Instalado desde hace cuatro años en el barrio de Parque Chas, luego de haber vivido mucho tiempo en Madrid, “el juglar” disfruta de un aplomo y de un reconocimiento que le permiten abrirse a nuevos sonidos, y plantarse en un escenario con su guitarra, interpretando un repertorio variado que tiene a la canción como protagonista.
 

Con ochos discos editados -siete de estudio y un compilado-, Prat decide tomar cierta distancia de la murga porteña, pero no la abandona: “No digo 'algo más que murga', sino que tomo a la murga como parte de todo el universo mío. Antes estaba a la sombra del bombo, ahora ilumino el patio, pongo otro color, es un camino más abierto”, graficó el músico en diálogo con Télam.

Con ese espíritu, Prat encaró este álbum -el primero producido por él mismo- incorporando elementos del tango, el candombe argentino, la milonga y el rock, acompañado por Hernán Kallis en guitarra, Martín Hernández en armónica y Alejandro Caraballo en percusión y voz.

“No solo murga” se desprende de un ciclo de conciertos que el cantante venía presentando en Buenos Aires. “Había mucha empatía con la gente, los viejos seguidores estaban pidiendo un disco en vivo, fue algo que venía quedando en el tintero”, comentó el artista que eligió tomas de los recitales que dio en Caras y Caretas y La Paila en agosto del 2015.

Un halo de melancolía sobrevuela el disco, donde se pueden apreciar temas inéditos como el pegadizo “Qué ando buscando “, la milonga “Luna de Montmartre” (un poema de Enrique Cadícamo de 1929 al que Prat le puso música), y “Belleza”, dedicado a su hija Vera y a la cámara web que “me permitió acompañar su crecimiento”.

En “No solo murga” contempla personales interpretaciones de “Imágenes paganas”, de Virus -definido por Prat como una “versión stone”-; y de “Romance para un negro murguero”, de Alfredo Zitarrosa, que cantó por primera vez en el 2012 en París y que ante el impacto emocional que causó en el público en ese momento, el músico decidió dejar registrada.

También se suman clásicos suyos como “Agua y diamante” y “Las pibas de Urquiza y Parque Chas”, que cuenta con la voz de Juan Subirá, de Bersuit Vergarabat.

Respetando la idea de “no traicionar el disco en vivo, tratando de no maquillarlo demasiado”, Prat contó que tuvo que dejar grandes temas afuera como es el caso de “Palabras para Julia”.

El hecho de haber regresado definitivamente a la Argentina colaboró para que su música se expandiera, llegara a nuevas generaciones, y a la vez profundizara su vínculo con muchos colegas que también tomaron parte de este disco, entre los que se cuentan integrantes de Bersuit, María Volonté, Julián Peralta (Astillero), Marcela Vigide (Moradores) o Vero Bellini (China Cruel), quienes lo acompañarán en el Caff.

“Uno respira las esquinas, saluda a la gente del barrio, lleva a su hija a los lugares donde iba de pibe, todo eso alimentó una manera de integrarse que uno necesitaba también”, agregó.

Si bien ya había cantado en el Caff en otras oportunidades, es la primera vez que lo hará en solitario, al frente de su propuesta. “Es uno de los poco lugares de Buenos Aires en el que no toqué, y es un espacio creado por músicos que se jugaron a hacer sus propias cosas al margen de lo que se vende”.

En “No solo murga” aparecen varias dedicatorias, entre los que aparece Juan Carlos Cáceres, uno de los grandes referentes de Prat, que murió el año pasado. “Hay cosas que tienen que ver con el dolor en el sentido más adorable, uno con esas cosas se sensibiliza mucho, e implica el compromiso de no bajar algunas banderas”, concluyó.