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La Maderosa: la inspirada consolidación del novísimo folklore
La Maderosa, terceto de cuatro integrantes que en la medianoche del viernes en la sala porteña del Café Vinilo repasó buena parte de su estupendo álbum debut “Grillerío” y mostró varias novedades, asoma como el gesto más consolidado de una suerte de novísimo folklore.
El conjunto que integran Bruno Moguilevsky, Alejandro Starosielski y Emilia Siede y que suma con rol protagónico a Pablo Favazza, reúne a músicos que promedian los 25 años y que recogen y releen con natural solvencia los aportes de grandes artistas que vienen construyendo nuevas posibilidades para el folclore y la canción popular.
La impronta desplegada por los fallecidos Chango Farías Gómez y Raúl Carnota y sostenida por nombres tan diversos y valiosos como los de Juan Falú, Liliana Herrero, Jorge Fandermole, Chango Spasiuk, Lilián Saba y Juan Quintero, por citar apenas a algunos, encuentra su cauce en La Maderosa.
Es que estos jóvenes músicos de sólida formación, recogen esa corriente alejada de la marea mediática y festivalera y se sostienen como una nueva y honda huella, para dotarla de unos aportes que asumen sin pedir permiso y con una desfachatez barnizada de talento.
La línea melódica asumida por el inspirado piano de Moguilevsky, la insondable guitarra que reflexiona en manos de Starosielski y el expresivo rigor de Favazza marcando el pulso desde la percusión, hallan un eco superlativo en la voz cantante de Siede para dar forma a un discurso que recoge tradiciones y se proyecta a partir de un diálogo claramente entablado con la vanguardia que renovó el abordaje folclórico.
Sobre ese territorio que viene a resignificar un legado leído con audacia y a contracorriente de lo establecido, La Maderosa grabó en “Grillerío” a otros nombres esenciales de esa corriente como el cordobés José Luis Aguirre (con la cueca cuyana “Pisando nubes” que abrió la velada y el huayno “Coyita” que la cerró en el bis) y el entrerriano Carlos “Negro” Aguirre (con la chacarera “Beatriz Durante”).
Y para ampliar el abanico, pasó por su tamiz el “Barro tal vez” de Luis Alberto Spinetta y la “Dulzura distante” de Fernando Cabrera, además de expresar a Liliana Herrero a través de Fito Páez con “Toda mi vida entera”.
Ese núcleo de vital alimento para la expresividad de la agrupación, se completa con dos férreas herencias: la de Atahualpa Yupanqui en “Chacarera de las piedras” y la de Polo Giménez con su bailecito “Viejo corazón”, que también merecieron otras lecturas.
En poco menos de una hora y media de concierto, los cuatro intérpretes arropados por un público bien predispuesto al viaje, también visitó dos obras del pianista incluidas en “Grillerío”: la estupenda zamba “Respirar el campo” y el gato instrumental “El concubino”.
Con la misma solvencia y frescura, la formación se animó a mostrar en distintos dúos algunas nuevas creaciones como la versión de “Noturna”, del guitarrista brasileño Guinga en yunta con Paulo César Pinheiro, la canción “Océano” (de Moguilevsky) y dos instrumentales de Starosielski: el gato “El equilibrista” y la preciosa cadencia de “Las gracias”, ambos a piano y guitarra.
Tras esa especie de recreo que promedió el recital, La Maderosa recurrió a “Beatriz Durante” y retomó el andar de vestir y desvestir la canción nativa desde donde parece estar en condiciones de hacer un aporte esencial al novísimo folclore y a sus infinitos afluentes.(Fuente:Telam)
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