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CORONAVIRUS

Cinco datos que preocupan a los expertos tras pasar la barrera de los 110.000 contagios de COVID-19 en el país

Los nuevos contagios reportados hoy por el Ministerio de Salud ascienden a 110.533 y la Argentina alcanzó así un número de casos diarios por millón de habitantes similar al Reino Unido. Cuáles son las cifras que siguen de cerca los especialistas

La tercera ola de COVID-19 llegó a la Argentina con la intensidad que se había visto lo hizo en otras partes del mundo: el promedio de nuevos casos diarios pasó de 2.105 el 6 de diciembre de 2021 a 59.794 con los números de ayer jueves, lo que representa un aumento de 2.740% (es decir, 27 veces más).

Según el último parte emitido por el Ministerio de Salud de la Nación, los nuevos contagios sumaron hoy 110.533, lo que eleva el total de casos confirmados en el país desde el inicio de la pandemia a 6.135.836 casos.

Entre las cifras que los especialistas miran de cerca se encuentra el índice de positividad, esto es el número de resultados positivos en relación con el total de hisopados, que indica si se está pudiendo encontrar adecuadamente a las personas infectadas en la población.

El número de positividad ascendió a 57,62 según el reporte de este viernes, lo que significa que más de la mitad de las personas testeadas dieron positivo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mirar esta variable para evaluar si la definición de caso sospechoso y la cantidad de rastreos de contactos es suficiente y sugiere mantenerla por debajo del 10%.

En opinión de la jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Ángela Gentile (MN 49908), “el hecho de tener una variante de tanta transmisibilidad, que si bien en general trae casos leves y moderados habla de la importancia de testear de manera adecuada”. “Tan alta positividad también nos dice que estamos pesquisando formas sintomáticas, pero muchas personas con síntomas muy leves o asintomáticos no están siendo detectados, por lo cual el número de casos podría ser mucho mayor”, señaló la especialista, para quien “claramente la incidencia de casos está en relación directa con lo que se está testeando y se debe tener en cuenta que los casos probablemente sean más”.

En la misma línea, el médico clínico y ex presidente de la Sociedad Argentina de Medicina, Luis Cámera (MN 51995) apuntó: “La positividad tiene que ver con la gran cantidad de casos y una cierta capacidad limitada de realizar testeos en el país”.

Para él, “superando el 30% no cabe duda que hay muchísima gente sin diagnosticar, así que aproximadamente el número de casos debe ser al menos el doble de los que se registran en forma real y concreta”. Por otra parte, reconoció que “muchos de los testeos se están realizando en los centros turísticos cuya capacidad es menor que si estuviesen en el AMBA o en las grandes capitales del país”.

Se sabe que el porcentaje de población vacunada probablemente explique los bajos números de internaciones y ocupación de Unidades de Terapia Intensiva (UTI). Y se sabe, además, que frente a variantes como Delta u Ómicron, contar con el esquema de vacunación completo hará la diferencia ante un eventual contagio.

Desde que comenzó la campaña de vacunación contra el COVID-19 en la Argentina, fueron inmunizadas en el país 78.733.031 personas. Según los últimos datos disponibles en el Monitor Público de Vacunación, el registro online del Ministerio de Salud que muestra en tiempo real el operativo de inmunización en todo el territorio argentino, de ese total 38.498.937 corresponden a la primera dosis, mientras que 33.292.978 personas recibieron ambas y completaron el esquema. Asimismo, 6.941.116 personas recibieron una dosis adicional de alguna de las vacunas disponibles, en el marco de lo dispuesto por las autoridades sanitarias.

Así, mientras que el 72% de la población argentina tiene dos dosis de alguna de las formulaciones autorizadas de emergencia contra el COVID-19 en el país, aun hay 5.408.250 personas que no recibieron la segunda dosis que completa el esquema inicial, y sólo el 15% recibió la tercera.

Para Gentile, “lo que está claro es que esta tercera ola causada por la variante Ómicron tiene menor letalidad, menor número de casos graves y menos internaciones”. “La impronta es una fuerte consulta ambulatoria en las guardias y concentración en los centros de testeo como se está viendo desde la Navidad”, describió la especialista, para quien sin embargo “ese no tiene que ser un dato que tranquilice porque a medida que aumenten los casos pueden aparecer las formas más complicadas de la enfermedad”.

Tenemos un 28% de población que está incompletamente vacunada o no vacunada y ese es un número relativamente alto en este contexto -evaluó Gentile-. Tenemos que seguir avanzando y apuntar a que el porcentaje de población vacunada completamente sea homogéneo y más elevado en todo el país”. “El ritmo de terceras dosis es lento pero en lo personal me preocupa más ese porcentaje que no completó el esquema básico de dos dosis”, remarcó.

Con ella coincidió Cámera, para quien “es un gran problema tener cerca de 6 millones de personas sin la segunda dosis”. “Afortunadamente en diciembre un buen grupo completó su esquema y es importante que a través del pase sanitario la gente comprenda que se tiene que vacunar”, destacó el especialista, y agregó: “La mayoría de los que no completaron su esquema son gente joven, entre quienes obviamente va a circular el virusCon la variante Ómicron, estar vacunado con una dosis equivale a una respuesta inmune de menos de un 30% por lo que es casi como si esa persona no estuviera vacunada”.

En ese sentido, para él, “es clave que toda la población esté vacunada con dos dosis; incluida la población pediátrica de tres años en adelante”.

Y sobre el ritmo de aplicación de terceras dosis en el país, Cámera consideró que “viene bien aunque hay distritos que aplican a más velocidad que otros”. “Es importante que las entidades rectoras pudiesen apurar el ritmo en esos distritos que van más lento. La vacunación libre en los mayores de 60 años como hizo la provincia de Buenos Aires me parece una iniciativa repetible en todos los distritos”, opinó.

 

Finalmente, las imágenes que reproducen los medios de comunicación de personas -adolescentes y jóvenes en su mayoría- participando de fiestas en los centros de veraneo sin barbijo ni distancia social alguna preocupan a los especialistas en el actual contexto epidemiológico.

Según Cámera, “el problema es que se perdió la cultura del uso del barbijo y ese es un error de dimensiones siderales”. “Según proyecciones internacionales de las que participo, usar el barbijo es 80% más útil en la prevención de casos y en disminución de la mortalidad que dar la tercera dosis”, enfatizó el especialista que asesora a las autoridades sanitarias nacionales.

Que Ómicron sea tan transmisible pero no esté causando formas tan graves y con 72% de gente vacunada con dos dosis crea una falsa sensación de seguridad, que llevó a abandonar los protocolos de cuidado -observó en tanto Gentile-. No se está haciendo énfasis en el uso del barbijo que a mi criterio tendría que usarse incluso en espacios abiertos, no se está recordando la importancia del lavado de manos, la distancia, la ventilación y todo lo que hemos ido aprendiendo, que sumado un poco al desgaste emocional se fue dejando de lado”.

Y tras asegurar que “en el personal de salud se están viendo formas muy leves en personas con tres dosis”, la especialista insistió en que “no hay que olvidar que las vacunas evitan las formas graves pero no la transmisibilidad”.

Para la experta en pediatría, “los contagios suben en los niños, primero porque obviamente el porcentaje de vacunados es menor en este grupo, que es alrededor de 40-42% en pediátricos y alrededor de 60% en adolescentes”. “Tenemos que apuntar a aumentar las tasas de vacunación en esos grupos porque obviamente el virus se transmite más fácilmente en población vacunada de manera incompleta o no vacunada”, aseguró, aunque sin embargo destacó que “en el Hospital de Niños no se observa un incremento sustancial de las internaciones y al igual que se venía observando, el patrón pediátrico es más de consulta ambulatoria, pero hay que estar atentos porque el riesgo no es cero y la población pediátrica cuenta con muy baja cobertura de vacunación”.

En la misma línea, para Cámera “es lógico que el virus vaya por los caminos donde le resulta más fácil transitar, que son los no vacunados, entonces la población pediátrica hoy aparece como un objetivo fácil para el SARS-CoV-2″.

“Hay datos discordantes respecto a la población pediátrica en la bibliografía internacional, pero en lo que hay consenso es que no sabemos si con la variante Ómicron tanto los niños como los adultos contagiados van a hacer síndrome post COVID a largo plazo -analizó-. Es evidente que la infección es mucho más leve y compromete menos los pulmones pero todavía no se sabe qué es lo que va a ocurrir con el síndrome post COVID y es un tema que preocupa si se tiene en cuenta la cantidad de contagios tan grandes que se están viendo en todo el mundo. Con casos que en los próximos dos meses van a superar los registrados en toda la pandemia esa es una preocupación que está latente”.

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