JESÚS MARÍA 2016
Sergio Galleguillo llevó la fiesta chayera a Jesús María
El riojano montó su versión del carnaval enharinado ante más de 14 mil personas. En la última parte de la noche del jueves se destacaron además La Callejera y Emiliano Zerbini.
Pasar la vida en carroza”. Como en El camión Germán, Sergio Galleguillo cargó puñados de canciones de carnaval y algún otro entusiasmo bailable, y salió a dar su casi invariable paseo enharinado por el anfiteatro de Jesús María, que aguantó en pie de jolgorio hasta lo más profundo de la madrugada de hoy.
La fiesta no encontró a nadie desprevenido: más de 14 mil entradas vendidas (la segunda noche más taquillera de lo que va del festival), reafirmaron una vez más que el riojano tiene una potente tracción y que allí donde posa su propuesta, le entrega a la gente la dosis de revuelo prometido.
Las fiestas populares se parecen al carvanal, por eso es que en un festival como el de Jesús María, ritual pagano al fin, basta una chispa para encender el fuego. Así como el lunes Los Tekis montaron su versión jujeña, anoche llegó con los suspiros blancos de la harina riojana.
El mismo color de voz del Galleguillo ya le da a su interpretación de las cosas un ánimo encendido. Luego, está su peso en el escenario, su trajinar sudoroso, y una banda resuelta a sostenerlo con firmeza.
Viene a cantar y a hacer cantar, a pedir saltitos y a saltar. Para eso, deja una colección rápidamente reconocida y contagiosa: Que linda que es La Rioja, Carnaval en La Rioja, Belén en los carnavales, Niñachay, Solita y sola.
También puede volantear y subirse a la vereda de alguna cumbia, o invitar a cantar a viva voz Zamba para olvidar. Y la gente que canta con ese orgulloso afecto por las canciones queridas que ya forman parte del sentimiento de varias generaciones.
La noche tuvo una larga convicción bailable, aunque con distintos matices. Antes de Galleguillo, la nutrida muchachada de La Callejera desplegó su forma singular de hacer sentir el folklore en el cuerpo: toman del cofre rítmico nacional muestras de distintos géneros y los abren en busca de la molécula que hace mover los pies .
Y lo que es más interesante todavía, lo consiguen desempolvado viejos motivos populares como Ojos negros y El rancho 'e la Cambicha, hasta composiciones propias que indagan ritmos de distintas regiones del país, a veces no muy transitados.
El año pasado marcaron un hito pues lograron alzarse a la vez con los premios Consagración de los Festivales de Jesús María y Cosquín. Anoche, en honor a la primera de las distinciones, estuvieron tocando hasta las cuatro de la mañana.
Para el final, eligieron una chacarera Coco Gómez, La Mocha Ahorcada, y le pedían energías a la gente para soltar el mismo grito que se suelta en los montes del norte. Sí, lo dicho, son una banda muy singular.
Más atrás, ya en las fronteras de la medianoche, fue Emiliano Zerbini el que invitó a bailar, pero de otro modo. Invocó a algunos queridos clásicos de la danza criolla, como Coplas del Valle o La Chacarera Doble, y el efecto fue un regocijo sereno y cargado de sentimiento, de esos que cuesta mucho encontrar en el festival.
Acompañado por una banda en la misma sintonía: subrayar las cadencias sin retumbos ni estridencias, el riojano les puso su voz saludable y afectuosa para esos queridos decires. Por eso, la recompensa de aplausos con que lo despidió el público también fue generosa//La Voz del Interior Por Alejandro Mareco
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