En Cosquín 2015 tres momentos inolvidables de una segunda luna nostalgiosa y bien cordobesa
Los Huayra regresaron tras dos años al festival y Víctor Heredia rescató algunas gemas de su repertorio. Pero la segunda jornada nos regaló el homenaje al Chango Rodríguez, la generosidad de Paola Bernal y Los Cuatro de Córdoba "sinfónicos". Silbidos para la intendenta.
La seguna luna de este Cosquín 2015 no quedará en la memoria por su convocatoria (hasta que se abrieron a las puertas después de las 2, el marco era apenas discreto) ni por el regreso de Los Huayra al festival después de dos años de ausencia. Sino por los bellos momentos que brindaron, cada uno a su manera, Los Cuatro de Córdoba junto a la Filarmónica, Paola Bernal con sus invitados y el homenaje al Chango Rodríguez de parte de la Delegación de la Provincia.
Vamos por partes. El estreno del segmento sinfónico con los invitados de honor, en este caso Los Cuatro de Córdoba, fue de los más emotivo. Una institución de la música popular cordobesa recreando grandes clásicos de su repertorio secundados por la denominado Filarmónica del festival bajo la dirección del maestro Julián Navarro fue un verdadero lujo por este Cosquín un tanto devaluado.
Consagrada sin premio
Más destacado fue lo de Paola Bernal, quien se brindó entera en su homenaje a Violeta Parra y le dio espacio a distintos artistas que por disntios motivos no fueron programados en el escenario, pero que sin dudas merecen su lugar. Primero fue el riojano Pancho Cabral y luego el humahuaqueño Bicho Díaz, además de la bailarina Belén Ghioldi.
El cierre fue junto a tres cordobeses: Mery Murúa, Juan Iñaki (en otra de las desprolijidades previas, había sido anunciado cuando se publicó la primera grilla hace unos meses, aunque luego fue borrado) y José Luis Aguirre, presentando un tema inédito titulado Los pájaros de Matalía, en honor al olvidado poeta. "Para que vuelvan los poemas y las canciones a la plaza, de mi garganta cantora brota el ahora", exigieron, mientras Aguirre recitaba verdades que inquietaron a más de uno. Claro, ningún aplauso fue suficiente. Ese instante terminó de consagrar a Bernal en el festival, aunque seguramente el premio se lo lleve otro.
Homenaje y silbidos
Lo de la Delegación de la provincia homenajeando al Chango Rodríguez a poco de cumplirse 100 años de su nacimiento, fue otro momento inolvidable que no fue opacado por algunos desperfectos en el sonido. Primero fue Mery Murúa con De mi madre, que casi al mismo tiempo era coreografiada con aires de liberación por el grupo de danza Casuarina en la peña de Paola Bernal. Luego, Hernán Garaballo entonó De Simoca, Liliana Rodríguez hizo lo propio con Vidala tengo una copla y Martín Oliva le puso su color a Luna de Tartagal en una versión con exquisitos arreglos de bossa nova a cargo del Horacio Burgos Trío.
Para el final llegó el reconocimiento a Lito Soria, histórico compañero del Chango, quien demostró que su voz sigue intacta a pesar de los años y rompió el libreto con sus aplaudidas intervenciones. Incluso, afrontó con frescura los silbidos que recibió la intendenta Rosana Adaglio al entregarle la correspondiente plaqueta.
El arranque con Víctor Heredia
"Tengo esa nostalgia de domingo por llover", cantaba Víctor Heredia promediando su show en el arranque de la segunda luna de este Cosquín 2015, pintando un poco el paisaje que se vivía en la Próspero Molina pasadas las 22. Una luna borrosa se imponía enfrente al escenario sobre una plaza a medio llenar, que añoraba esos arranques con marcos de público mas abundantes.
Además del citado Bailando con tu sombra (Alelí), que recientemente grabó Abel Pintos, Heredia hizo un interesante rescate de canciones poco revisitadas de su vasto repertorio: Sube, sube, sube (grabada por Mercedes Sosa en la década de 1980),Dulce madera cantora, Para cobrar altura (la zamba que cantó en su primera actuación en el festival cuando fue premiado como revelación en 1967) y El adiós, sobre un poema de Atahualpa Yupanqui. El cierre fue con un deseo de una Argentina en unidad y los infaltables himnos, Sobreviviendo y Todavía cantamos.
Más allá del escenario
La latente amenaza de tormenta seguía en pie. Esa misma que ya había apurado la retirada de la multitud que sació sus ganas de río en una sofocante jornada. En el gris atardecer, una leve brisa fresca nos recordó la palpable diferencia que todavía se siente entre estar al pie de las sierras y en la gran ciudad. Mientras tanto, la avenida San Martín se convertía en la clásica peatonal y comenzaba a poblarse con bastante rapidez: la gente va y viene en Cosquín, más allá de lo que pase en el gran escenario.
Uno de los lugares siempre recomendable y que este año sigue estando a la altura de las circunstancias es la Feria de los Artesanos. La carpa de los luthiers, como es costumbre, es una de las más visitadas. Es reconfortante ver cómo los curiosos y sobre todo los chicos se acercan a probar los instrumentos; si toman coraje y si el bolsillo acompaña, tal vez se llevan un gran recuerdo del festival. Y si siguen con envión, se cruzan al stand de enfrente, el de Nuestra Música y pueden agenciarse un libro para aprender a tocar o un disco de esos que no se encuentran en cualquier lado.
En diagonal a los Artesanos está la escuela Julio A. Roca, en la que se ultimaban los detalles para una nueva edición del Encuentro de Poetas con la Gente, que en la apertura de este lunes tendrá un homenaje a Juan Gelman, con proyecciones y recitales poético-musicales a cargo de Sara Mamani, Adriana Tula y José Ceña, entre otros. En los días sucesivos habrá otros homenajes, un jueves dedicado a la música infantil coordinado por el Momusi (Movimiento de Música para niños) y la presencia de algunos músicos cordobeses como Mario Díaz y Lucas Heredia.
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