo contexto”.
AMCHAM: “RESTITUCIÓN DE ARANCELES”
La Cámara recordó que el pasado 2 de abril Trump anunció mediante la Orden Ejecutiva 14257 “un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones a Estados Unidos”, además de aplicar tarifas “aún más altas” para 60 países. Hasta el año anterior, dicho arancel era del 2,5%.
Luego, producto de las negociaciones que se dispararon a nivel mundial, el gobierno norteamericano resolvió suspender por 90 días la aplicación de los “aranceles recíprocos”: era para aquellos casos donde los países socios “no adoptaron represalias comerciales”.
“Sin embargo, esta decisión no alteró la aplicación del arancel básico del 10%, que continúa vigente tanto para la Argentina como para el resto de los países”, precisaron desde AmCham.
Solo dos Estados en todo el mundo ya se pusieron de acuerdo con Donald Trump y consensuaron su agenda comercial, y sus porcentajes: Reino Unido y Vietnam.
“Argentina podría verse beneficiada ante nuevas oportunidades en el comercio internacional, el escenario vigente impulsa una reconfiguración de las cadenas de valor, un incremento en la generación de acuerdos bilaterales y una mayor demanda de proveedores alternativos, en línea con las tendencias emergentes fijadas por los Estados Unidos de nearshoring y friendshoring”, apunta el documento.
Para AmCham existe un “quiebre” en la “lógica tradicional del comercio”, donde “la competitividad relativa argentina, combinada con ventajas sectoriales como la agroindustria, las energías renovables y la biotecnología, puede posicionar al país como un actor clave en los nuevos flujos comerciales y de inversión”.
“Por ello, nuestro país se enfrenta al desafío estratégico de captar inversiones, rediseñar esquemas productivos y aprovechar las distorsiones comerciales para ganar presencia en mercados hoy abastecidos por economías afectadas por los aranceles”, expresaron.
REQUISITOS, CON EL AGRO COMO PROTAGONISTA
Por otro lado, más allá de los hechos ya sucedidos, observaron que ante ese quiebre en la política y el comercio global, hay una serie de puntos a resolver en el camino de la adaptación. “El verdadero salto estructural dependerá del desarrollo de ecosistemas exportadores dinámicos, capaces de transformar el perfil productivo del país”, indica el informe.
Junto con minería, oil & gas y transformación digital e innovación, la industria ligada al campo argentino abre un abanico de posibilidades que las empresas de bandera estadounidense siguen de cerca.
“De hecho, según un Estudio de la consultora ABECEB, se espera que para 2033, estas industrias representen más de u$s 128.000 millones en exportaciones, lo que puede implicar un cambio profundo en la matriz económica argentina”, remarcaron.
En el caso de la agroindustria, la esperanza está focalizada en lo que puede pasar en el campo de las agtechs y las foodtechs. Esto podría llevar a una mayor consolidación del país en el campo de las exportaciones de cereales y productos de economías regionales.
Se estima que el segmento alcance ingresos superiores a u$s 43.000 millones para 2033. Incluso por encima del oil & gas y el prometedor yacimiento de Vaca Muerta, ya que esta industria tiene “el potencial de multiplicar sus exportaciones por siete, generando alrededor de u$s 36.000 millones de dólares en divisas”.
En tanto que en materia de transformación digital e innovación, se observa un respaldo creciente de un “ecosistema de empresas tecnológicas y avances en biotecnología e inteligencia artificial”. Esta línea de negocios podrían consolidarse como un “hub regional de conocimiento y exportación de servicios intensivos en talento”. ¿Su aporte? Estimado en u$s 33.000 millones.
Por último, la minería está apoyada en yacimientos de cobre y litio con reservas “de clase mundial”, pero aunque proyecta un crecimiento que podría cuadruplicar los niveles actuales, sus exportaciones podrían ser de u$s 16.000 millones hacia 2033, por debajo de lo que el agro y el resto de los sectores antes mencionados podrían generar.
“La estabilidad macroeconómica del país dependerá en gran parte del desarrollo sostenido de estos sectores”, plantearon desde AmCham. Y sumaron que “en un mundo más fragmentado, incierto y competitivo, Argentina tiene las condiciones para ser protagonista”.
“Pero eso exige reglas claras, seguridad jurídica y un avance sostenido hacia mayores niveles de competitividad”, indicaron, en la misma línea que postularon que la reconfiguración del comercio global que acontece impone a la Argentina “un desafío estructural”: el de “construir un entorno competitivo que permita captar inversiones productivas, con reglas claras y marcos regulatorios alineados a estándares internacionales”.
El potencial del campo y las empresas del sector, como también de las otras economías destacadas por AmCham, necesitarán de estabilidad macroeconómica, institucionalidad, seguridad jurídica, acceso fluido al mercado de capitales y reducción del riesgo país.
“Sin estos atributos, incluso sectores con alto potencial como los mencionados, enfrentarán restricciones concretas para escalar en su capacidad exportadora”, entienden desde la Cámara, que pidió la “remoción de barreras estructurales” para poder alcanzar estos objetivos.
Se trata del libre acceso al mercado de cambios, remover la “elevada presión tributaria, mediante una reforma integral”, y terminar con lo que observan como “el efecto péndulo”, generado según AmCham por la actual sinergia entre la política, sindicatos, empresas y la sociedad. También plantearon la necesidad de una reforma laboral.
“En su conjunto deben acordar un modelo de país y, a partir de ello, el establecimiento de políticas de largo plazo”, cerraron.
Por Infocampo
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