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La figura de Salgán, en pianos, se adueñó del Festival de Tango
La figura de Horacio Salgán, el piano por excelencia de la historia del tango, es este año el centro de numerosos homenajes, a raíz del centenario de su nacimiento (y, ahora, su reciente deceso); de ellos sobresale, por cercanía afectiva, por afinidad musical, por ajenidad a toda especulación, el que realizaron anoche Nicolás Ledesma e Hilda Herrera en el Festival de Tango de de Buenos Aires.
Ledesma, pianista por años de la Orquesta de Leopoldo Federico, se formó en su juventud con Horacio Salgán; Herrera, emparentada con el universo del folclore, que sin embargo trasciende, se ocupó en tocar en muchos foros no ya un "lado B" del repertorio del maestro, sino –para ser preciso- un repertorio que sencillamente no es tocado en ningún ámbito. Un testimonio a partir de partituras que le legó el propio Salgán.
"Recuerdo la Buenos Aires de principios de los '80 en la que, de joven, viajaba de La Pampa a Buenos Aires sólo para tomar una clase con Horacio y luego volver. Creo que hay una sola forma de homenajearlo para mí, que es estudiar todos los días en el piano, como hacía él", afirmó Ledesma, que conoció al fallecido pianista en una visita que este hizo a La Pampa en una gira, en la que su familia le prestó el piano para el concierto.
Ledesma interpretó anoche en la Sala de Cámara de la Usina del Arte tangos propios, versiones de algunos clásicos y "De uno a cien", una composición a modo de reacción ante la muerte de Horacio, ocurrida el viernes 19.
Herrera continuó la breve presentación de Ledesma con un repertorio que, sin embargo, eludió las citas directas a Salgán. "No estoy yo, todavía, en condiciones de tocarlo. Son muy recientes los hechos", dijo y entregó dos sutiles versiones de tangos gardelianos.
"Yo venía del folclore y por mucho tiempo no me animé al tango. Pensaba que el tango no estaba pensado para el piano solo. Claro, hasta que escuché a Horacio. Recuerdo la primera vez que me hicieron escuchar 'Ojos negros'; yo no sabía quién era, ahí todo cambió", dijo.
"No había entonces mujeres solistas de piano en el tango. Cuando me elogiaban me decían 'toca como un hombre'. Me costó quebrar esa barrera. Pero a la vez estaba la musical, porque el tango que yo escuchaba, en Córdoba, era un tango de los cantores, y me parecía que no se podía llevar eso al piano. Pero lo escuché a Salgán y me enamoró. Me enamoró el despliegue del tango en el piano", afirmó.
Finalmente, en versión de piano a dos manos, Herrera y Ledesma cerraron su actuación en la Usina del Arte con la invocación directa de la música de Salgán. Relució la interpretación del "Vals a una mujer".
El concierto fue parte del ciclo "Celebración Salgán", modelado por Gabriel Soria y Esteban Falabella, en el que 18 pianistas abordaron, con diferentes enfoques, la obra del fallecido músico. Queda al menos una sensación de extrañeza por el formato de los espectáculos del Festival, que duran entre 40 minutos y una hora, que no encuentra excepción ni ante la convocatoria de dos músicos como los que ayer ocuparon la Sala de Cámara.
El Festival y Mundial de Tango, que concluirá el 31 de agosto, cerrará hoy su serie de homenajes a Salgán con la presentación del Quinteto Real, dirigido por César Salgán, desde las 19 en el Auditorio de la Usina del Arte (Caffarena y Pedro de Mendoza), con la presencia, además de Carlos Corrales (bandonéon), Julio Peressini (violín), Esteban Falabella (guitarra) y Juan Pablo Navarro (contrabajo).Mariano Suárez (Fuente:Telam)
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