Miércoles 3 de Septiembre de 2025

Hoy es Miércoles 3 de Septiembre de 2025 y son las 16:16 - Estas escuchando LA FOLK ARGENTINA la radio del folklore desde Tigre Bs As Argentina / mail:[email protected] / twitter:@lafolkargentina / fan page:radio la folk

29/12/2024

Cuatro sobrevivientes cuentan el horror de Cromañón por dentro y definen a Callejeros, Chabán, Ibarra y la Justicia

Fuente: telam

Carla Ricciotti, Osvaldo Gómez, Nicolás Pappolla y Gonzalo Zamudio estuvieron la noche del 30 de diciembre de 2004 en el boliche de Once. Convocados por Infobae, contaron cómo escaparon del infierno y qué piensan sobre los principales responsables de la muerte de 194 personas y aquellos que los debían juzgar

>Los cuatro estuvieron el 30 de diciembre de 2004 en Cromañón. Los cuatro sobrevivieron al horror, cada uno de una forma diferente. Osvaldo, Nicolás y Gonzalo escaparon de los gases letales que esparcieron la inconsciencia, la desidia y la corrupción. Carla fue rescatada, inconsciente. Pasaron 20 años y en ellos, los recuerdos de la masacre del boliche de Once continúan. Son indelebles. Lo serán para siempre.

Nicolás, el más verborrágico de los cuatro, contó que llegó desde el barrio de Agronomía, y que “había logrado convencer a mis papás de llevar a mi hermano, que era más chico, tenía 15 años. Fuimos todos contentos, a ver una banda que nos gustaba, que nos hacía felices, a cerrar el fin de año. Callejeros estaba en un ascenso meteórico..”.

Osvaldo era de Villa Celina, la patria chica de Callejeros. Conocía a los músicos y al manager, Diego Argañaraz. “Mi relación con ellos era del barrio, era la banda del barrio que estaba creciendo, nuestro orgullo. Entramos sobre el final, en el intervalo de Ojos Locos y Callejeros. Nos quedamos en la parte de atrás. Cuando pasó todo esto yo estaba de espaldas. No vi nada. Y se apagó la luz y la gente empezó a querer salir. Yo me quedo quieto”.

Carla no era fanática de la banda, pero le gustaba. Vivía en Once junto a Luis, su novio. Ella recuerda cuando la media sombra comenzó a arder, y luego la guata a desprender el ácido cianhídrico que mató a las víctimas: “Me acuerdo sentir la explosión y ver el techo que se empezaba a abrir, pero no fuego. Y enseguida se cortó la luz. Le dije a mi novio que fuéramos para el baño, porque era irrespirable. Nunca había sentido esa sensación, ese olor y por suerte nunca más lo volví a sentir. Nos agarramos de la mano, hicimos tres pasos y me dijo ‘no, no puedo más’. Y se cayó. Me agaché y lo tanteé, había quedado como sentado, como en la esquinita de dos paredes. Lo abracé y me desmayé también. Eso es todo lo que recuerdo de Cromañón”.

Nicolás también pudo salir por sus propios medios. Para él, de aquella noche le quedó la solidaridad entre quienes intentaban escaparle a la muerte: “Todos los que estuvimos y todas las que estuvieron ahí, intentamos salir dándonos la mano los unos a los otros. Me parece que eso creo que es el mejor mensaje que podemos transmitir al explicar cómo salimos de ahí. Entramos siendo pibes felices, con sueños, con proyectos, con un montón de cosas y salimos, quienes gracias a Dios pudimos salir de ahí, siendo lo que pudimos”.

Gonzalo también se fue de Once a las cuatro de la mañana. Cuando llegó a su casa, su mamá baldeaba la vereda. Hace énfasis en quienes entraron una y otra vez a rescatar gente que había quedado atrapada. “Me parece que es importante contar que el 40% de los pibes fallecidos fueron los que volvieron a entrar. Habla sobre lo que era el rock, la cultura de la gente que seguía no sólo a Callejeros, si no a toda esa movida. Son las cosas con las que hay que quedarse”.

Osvaldo llegó a Villa Celina y fue al único lugar del barrio donde sabía que todos los que llegaban desde Once iban a ir: la sala de ensayo de Callejeros, sobre la calle Barros Pazos. “De ahí salíamos siempre, en micros, en auto o nos juntábamos diez pibes y nos íbamos a tomar el bondi hasta donde sea. Volvimos, les informamos lo que habíamos visto, lo que había pasado con Gastón García, con el Bore y ahí estaba el hermano, Gustavo... Después de eso fuimos para casa”

A Carla la rescató uno de esos chicos que volvieron a ingresar. Despertó recién el 13 de enero en el Hospital Fiorito de Avellaneda, toda intubada. “No entendía nada. No sabía dónde estaba. No me acordaba de nada. Pasaron varios días hasta que me contaron lo que había pasado. Me dieron de alta el 19, con traqueostomía y todo”. Recién entonces supo que Luis, su novio, había muerto allí en Cromañón. “Nunca supe quién nos sacó. Como estábamos en el primer piso, siempre pensé ‘hasta que llegaron hasta ahí, si entraron por abajo, tardaron un montón, con todas las trabas que había, la gente y los cuerpos’. Y empezaron a sacar a los que estaban abajo, hasta que descubrieron que había un primer piso con más gente. Y si entraron por el techo de al lado, donde hicieron un boquete, habrán tardado un montón también. Así que no sé, no fue, no me tocó, no era mi día”

La banda de Villa Celina, que no pudo terminar ni siquiera el primer tema esa noche, cuyos integrantes perdieron familiares que estaban entre el público y fueron presos, tuvieron su vuelta el 21 de septiembre de 2016. Esa fue la fotografía elegida para que los definan:

Nicolás Pappolla: “A mí, puntualmente esta foto me trae a la cabeza haber cerrado una etapa. Yo estuve en Córdoba, en el Chateau. Fui con todos mis amigos, me acompañó mi mamá también. Yo necesitaba ese recital. Desde el punto de vista musical, para mí, de las mejores bandas que que me tocó escuchar. Lindos recuerdos. Me quedo con eso. Creo sí que tienen su cuota de responsabilidad en lo que sucedió, pero no creo para nada que sean los principales culpables”.

Osvaldo “Ova” Gómez: “Yo veo un recital muy emotivo, algo que tenía que cerrar. Los chicos de Celina y los que fuimos en micro nos pasamos casi todo el show llorando. Callejeros, si los miro así, son una banda de amigos del barrio, que cada uno tocaba un instrumento y llegaron donde llegaron. Después pasó lo que pasó. Eso ya es un tema mucho más amplio, pero en sí, amigos del barrio que nos conocemos hace mucho, que hoy por hoy puedo escribirme con algunos de ellos. De chicos crecimos viendo a estos pibes, fuimos felices viendolos y nos tocó esta vuelta, esta jugada chota de la vida”.

Era el manager de Cromañón, el que recibía órdenes directamente del dueño del predio, Rafael Levy. Un personaje de la década del ‘80 que se reinventó varias veces, creó lugares emblemáticos para el rock y el under como el Café Einstein y Cemento. Cromañón marcó su final como empresario. Estuvo preso y murió en diciembre de 2014.

Nicolás Pappolla: “De los privados, considero que es el mayor responsable, porque, entre otras cosas, fue una decisión de él haber puesto un candado en la puerta de emergencia de seguridad, no haber colocado los aislantes ignífugos que hubiesen evitado la cuestión del monóxido y demás. Creo también que no deja de ser una figura que me parece que dio un aporte, más que a la cultura, a la contracultura. Cemento era un espacio donde algo sucedía, ¿viste? Y que eso no se pudo volver a recuperar”.

Osvaldo “Ova” Gómez: “Si bien alguno lo puede apuntar con el dedo, creo que hoy no hay un Omar Chabán en la cultura musical. Fue una persona que ayudó a muchísimas bandas, que tuvo esto que le pasó, que no fue poco, fue uno de los responsables más grandes. Si bien creo que todos tenemos un poco de responsabilidad, él, entre otras, fue la persona que podía haber evitado esto”.

Gonzalo Zamudio: “A mí ya no me genera nada. Creo que reconocer su aporte al rock, a la cultura en general, es válido y necesario. También creo que no alcanza. Una cosa no quita la otra”.

Era el jefe de gobierno porteño. Luego de la masacre, fue destituido de su cargo con un juicio político de la Legislatura. Sin embargo, dos veces, en 2011 y 2015, fue votado como legislador de la Ciudad de Buenos Aires.

Nicolás Papolla: “Es uno de los que mayor rechazo me genera por varias cuestiones. Lo primero que hizo este señor, cuando las familias estaban buscando a sus hijos en los hospitales, nosotros estábamos buscando a nuestros amigos o yendo a las morgues y demás, se juntó con los empresarios de la noche. Nos enteramos que cerca del 70% de los bares y boliches no estaban en condiciones. Entonces, dejemos de nombrar a Cromañón como una tragedia, como si fuese algo inevitable y empecemos a decir que Cromañón fue una masacre con responsables concretos, porque se pudo haber evitado, porque si los funcionarios de este señor hubiesen hecho bien su trabajo, la noche del 30 de diciembre de 2004 Cromañón tendría que haber tenido una faja de clausura”.

Gonzalo Zamudio: “Es inexplicable como este tipo haya sido sobreseído, porque si vos me decís que atravesó el juicio y después pasó... !Sobreseído! No se entiende la verdad. O sí, sí se entiende perfecto,¿no? Es irónico. Pero eso es increíble, era la cabeza del estado... pagó muy poco él y la política en general”.

Osvaldo “Ova” Gómez: “No siento que hubo justicia, sobre porque había políticos y funcionarios públicos en el medio. Es muy difícil pelear contra eso, pedir justicia en esos temas”.

Nicolás Pappolla: “Una justicia lenta, que no solo nos pasa a nosotros, pasa en líneas generales: 20 años para tener una sentencia en una demanda civil. El otro día nos contó una compañera que le salió una demanda civil a una sobreviviente. Este año, 20 años después, cobró 500 mil pesos, menos el 30 por ciento que le tenía que dar el abogado, fueron 350 mil pesos por la demanda civil”

Fuente: telam

Compartir