Miércoles 10 de Septiembre de 2025

Hoy es Miércoles 10 de Septiembre de 2025 y son las 07:37 - Estas escuchando LA FOLK ARGENTINA la radio del folklore desde Tigre Bs As Argentina / mail:[email protected] / twitter:@lafolkargentina / fan page:radio la folk

INFORMACION GENERAL

El vino, la canción y la medida justa

El 9 de septiembre de 1999, en la Fiesta del Vino Torrontés en Cafayate, Salta, aparecía una obra singular: El Cancionero del Vino, del escritor Ariel Petroscheli. En sus páginas quedaron reunidas canciones como Zamba del Vino, Amaneciendo en Cafayate, Animaná, Las viñas de Perdiguero, Angastaco y La pregunta es para el vino, varias de ellas musicalizadas por Ismara.

Un cancionero que no fue solo un libro, sino también una declaración cultural: darle al vino un espacio poético y musical dentro de la tradición popular.

Porque el vino, al igual que el mate, tiene algo profundamente humano: se comparte. No se bebe en soledad, se brinda en compañía. Es excusa para la reunión de amigos, para la mesa familiar, para la celebración.
El vino es memoria, identidad y raíz.

No por casualidad Jesús lo eligió como signo. En Caná, lo transformó en vino para que la fiesta continuara. Y en la última cena, lo consagró como su sangre, en el misterio de la transustanciación. Desde entonces, el vino es también símbolo de unión y de eternidad.

El vino Torrontés de CafayatePero toda luz proyecta sombra, y el vino en exceso puede volverse motivo de desunión. Cuántas familias se han roto por el abuso de la bebida. Lo supo José Hernández, que en el Martín Fierro escribió:

"Es siempre, en toda ocasión,
el trago el peor enemigo.
Recuérdelo con cariño
y tómelo con cuidado.
Aquel que ofende embriagado
merece doble castigo."

El vino, como la música, necesita medida. Con respeto, es cultura, compañía, encuentro. Sin ella, puede ser ruina y desencuentro.

Tal vez ese sea el verdadero sentido de aquel Cancionero del Vino de Petroscheli: recordarnos que la copa, al igual que la canción, está hecha para compartirse y unir, no para separar.
Porque el vino no se mide en copas vacías, sino en los momentos vividos. No se cuenta en litros, sino en brindis, en charlas, en memorias compartidas.

Hoy, al recordar aquella aparición de 1999, vale levantar simbólicamente la copa y decir: que nunca falte el vino, pero que tampoco falte la medida; que nunca falte la música, pero que tampoco falte el respeto.

Carlos Lucentti – Estación Urbana 97.5

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!