Sábado 20 de Abril de 2024

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Ciencia argentina para el mundo: cómo trabaja uno de los laboratorios que exporta vacunas antiaftosa

El Laboratorio CDV exportó las primeras dosis contra este virus a Indonesia para sofocar un brote que apareció allí, recientemente. Con flexibilidad de procesos aspiran a abastecer ese mercado por 10 años más.

El brote del virus de la aftosa en la producción bovina en Indonesia, en el sudeste asiático, despertó las alarmas sanitarias globales en el mes de mayo. En la memoria reciente todavía está presente la propagación del COVID-19 que, rápidamente, dio la vuelta al mundo.   Indonesia es el cuarto país más habitado del mundo. Ellos, luego de más de 30 años sin aplicar vacunas antiaftosa, debieron encontrar una rápida solución que les permitiera hacerse de los insumos y la asistencia técnica para enfrentar el gran desafío de controlar este brote. Tienen un rodeo de 17.000 millones de cabezas, distribuido en 17.000 archipiélagos con, aproxidamente, 7 millones de unidades productivas. Inabarcable, rápidamente.   Por ello, recurrieron a la ayuda global de países líderes en ganadería y que pudieran dar una respuesta. De esta forma, Argentina ya logró enviar un primer cargamento de vacunas a ese país del sudeste asiático y, “Laboratorio CDV” fue uno de los elegidos para ese objetivo.   “Estas producciones no se acomodan de un día para el otro. Una producción de vacunas antiaftosa, con una determinada cepa viral, implica 3 a 4 meses de trabajo. En nuestro caso, tuvimos que tomar una rápida decisión de producción y en dos meses enviamos el producto en el formato que necesitan”, reconoce Juan Roô (Ver Foto), gerente general del Laboratorio, a Infocampo a una visita a la planta de Pilar.

CDV ya exportó 1,25 millones de dosis de vacuna bivalente, sobre un plan de 7 millones hasta fin de año.

De acuerdo a lo que explica Roô, la planta de Pilar está preparada para manejar cepas exóticos del virus, con un nivel de seguridad 4, el más alto estándar.

En el caso de la exportación a Indonesia, se trabajó con un banco de variantes que tienen disponible y se manipuló la cepa “O”. La fabricación bivalente estuvo basada en la variante “O-1 campos” más un refuerzo de “A24”.

A partir de este brote, se abre un horizonte muy interesante para el laboratorio que fabrica, tanto vacunas para bovinos como para peces, ya que los indonesios deberán aplicar vacunación para la próxima década. En este caso, el registro para los primeros tratamientos fueron de emergencia, aunque el laboratorio argentino ya presentó toda la documentación para conseguir el acceso definitivo al mercado.

Según datos del gobierno de Indonesia, hasta inicios de agosto la enfermedad afectó a más de 455.000 cabezas de ganado en 23 de las 37 provincias del archipiélago, provocando la muerte de 4.720 animales y la de otros 7.561 que debieron ser sacrificados.

NUEVO LABORATORIO

Entre los aspectos que destacó Roô está que CDV es una empresa flexible que puede ofrecer un solución y un servicio, un aspecto fundamental sobre la asistencia que también están brindando en Indonesia para que el plan de vacunación sea efectivo.

“Para nosotros son clave la tres ‘V’, que implican vacuna, vacunador y vacunado porque si tengo la mejor vacuna y no la saben aplicar, no sirve”, destaca. A lo que agrega que, en Indonesia, el animal no tiene el ejercicio de la inmunidad, ni tampoco el ejercicio de los veterinarios, vacunadores, ni tampoco los productores. ¿Hay riesgo de que el virus se transmita? “Sí, mucho”, advierte.

Por eso, en Australia la preocupación es grande. “En Argentina, estamos cubiertos, aunque en el resto de esta región de Cono Sur están empezando a dejar la vacunación contra la aftosa por la presión de los productores de otras cadenas. Eso es más preocupante que lo que suceda en Indonesia”, reconoce.

Laboratorio CDV está creciendo y para inicios de 2025 planea inaugurar una nueva planta de 10.000 metros cuadrados, más del doble que la planta II (con 4.700 metros cuadrados), desde donde salieron las vacunas antiaftosa.

“Será una fábrica sostenible, verde, con procesos integrados, tendrá un nivel de bioseguridad 2 y fabricará 280 millones de dosis por año”, describe sobre la planta que se empezará a construir entre octubre y noviembre y significará una inversión de 60 millones de dólares.

Asimismo, la planta tendrá un estándar “PIC’s”, que se trata de un esquema de cooperación sanitario europeo-japonés que abarca todas las normas mundiales de calidad. “Alcanzar esta normativa no existe en Latinoamérica y necesitaremos de 5 años de entrenamiento del personal para alcanzarlo”, resaltó.

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